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Proteccionismo agrícola para los más ricos

Guillermo Maya explica, con cifras y ejemplos concretos, por qué los subsidios a los productos agrícolas terminan beneficiando a más ricos, uno de los temas claves de la Ronda de Doha que comienza hoy en Hong Kong.

Guillermo Maya Muñoz*
12 de febrero de 2006

En la reunión de la OMC, Ronda de Doha, que arrancó hoy en Hong Kong y que se prolongará hasta diciembre 18, el tema de los subsidios de los países desarrollados será la clave. Los países desarrollados prometerán la liberalización del comercio agrícola y la disminución de los subsidios a las exportaciones agrícolas a cambio de mayor acceso a los servicios en los países en desarrollo. Lo mismo prometieron en la reunión de la última Ronda del GATT en Uruguay, para que los países en desarrollo aceptaran las reglas de propiedad intelectual, cuyos beneficiarios directos han sido los propios países ricos.

Los subsidios agrícolas, tanto a la producción como a la exportación, y los aranceles a las importaciones agrícolas en los países desarrollados son defendidos sobre la base de tres objetivos de política: seguridad alimentaria, estabilidad del mercado e ingresos aceptables para los agricultores.

Sin embargo, desde hace décadas los expertos han venido diciendo que la política de subsidios beneficia a los granjeros más grandes y más ricos y mucho menos a los más pequeños y pobres: "Dos terceras partes del gasto público en la agricultura han ido a parar en manos de los granjeros que son mucho más ricos que el norteamericano promedio. Igualmente, el 25% de los granjeros más ricos reciben en promedio 9.000 dólares anuales en beneficios.

Esto contrasta con el seguro de desempleo en el Reino Unido de 1.800 dólares/año y el de 2.200 dólares/año en los EEUU", dice Geoffrey Miller, en un artículo publicado por American Journal of Agricultural Economics en 1987.

En la misma línea, un boletín de prensa de la conocida ONG inglesa Oxfam de noviembre 7 denuncia que los subsidios agrícolas en vez de llegar a los campesinos más pobres, como lo aseguran los líderes políticos europeos, se están concentrando en los grandes agricultores, desde la nobleza hasta ministros de Estado, y las grandes corporaciones multinacionales. Veamos algunos ejemplos: En Francia, que es la defensora a ultranza de los subsidios agrícolas y de la política agrícola común europea (CAP), los 12 más grandes receptores de los subsidios agrícolas reciben más de 500 mil euros al año.

Sin embargo, los pequeños granjeros solo reciben 17% de los subsidios, mientras el 15% más rico recibe el 60% de los subsidios. En España, los 303 "nombres de oro", llamados así por ser grandes receptores de los subsidios agrícolas, reciben un monto mayor a los 398 millones de euros cada año. Es decir, cada uno de estos "campesinos" reciben 1.3 millones de euros anuales. Las siete fincas más grandes 14.5 millones, que es la misma suma que reciben los 12.700 campesinos más pequeños.

En Holanda otros reportes han mostrado que los más grandes beneficiarios de la ayuda directa y de subsidios a la exportación, entre 1999 y 2003, fueron la Dutch Arm of Mars, la cervecera Heineken, y la tabacalera norteamericana Phillip Morris.

 Igualmente, de acuerdo con un informe del Grupo de Economía Mundial, en Francia, la monaquesca familia Grimaldi también es una de las grandes beneficiarias. El "campesino" príncipe Alberto recibió subsidios agrícolas por 300 mil dólares en 2004. También, en Inglaterra, la familia real es una de las más grandes beneficiarias, con la reina Isabel que recibió 700 mil dólares en 2004.

 Por su parte en EEUU, el periodista Timothy Egan del New Yort Times (dic 24, 2000), en su artículo "Failing farmers learn to profit from federal aid", cuenta que en el pueblo de Chouteau (Montana), el segundo estado más agrícola de Estados Unidos, por área sembrada, sus 5000 habitantes recibieron 51 millones de dólares en asistencia directa del gobierno federal, por el año 2000. En este mismo pueblo, en los últimos cuatro años, entre 1996 y 1999, el 1% de los granjeros más grandes (15 granjeros) recibieron cada uno 616 mil dólares del gobierno, en promedio. El 10% de los granjeros más grandes (150) recibieron cada uno un promedio de 308.000 dólares. Y en todo EEUU, cada uno de los 1.6 millones de granjeros reciben en promedio más de 13.000 dólares del gobierno federal, hasta un monto máximo de 280 mil dólares/año.

