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Monseñor Jaime Prieto, Obispo de Barranquebermeja, en entrevista con Semana.com durante la última Asamblea Plenaria en la Conferencia Episcopal.

Llamado a la reconciliación

“Miremos lo que nos une y dejemos las diferencias”: La iglesia

La Iglesia Católica rechaza rotundamente cualquier forma de violencia. Esta será su consigna durante la próxima marcha del 4 de febrero, a la que también asistirá.

1 de febrero de 2008

Durante la Asamblea Plenaria de Obispos, que ha tenido lugar en la Conferencia Episcopal, monseñor Jaime Prieto, obispo de Barrancabermeja, le habló a Semana.com sobre su reconocimiento a los jóvenes por la gran convocatoria hecha.

“Es un gran avance que la juventud colombiana tenga la capacidad de hacer una convocatoria masiva utilizando medios virtuales como Facebook”.

La Iglesia apoya la marcha y la considera una acción política en pro de la búsqueda de la paz. Precisamente por esta razón debe estar impregnada de pluralismo y tolerancia. “Miremos lo que nos une y dejemos de lado nuestras diferencias”, agregó monseñor Prieto.

En la Asamblea Plenaria, la Iglesia invitó a todos los colombianos a unirse a la movilización del lunes 4 de febrero. Esta es una manera pacífica de expresar el rechazo al secuestro y de luchar por la paz.

La consigna que los distingue es un “NO rotundo a la violencia, al secuestro, a la violación de los derechos humanos, al terrorismo, al maltrato y a cualquier forma de atentar contra el ser humano”. Frente esto, proclama un SÍ a un nuevo estilo de vida, que sea incluyente, en el que quepamos todos y haya lugar al desarrollo de todas las personas con justicia social.

“La marcha es una manera positiva y pacífica de oposición, y como Iglesia nos comprometemos a seguir incentivando la sensibilización de los ciudadanos”, afirmó Monseñor, quien piensa que sólo una sociedad reconciliada logra alcanzar la paz.

Además de asistir a la marcha “Un millón de voces contra las Farc”, convocada por Facebook, la Iglesia asegura que seguirá orando con la comunidad, pero que, además, continuará la búsqueda de alternativas que permitan un acercamiento entre el gobierno y los grupos armados. Pues el fin último de cualquier movilización o diálogo es llegar a la solución del conflicto.

Para la Iglesia, sin lugar a duda, la mejor manera de hacerlo es: ”Anteponiendo la conciencia de lo humanitario a cualquier otro interés o cálculo político”.