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Más allá de la química

La empatía entre los presidentes Álvaro Uribe y George W. Bush fue evidente durante la visita del mandatario colombiano. Pero no es suficiente para ocultar los problemas de fondo.

14 de junio de 2006

La química entre Álvaro Uribe y George W. Bush durante la visita relámpago del presidente colombiano el miércoles en Washington fue evidente. No faltaron las sonrisas, los abrazos y los elogios de parte y parte.

El presidente Bush le confesó a Uribe que envidiaba su amplia votación en las pasadas elecciones y le manifestó su admiración por “la labor que ha venido desarrollando a favor de la democracia, los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo y la búsqueda de la paz”. Y el presidente Uribe, por su parte, le agradeció “su amistad y su consejo permanente”, a la vez que reconoció los grandes retos que tienen ambos países por delante.

Pero más allá de las sonrisas y del protocolo, fue evidente que la relación no es sólo un jardín de rosas. Se vieron las espinas.

Para comenzar, el periódico The Washington Post, que en la última visita no había ahorrado elogios para Uribe, esta vez lo recibió con una dura columna de opinión escrita por Harold Meyerson. Titulada “Ratificando la muerte en Colombia”, el columnista recomienda no firmar el Tratado de Libre Comercio con Colombia por las muertes de sindicalistas y la impunidad en que han quedado estos crímenes.

Varios congresistas demócratas le hicieron estos mismos cuestionamientos a Uribe. El presidente se esforzó por demostrarles con datos concretos cómo las muertes de sindicalistas han bajado drásticamente en los últimos años y cómo el TLC contribuirá a su protección. Sin embargo, el reciente anuncio de la Organización Internacional del Trabajo de que creará una oficina permanente en Colombia y un crítico informe que dará a conocer en los próximos días la unión sindicalista de E.U. en el que dirá que Colombia es el país más peligroso del mundo para los sindicalistas, permite anticipar que el tema de los derechos de los trabajadores se convertirá en un obstáculo adicional para el ya difícil trámite del TLC en el Congreso de E.U.

Por otra parte, el presidente Bush fue menos explícito de lo que se deseaba en cuanto al impulso que le dará al TLC en su país. Uribe esperaba convencerlo de que restringir la exportación gringa a Colombia de trozos de pollo y carne de vacas mayores de 30 meses no acabará la economía norteamericana. “Será una prueba para la especial química personal y política de los dos líderes, cuyas prioridades en esta área son diametralmente opuestas en esta coyuntura”, advirtió la revista Semana en su última edición (ver artículo). “Para Uribe, el TLC es tan fundamental, que lo defendió contra viento y marea durante su campaña de reelección, a pesar de ser impopular. Y al vencerse las preferencias andinas (Atpdea) al final de 2006, necesita que el TLC se firme rápido y el Congreso lo apruebe antes de final de año. Bush, en cambio, preferiría hablar de cualquier cosa menos que de TLC antes de las elecciones de noviembre”.

“Enviaré el tratado al Congreso una vez esté listo, y espero que los miembros de los dos partidos entiendan la importancia de un Tratado de Libre Comercio con un aliado vital para nosotros”, dijo Bush, al concluir su encuentro con Uribe. “Aún tenemos algunos detalles en los que debemos trabajar, pero estamos comprometidos en superarlos y tener el Tratado tan rápido como sea posible”, afirmó.

Uribe se reunió en la tarde con la representante comercial, Susan Schwab, para discutir los detalles del TLC, que han impedido que este tratado sea una realidad, a pesar de que hace cuatro meses se anunció como un hecho concluido. Quedó concretada, además, una reunión entre los grupos técnicos de ambos países para el miércoles de la semana entrante en Washington.

Después de almorzar con los intelectuales Francis Fukuyama, autor del “Fin de la Historia” y el columnista y escritor Thomas Friedman, se reunió con congresistas repúblicanos y demócratas, así como con la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice.

Estas reuniones con senadores eran claves para el gobierno colombiano, puesto que la Cámara de Representantes acaba de aprobar en el presupuesto del 2007 640 millones de dólares en ayuda a Colombia. Pero ahora falta el trámite en el Senado. Y varios congresistas demócratas han radicalizado su discurso en el tema de los derechos humanos y en particular frente al Ejército, después del episodio reciente de Jamundí.

El presidente Uribe presentó las medidas tomadas por la Fiscalía, y en particular la decisión de sacar el caso de la justicia penal militar, que ayer se anunció que será reformada. Mientras se resuelve el asesinato del cuerpo elite antinarcóticos por parte de un comando del Ejército en Jamundí, Valle, hace dos semanas, el Congreso de E.U. tiene retenidos 12, 5 millones de dólares de ayuda al Ejército, lo cual podría explicar en parte la celeridad de las investigaciones. Las denuncias de la penetración paramilitar en el DAS bajo la dirección de Jorge Noguera también fueron aprovechadas por los congresistas para cuestionar al Presidente, así como la efectividad real del Plan Colombia.

Sobre este punto, Uribe reconoció que los logros en erradicación de cultivos de coca y amapola no han sido los esperados, con lo cual le estaría dando la razón por primera vez a los datos de erradicación de la Casa Blanca, en un principio controvertidos por el Ministro del Interior, Sabas Pretelt.

Estos cuestionamientos harán más difícil el trámite de esa ayuda en el Senado, especialmente la aprobación de la enmienda del representante Jim Kolbe, que le permitiría a Colombia beneficiarse del Fondo de Apoyo Económico que Estados Unidos estableció para sus más cercanos aliados como México, Israel y Egipto. A diferencia de los recursos del Plan Colombia, el desembolso de esta asistencia no está atado al desempeño en la lucha contra el narcotráfico o a otros condicionamientos (ver artículo relacionado). Pero pocos dudan que la plata se desembolsará. Uribe sigue siendo el mejor aliado de Bush en una región que se ha vuelto antiyanqui. Y eso lo reconocen todos en Estados Unidos.