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Esta imagen, tomada el 10 de julio de 2008, muestra al ingeniero Oleg Konokano haciendo una caminata espacial en la Estación Internacional. (Foto: AP)

Aniversario

Medio siglo de la NASA

La agencia espacial estadounidense que hizo historia cuando llevó el hombre a la luna, llega a su quinta década con dificultades.

29 de julio de 2008

“Ninguna agencia federal en el mundo ha tenido un impacto tan profundo en la ciencia y la tecnología ni ha tenido un influencia tan duradera en la imaginación del público”. Con esa afirmación, Erika Wagner, científica del Massachussets Institute of Technology definió para Semana.com la importancia de la NASA, la agencia espacial de Estados Unidos que hoy, 29 de julio, cumple medio siglo.

Creada por el presidente Dwight Eisenhower, la NASA surgió como una respuesta a las actividades espaciales de la Unión Soviética, principal rival de los estadounidenses durante la Guerra Fría. Ese país había lanzado poco antes el satélite artificial Sputnik y Estados Unidos no se podía quedar atrás.

Desde entonces, la agencia se ha convertido en una institución central en Estados Unidos. Momentos históricos como la llegada a la Luna en 1969, la instalación del telescopio Hubble y los desastres de los transbordadores espaciales Challenger y Columbia han sido seguidos minuto a minuto por el mundo entero.

Hoy, el pasado glorioso de la NASA contrasta con un presente lleno de incertidumbres. Por un lado, las actividades de la agencia espacial no están del todo claras para el común de los estadounidenses. El administrador y máxima autoridad de la entidad, Michael Griffin, afirmó en un discurso el año pasado que “cuando se le pregunta a alguien qué hacemos, más allá de la amplia categoría de ‘espacio’ no están muy seguros. Y cuando se les pregunta sobre nuestros planes, lo están aún menos”.

Esta incertidumbre se debe, según contó a Semana.com Steven Dick, historiador jefe de la NASA, a que la agencia “tiene que competir con muchas otras cosas que están pasando ahora. Por eso la gente no reconoce los beneficios que tiene el programa espacial, como los satélites para el clima o para las comunicaciones”.

Pero hay otro factor. Estados Unidos ya no se encuentra en una carrera espacial como en la Guerra Fría y ese escenario ha cambiado para favorecer la cooperación internacional. Por eso, las misiones espectaculares para demostrar superioridad han dado paso a un ambiente en el que no hay urgencia, y esto se traduce en la indiferencia del público.

La aceptación de la NASA en Estados Unidos es alta. No sólo por la fuerte carga política de cada una de sus actividades, sino también porque, en promedio, cada estadounidense contribuye 15 centavos de dólar diarios a las actividades de la agencia, que dispondrá de 19.000 millones de dólares para el año fiscal 2009.

A pesar de la exorbitante cifra, la distribución del dinero entre los programas científicos y de exploración se ha convertido en un problema para la NASA. No hay que olvidar que la agencia se mueve tanto en el plano científico como en el político. El presidente del Subcomité de Espacio y Aeronáutica de la Cámara de Representantes, Mark Udall, ha reiterado en varias ocasiones que “si no se invierte adecuadamente en la NASA ahora, es poco probable ver un récord de logros comparable en las siguientes cinco décadas”. Este problema ha generado un intenso debate sobre las prioridades que debe tener la agencia en el futuro cercano.

En especial, el proyecto de volver a la Luna, anunciado por el presidente George W. Bush en 2004, ha generado controversia. Los científicos consultados por esta revista coinciden en que es necesario como un paso para llegar a Marte y también para conocer áreas inexploradas del satélite. Pero también admiten que el dinero se está quedando corto y que las dificultades surgen porque la agencia “tiene que justificar sus proyectos por sus propios méritos, como algo que Estados Unidos debería hacer por sí mismo, y no porque sea necesario vencer a otro país”. Así afirmó Jonathan McDowell, investigador del centro Smithsonian de Astrofísica de la Universidad de Harvard.

Y en este caso, la historia de la NASA se ha convertido en una carga para los planes de la agencia en el siglo XXI. Acostumbrados a grandes proezas, los ciudadanos no entienden del todo la faceta actual de la agencia. Los políticos, que antes la financiaban para demostrar el poderío mundial de ese país, tampoco están muy convencidos de dar más dinero. Es el peso de medio siglo glorioso que recae sobre una de las instituciones más importantes de Estados Unidos.