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Martes 05 de Septiembre, 7:00 AM

Remezón en aeropuerto El Dorado

El presidente Álvaro Uribe ordenó trasladar de sus cargos a 70 personas en el aeropuerto El Dorado de Bogotá. La razón: el auge del contrabando.

1 de septiembre de 2006

El Presidente Álvaro Uribe siempre se ha distinguido por sus decisiones inmediatas. Pero incluso para los que lo conocen, sorprendió lo enérgico de su pronunciamiento el pasado 4 de agosto. El mandatario dio la orden de remover de inmediato de sus cargos a gran parte de los funcionarios que tuvieran la responsabilidad de fiscalizar, inspeccionar y controlar las mercancías que ingresan al país por el aeropuerto El Dorado de Bogotá.

Cerca de 70 personas de las policías fiscal y aduanera (Polfa), aeroportuaria y DIAN, fueron trasladadas de El Dorado a otros cargos. Aunque en el caso pudieron pagar algunos justos por pecadores, la orden de Uribe había que cumplirla y fue manejada bajo un total hermetismo. Al fin y al cabo, el país estaba pendiente de otra noticia: la millonaria adjudicación para modernizar el aeropuerto de la capital.

La crisis se desató después de que el Presidente fue informado de que en el aeropuerto El Dorado se incrementaron los casos de negocios turbios en la entrada de mercancía al país.

La indignación del presidente Uribe tenía razones de peso. Un mes antes de que se desatara la crisis, había destinado a un grupo adicional de 600 hombres para la Policía Fiscal y Aduanera. Ha buscado la solidaridad de los gremios para que ayuden a través de informantes a controlar el contrabando, la evasión y las infracciones cambiarias. En repetidas ocasiones, ha ordenado reforzar los controles de esa “economía subterránea” que está en manos del narcotráfico y liderada en buena parte del país por un grupo al que llaman “Los Pitufos de Cali”.

Pero más allá de los estrictos controles, el auge del contrabando va de la mano del lavado de activos. Los casos judicializados ante la Fiscalía llegan a cifras récord en la lucha contra este flagelo. En el primer semestre de este año se decomisaron 16 millones de dólares en efectivo y 200.000 millones de pesos en mercancía. Sin embargo, la suma total del contrabando es de 500.000 millones de pesos.
Los almacenes de depósito, a los cuales la Aduana les paga un alquiler de 12.000 millones de pesos al año, están repletos de mercancía: automóviles de lujo (la mayoría robados en Venezuela), carros de golf, partes de computadores, telas, perfumes, zapatos y hasta juguetes sexuales.

Por eso depurar ese submundo es bien difícil. Pero ya está generando un impacto visible. Una muy buena parte de la carga que se transporta por vía aérea, unos 90.000 kilos diarios, está represada en bodegas de Miami y Panamá y hay aviones de carga totalmente parados en los hangares del aeropuerto.

El objetivo ahora, más que rotar a todo el personal, es desbaratar la red de corrupción del principal aeropuerto del país. Tarea nada fácil para las autoridades porque el contrabando ha demostrado ser tan indestructible.