¿Y qué está pasando con este dinero? Un comerciante de implementos agrícolas del pueblo de Chouteau responde en el mismo artículo: "Nosotros solíamos tener unos 100 clientes, ahora tenemos 60". Y ¿qué hacen con el dinero? "Bueno, algunos de ellos se compran una Winnebago (un carro-casa, con un precio mínimo de 84 mil dólares en 2005), y se van a pasear por las carreteras. Ellos no me compran un nuevo tractor"; otros se van para Europa por largas vacaciones. A pesar de los pagos del gobierno federal, el empleo rural en Chouteau ha continuado cayendo en los últimos 20 años en 32%, más del doble que la tasa de caída de la población rural. L

os pequeños granjeros están desapareciendo. Si se eliminaran los pagos de apoyo a los granjeros, uno poco más de la mitad de los 1.600.000 granjeros de EEUU, desaparecerían. Hasta aquí Timothy Egan. Con la Ley Agrícola de 2002 firmada por George W. Bush, se aumentarán en 67% los ingresos de los agricultores con respecto a la Ley Agrícola de 1996.

El investigador Brian M. Riedl en su artículo "Diez Razones Importantes para Vetar la Ley Agrícola", publicado en The Heritage Foundation Backgrounder, calcula que los subsidios directos de ayuda federal en los próximos 10 años ascenderán a 191.000 millones de dólares, más 271.000 millones de dólares en otros programas de apoyo, con un costo total de la política agrícola de 462.000 millones de dólares.

Aunque el objetivo de la ley es proteger el empleo y los ingresos de los agricultores, las dos terceras partes de los costos del programa van a parar a los grandes hacendados y a los agronegocios millonarios, con ingresos superiores a los 250.000 dólares/año. Además, a los granjeros se les paga para que 40 millones de acres (=0.405 Has) no sean sembradas y no produzcan, que equivalen a todas las fincas de Ohio, Indiana, Michigan y Wisconsin. Finalmente, a los consumidores norteamericanos les toca pagar hasta tres veces los precios internacionales de los productos agrícolas, más la parte correspondiente a los subsidios, y a cada familia contribuyente le cuesta la financiación del programa 4.400 dólares/año. Riedl, igualmente ha señalado, como los famosos, entre los cuales se encuentran David Rockefeller, Ted Turner Ken Lay y otros, reciben miles de dólares en subsidios agrícolas.

La otra cara

Por otro lado, algunos analistas piensan que los subsidios a los agricultores de los países ricos son buenos para los consumidores de los países importadores de alimentos y que representan una ayuda para los países pobres. Rudolph Hommes, arquitecto de la apertura neoliberal en Colombia, sostiene que los países importadores netos de alimentos, y aquellos que son exportadores de bienes agrícolas pero importadores de alimentos, como Colombia, "sufrirían si se lleva a cabo el desmonte de los subsidios (.). Un aumento general de los precios de los alimentos los va a perjudicar." (2003, "Sorpresas del comercio", Portafolio, agosto 22).

Sin embargo, y a pesar de los aparentes beneficios para los países en desarrollo, las importaciones de alimentos desde los países ricos es contraproducente, de acuerdo a la Agencia Católica para el desarrollo de Ultramar CAFOD (2003, "The rough guide to the CAP", www.cafod.org): Más de la mitad de la gente más pobre del mundo depende principalmente de la agricultura o del trabajo agrícola para su subsistencia. Entonces, si los mercados para los que producen son destruidos, por la competencia ruinosa de los bienes baratos, ellos no tendrán ningún ingreso para comprar los alimentos importados, y su seguridad alimentaria estará en peligro, y por lo tantos sus vidas.

Está bien que los países desarrollados se preocupen por el ingreso o por el empleo de sus productores agrícolas, que representan una pequeña parte de su población, pero que lo tengan que hacer a través de los subsidios es otra cosa. Los subsidios conducen a la sobreproducción y la caída de precios en los mercados internacionales, que van a afectar a grandes poblaciones pobres campesinas en los países pobres, paradójicamente porque no tienen ingresos para comprarlos, ya que no tienen ninguna otra alternativa diferente a la agricultura.

¿Por qué existen los programas de subsidios agrícolas? Para movilizar a los granjeros a votar, y mantener satisfechos los intereses de las multinacionales agrícolas exportadoras, que pueden hacer grandes ganancias a costa del bolsillo de los contribuyentes, y de la ruina de los campesinos del resto del mundo. Cuando se trata de dinero no hay diferencias entre nobles y plebeyos ricos.

*Profesor Titular UN.

Martes,13 de diciembre de 2005