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Acuerdo humanitario

Sí, pero no

Aunque el gobierno dijo 'sí' a la propuesta de los diputados secuestrados por las Farc de realizar una consulta popular a favor del intercambio humanitario en las elecciones legislativas del 12 de marzo, en la práctica quiere decir 'no'.

Juanita León
2 de febrero de 2006

Se trataría de una papeleta que los partidos políticos y los ciudadanos líderes de la iniciativa entregarían a los votantes para que se manifiesten a favor de liberar a los presos de las Farc a cambio de la liberación de los políticos y soldados secuestrados por la guerrilla. "Se busca generar una presión política similar a lo que hicieron los estudiantes universitarios con la Séptima Papeleta", dijo Camilo González Posso, presidente de la ONG Indepaz, y uno de los más entusiastas con la propuesta. "La iniciativa tendrá éxito si no se convierte en bandera de ningún partido y el gobierno no la condiciona", agregó.

Pero el Gobierno, aunque apoyó la iniciativa ciudadana, la condicionó a que los guerrilleros excarcelados no salgan a delinquir y a que no haya desmilitarización del territorio, las dos condiciones que ha exigido desde el comienzo. Es decir, que de realizarse la 'consulta' no pasaría de tener un efecto simbólico porque lo importante de un mecanismo de participación ciudadana de este tipo, es qué se le pregunta a los ciudadanos y a quién obligan las respuestas.

Es evidente que a las Farc poco les preocupa el sentir de la mayoría. Es decir, que no liberarán a los secuestrados que tienen en su poder desde hace más de seis años porque 10 millones de colombianos se lo pidan. No liberaron ni siquiera a uno de los policías (el cabo José Norberto Pérez) cuando su hijo moribundo se los rogó por televisión.

Para que las Farc se sometan eventualmente al resultado de esta consulta tendrían que participar en la elaboración de la pregunta. Pero si ya Uribe dijo que no cederá en sus dos condiciones básicas, el esfuerzo no pasará de ser a lo sumo una manifestación simbólica y posiblemente, una frustración más para los familiares de los secuestrados. Desde luego será una ganancia electoral para los políticos que han escogido el tema como su caballito de batalla.