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Puerta grande para Sebastián Castella

El torero francés contó con lo mejor del encierro de Juan Bernardo Caicedo y por eso cortó dos orejas. Sus alternantes Diego González y 'El Juli' dieron con cuatro mansos y por eso no lograron el triunfo.

Hernán Miranda Torres
14 de febrero de 2005

Diego González
Qué mala racha lleva este buen diestro vallecaucano. Durante toda la temporada hasta la fecha no le salido un solo toro que le embista. Y ayer no fue la excepción. Pecho con lo más malo del encierro y por eso pasó prácticamente inadvertido. Tan solo escuchó unas tibias palmas en su primero al que mató de estocada en buen sitio. Con su segundo porfió y porfió y porfió y el manso, un burraco de 540 kilos, con una embestida incierta se refugió en las tablas y no le colaboró en lo más mínimo. Lo mató de estocada y cuatro intentos de descabello. Por supuesto bastante triste por no decir que enojado salió el colombiano de la plaza. Eso sí el manso recibió estruendosa rechifla al ser arrastrado.

Julián López 'El Juli'
No pudo conseguir el triunfo aunque lo intentó el matador madrileño, líder de las estadísticas de la pasada feria española. Los toros que le correspondieron en suerte poco le permitieron el lucimiento. Tan sólo para destacar unas chicuelinas en los medios que fueron coreadas por el público, que lo tiene como uno de sus ídolos. Y a su segundo quiso bajarle la muleta pero el toro se paró y a pesar de insistir fue muy poco lo que logró. Hacía mucho años El Juli no se iba con las manos vacías de la Santamaría.

Sebastián Castella
El francés se echó al público al bolsillo, que casi llena la plaza, desde que se abrió de capa. Y al inicio de la faena de muleta con esos pases cambiados por la espalda sin moverse un ápice. Quieto como una botella. Impertérrito. Posteriormente tandas de derechazos y naturales rematados con el de pecho que fueron larguísimos, bellísimos. Hasta lograr un circular ahí en todos los medios de la plaza a un toro que tuvo fijeza y que sacó la cara por el encierro. Y como se atragantó de toro al entrar a matar fue premiado con las dos orejas. Y otra oreja hubiera podido cortar con el que cerró plaza si no hubiera matado mal. Y a este en los quites le instrumentó unas chicuelinas con las manos bajas alternada con tafalleras embraguetándose de toro. Y de nuevo circulares metido entre los pitones del burel. Tanto que estuvo a punto de ser cogido pero gracias a sus reflejos salió ileso. Al finalizar el festejo salió en hombros de los aficionados, que esperaban mucho más de la tarde.

El domingo
Un encierro de Achury Viejo para los españoles Enrique Ponce, Manuel Jesús 'El Cid' y el colombiano Paco Perlaza. Como para alquilar balcón.