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Se fue "Un todo-terreno": La Patria

El periódico La Patria, de Manizales, comenta los aciertos y fracasos de la vida pública del expresidente. Hace un paneo que muestra no sólo su aporte en su carrera política, sino lo controversial de su vida pública.

12 de julio de 2007

Uno de los más históricos, pero también simbólico hombre de la política actual en Colombia, el ex presidente Alfonso López Michelsen, murió ayer muy temprano en la mañana a la edad de 94 años.

Partió a la eternidad uno de los personajes más influyentes en la vida pública nacional del último siglo.

De cuna liberal y estirpe presidencial, López Michelsen, hijo del también ex jefe de Estado Alfonso López Pumarejo, le tocó vivir casi todas las etapas de transformación política nacional y los efectos directos e indirectos de las dos guerras mundiales, pero ante todo de la segunda cuyo inicio coincidió con el arranque de su fogosa carrera como abogado y como hombre político.

Y es que de los hijos de López Pumarejo el que quizás más afinidad e interés por lo público mostró fue el recién fallecido a quien popular y cariñosamente se le conoció como ‘el pollo’. Él logró mezclarse muy joven en distintos asuntos y merced a su amplia preparación, al gusto por la política y a la irrenunciable incidencia que en la familia de un Presidente tiene el poder, terminó vinculado en asuntos nacionales después de muchos acontecimientos trascendentales e históricos, algunos de ellos de estricto corte revolucionario.

Fue él siempre un liberal controvertido con lo cual le hizo honor a su apellido. Sólo basta recordar que siendo muy joven y estando su padre en la Presidencia su familia fue objeto de varios escándalos nacionales, uno con la historia del boxeador conocido como ‘Mamatoco’, el de la hacienda Las Monjas, el de la Trilladora Tolima, el Caso Handel y el de la Hacienda La Libertad. De cada uno de esos episodios hay una larga historia que encierra tanta realidad como ficción, producto esta última de la beligerancia partidista del momento, pero que jamás alcanzará a borrarse de los amplios archivos públicos y privados.

Después de analizar su vida y de darle un repaso muy rápido a su larga carrera política, pública y hasta empresarial se puede decir en un término muy de hoy que Alfonso López Michelsen fue un todo-terreno y que sus actuaciones entre acertadas y polémicas lograron trascendentales transformaciones institucionales, algunas de ellas y quizás las de más peso las que tuvieron que ver con el tema agrario, con lo tributario, con lo comercial, con lo educativo y con el código civil.


Un sector importante en su época fue el cafetero al que le dio un marcado dinamismo en cuanto a las exportaciones con significativos resultados para la economía nacional. También quedan en la impronta colombiana un notable desarrollo en materia de obras en esa época, lo que igual sirvió para que sembrara en un amplio colectivo ciudadano la imagen de buena gestión.

No hay quien olvide tampoco sus reuniones con los narcotraficantes en una etapa de difíciles relaciones y de una marcada presión violenta de éstos, así como la estrecha amistad que mantuvo con el controvertido político Alberto Santofimio, hoy preso y sindicado de ser el autor intelectual del asesinato del dirigente liberal Luis Carlos Galán.

La muerte de López enluta no sólo a su partido Liberal, al que le prestó buenos oficios de su meritoria vida, sino al país por el aporte que le hizo en términos de una vida pública llena del interés general que espera la comunidad cuando confía en sus gobernantes y orientadores lo mejor para el desarrollo y el progreso.

Fue fogoso líder que había concentrado a su alrededor la confianza liberal que siempre vio en él al guía confiable. De la manera de interpretar esa política se hicieron capítulos de la historia no todos de feliz conclusión, pero siempre tuvo a su favor el fervor del pueblo y por sobre todo la adhesión de los destacados en el escenario donde su partido dirimía asuntos de fondo. Iba camino al mito político cuando lo sorprendió la muerte en momentos en que hacía gala de una mente despejada que resistía el paso de los largos años de existencia dedicada al ejercicio intelectual y de visión del país de hoy. Paz en su tumba.