Home

On Line

Artículo

El sistema de salud en Colombia es complejo. Involucra tanto a médicos, enfermeras y camilleros, como a las EPS y al Ministerio de la Protección Social.

INFORME

Salud en Colombia pide remedios

Un estudio que muestra que casi uno de cada cinco pacientes en Colombia recibe una atención médica indadecuada, pone el acelerador a reformas que hace rato necesita el sistema de salud colombiano.

17 de abril de 2008

Hace unos días el ministro de la Protección Social, Diego Palacio, dijo que 18 de cada 100 pacientes sufren por errores médicos cometidos mientras los atienden. Los médicos sintieron el sablazo y reviraron: el problema no es cómo ellos hacen su trabajo sino en el funcionamiento del sistema.
 
La declaración de Palacio fue el anticipo de los resultados que está arrojando un estudio que se está haciendo en Colombia, en paralelo con otros países y que, se espera, servirá para establecer guías internacionales que estandaricen la calidad de los procesos para atender a los pacientes.

“Así como hace unos 20 años la aeronáutica mundial estudió los errores para establecer guías que ayudaran a prevenir accidentes, ahora el modelo se trasladó a la medicina para evitar lo que llamamos ‘eventos adversos’”, dijo Javier Pérez, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, a Semana.com.

‘Evento adverso’ se asocia con ‘error médico’, como si las equivocaciones en el sistema de salud sólo las cometieran los médicos. En realidad un evento adverso es cualquier resultado inesperado bien sea por un error durante el diagnóstico, el tratamiento o el cuidado del paciente. Y eso incluye no sólo al médico, sino a cualquier persona que participe en el sistema. Prácticamente, allí participan desde el portero hasta el especialista, pasando por los camilleros, los auxiliares, las enfermeras, el personal de aseo, las Empresas Promotoras de Salud (EPS), los proveedores y, por supuesto, el Ministerio de Protección Social, que es el responsable de fijar las políticas nacionales eficaces, regular a los operadores privados y velar porque el sistema resulte en una mejor salud de todos.

Después de analizar 2.287 historias médicas, el Ministro reconoció que 411 pacientes (casi uno de cada cinco) han sufrido infecciones en los hospitales, caídas de camillas, úlceras en la espalda o la cintura por permanecer mucho tiempo acostados en una misma posición, diagnósticos equivocados o cirugías innecesarias. Este resultado, muestra que Colombia tiene un índice más alto de errores que los que presentan otros países que oscila entre el 10 y el 15 por ciento.

Ante el hallazgo, médicos y pacientes encuentran que el problema no se les puede achacar solamente a los médicos, y que como lo explicó la Academia Nacional de Medicina en un comunicado, “la atención de la salud es un sistema complejo”, donde muchas cosas andan mal con el actual modelo de salud, estipulado en la Ley 100 de 1993, y sus protagonistas centrales las EPS.

“El sistema implantado por la Ley 100, dijo la Academia, ha trasladado buena parte de la responsabilidad de la atención de la salud a los intermediarios, que desde su posición dominante imponen limitaciones a la buena práctica médica, al colocar barreras para atender pacientes de alto riesgo, limitar los medicamentos que se deben prescribir, así como los exámenes e interconsultas necesarios para establecer un diagnóstico certero e iniciar un tratamiento eficaz”.

El fondo del problema está, dijo Sergio Isaza, presidente de la Federación Médica Colombiana, en la forma como está concebido el sistema de prestación de servicios de salud, fundamentado en el negocio privado y cuyo objetivo es únicamente financiero.

En entrevista con Semana.com Isaza identificó cinco fallas centrales en la manera como se está prestando el servicio de salud en Colombia. Primero, “por ser un negocio, las EPS buscan reducir costos y eso lleva a que el flujo de dineros hacia las Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) sea lento”. Segundo, las medicinas no se administran a tiempo y debidamente, pues la empresas intenta gastar lo menos posible.
 
Tercero, las EPS “hicieron de la tutela un negocio” porque en muchos casos, los pacientes requieren su medicina y como la EPS no la autoriza porque no está contemplada en el Plan Obligatorio de Salud, tienen que recurrir a la acción de tutela, y cuando esta falla a su favor, el Fondo de Solidaridad y Garantías (Fosyga) les gira a las EPS el costo total de la droga. O les giraba, porque de ahora en adelante, según dictaminó Corte Constitucional la semana pasada, ahora el costo de estos remedios debe asumirse por mitades entre la EPS y el Fosyga, cuando se trate de enfermedades graves.

La frecuente necesidad que tienen los pacientes de interponer una tutela para recibir la atención debida, según Isaza, conlleva a la cuarta situación que dificulta el servicio médico y es la demora en poder atender al paciente, puesto que hay que esperar el fallo judicial. Y finalmente, criticó los escasos 15 minutos que tienen los médicos de las EPS para la consulta.

“Por medio de las asociaciones gremiales, los médicos se quejan por las condiciones en que las EPS los hacen trabajar. Y en lo que más muestran preocupación es en la restricción del tiempo. Algunos cuentan que hasta en las pantallas del computador, les ponen un cronómetro que cuando marca 15 minutos, hace que se bloquee el sistema lo que les impide seguir la consulta”, explica, y dice que todos esos factores hacen que haya más posibilidades de que se presenten eventos adversos.

El abogado Juan Manuel Diazgranados, presidente de la Asociación Colombia de Empresas de Medicina Integral, que agrupa a las EPS, responde que muchas de las críticas a las EPS clombianas no tienen fundamento. Por ejemplo asegura que la reglamentación colombiana que establece que la evaluación del médico debe ser de 20 minutos, otorga suficiente tiempo para una consulta regular. “Es incluso mayor que el estipulado en otros países: en España son ocho minutos y en Chile, 15”.

Además explica que no están haciendo negocio con la medicinas que les subsidia el Fosyga, cuando estas no están cubiertas por el POS. Más bien al contrario, ellos terminan asumiendo parte de los costos porque cuando le cobran al Fosyga las medicinas administradas, éste tarda hasta un año en pagarles.

El debate que ha suscitado los resultados del estudio en cuestión no es nuevo, pero si vuelve a poner sobre el tapete, de manera dramática, las falencias del sistema de salud colombiano, y cómo son los pacientes los que en últimas pagan los platos rotos. Por lo menos esta vez ha surgido una coincidencia entre los antagonistas de siempre: médicos y EPS: que, en efecto, son muy necesarios los protocolos o guías que indiquen la manera de proceder según las enfermedades. Eso implica que los medicamentos que se suministren también estarán sujetos a una guía y no sólo a una decisión administrativa o a un listado.

Quizás ahora que se ha constatado de manera clara que casi uno de cada cinco pacientes recibe un tratamiento inadecuado en Colombia, el gobierno pueda acelerar las reformas que desde hace tiempo hacen falta y las promesas del Ministro Palacio, que lleva cinco años en el cargo, de que éstas llegarán antes del próximo diciembre, se vuelvan realidad.