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Reforma política

Se murió la reforma política

Tras una larga agonía, en el séptimo debate en la Comisión Primera del senado, el proyecto que buscaba sancionar a los partidos por parapolítica se hundió definitivamente.

10 de junio de 2008

La Reforma Política llegó a séptimo debate con signos vitales, pero debido a que no tuvo la suficiente votación en la Comisión Primera del senado para ser aprobada finalmente fue enterrada.

De los 10 senadores que votaron el proyecto, dos lo hicieron negativamente y 8 lo hicieron a favor. Sin embargo, para ser aprobado necesitaba de una mayoría calificada, es decir de 10 votos positivos.

La mañana del martes comenzó con un desayuno convocado para salvar la iniciativa, por la presidenta del Senado, al que estaban invitados los representantes de cada partido en la Comisión. A las 10 a.m. empezaron a llegar los senadores al recinto de la Comisión donde se votaron los impedimentos de 8 integrantes de la célula legislativa. Todos declararon estar en ‘conflicto de interés’, pues algunos se encuentran reemplazando a senadores presos por parapolítica y otros tienen investigaciones preliminares en la Corte Suprema por la misma razón.

Finalmente fueron aprobados los impedimentos de Eduardo Enríquez Maya, Armando Bendetti y Carlina Rodríguez. El de Juan Carlos Vélez, había sido aprobado en la sesión anterior, el martes pasado.

Los impedimentos de Javier Cáceres, Carlos García, Óscar Darío Pérez, Roberto Gerlein y Elsa Gladys Cifuentes, fueron negados.

Por un momento la Reforma Política pareció tomar oxígeno, pese a que se rumoraba que la coalición del gobierno no se presentaría a la célula legislativa y el proyecto se hundiría por falta de quórum decisorio.

La senadora del partido de la U, Gina Parody, pidió que se votara el corazón de la reforma: las sanciones a los partidos políticos por parapolítica, y se desestimaran los puntos relacionados con el fortalecimiento de los partidos. La senadora enfatizó en la necesidad de aprobar una reforma para que el Congreso pudiera salir de la crisis de legitimidad, causada por las curules obtenidas por políticos en alianza con los grupos paramilitares.

“No podemos hablar de un Congreso representativo si los ciudadanos no votaron, si hubo fraude electoral o si hubo constreñimiento al elector…. Y así fue como se consiguieron esos votos”, dijo Parody.

Dentro de las sanciones, la ‘silla vacía’ se había convertido en el foco de discusión. Su aprobación impediría a los partidos ocupar las curules, por la promoción, financiación o pertenencia a grupos armados ilegales.

El gobierno expresó su oposición a esta sanción argumentando que representaba una amenaza a la gobernabilidad.

El senador de Convergencia Ciudadana, Samuel Arrieta, volvió a defender que esta Reforma Política amenazaba la institucionalidad del Estado. Según él, la responsabilidad política de los nexos de políticos con paramilitares debe recaer sobre cada uno de los implicados y no sobre los partidos que los avalaron.

El debate se calentó cuando el Ministro del Interior, Carlos Holguín Sardi, argumentó que el gobierno había dado las garantías para la investigación y castigo de los implicados en la parapolítica, cuando el escándalo comenzó a salir a la luz pública.
 
El senador del Polo, Gustavo Petro, respondió airado que él había puesto en evidencia las relaciones non sanctas de políticos y paramilitares, lo que obligó a miembros de su familia a exiliarse en el extranjero, mientras que del gobierno no recibió solidaridad.

Después, la Comisión procedió a votar la propuesta de archivar el proyecto, que tuvo 2 votos a favor y 8 en contra, los mismos que sirvieron para hundir la reforma. Para este momento, los senadores Javier Cáceres y Carlos García se habían ausentado del recinto.