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Presidenta o no, en Colombia o en Francia, Íngrid Betancourt debutará en el escenario público por mucho tiempo. Algunos colombianos la invitaron a esto. | Foto: AFP

FOROS DE SEMANA

Si pudiera hacerle una invitación a Íngrid Betancourt, ¿a qué la invitaría?

A esta pregunta respondieron los cerca de 260 participantes del foro que semana.com abrió el jueves 3 de julio, un día después de la Operación Jaque que liberó a la ex candidata presidencial, a 11 uniformados colombianos y a los tres contratistas estadounidenses.

15 de julio de 2008

El primer plan al que invitarían algunos colombianos a Ingrid sería el de descansar y compartir con su familia en su tierra. Pero antes algunos la invitarían a “tomar un delicioso café colombiano en una linda terraza, con la suave brisa barranquillera”, a “pasear con sus hijos por los hermosos paisajes del suroeste antioqueño”, o simplemente a tomar unas “vacaciones eternas”, lejos del escenario político.
 
Otro grupo de participantes, por el contrario, la prefieren en la vida pública. Unos lejos, otros cerca de Álvaro Uribe. Muchos quisieran verla convertida en la próxima presidenta de Colombia en una versión reencauchada y contemporánea de Juana de Arco.

Para eso alguien la invitó “a que se ‘desuribise’, porque esa es otra prisión”; alguien más hizo la solicitud para que ayude a “reconstruir un verdadero estado democrático, con capacidad de incluir y negociar, más que disparar a sus asociados”. Le piden “el rescate de la Colombia náufraga y sin esperanzas” y el seguimiento del “camino de Jesucristo”.

Estas expresiones se sumaron a otras que demandan una efectiva política social, o en las palabras de los lectores de semana.com: “que trabaje por los desempleados, que no podemos viajar” y “participe en un encuentro multitudinario de mujeres blancas, negras, mestizas, mulatas, de clase alta, media y baja” que también experimentan las secuelas de la guerra, sin olvidar en algún momento a los que continúan en cautiverio.

Otros participantes quisieron poner en ‘jaque’ la credibilidad del operativo de inteligencia militar que terminó con su rescate. Así, la invitarían “a conocer la verdad de su liberación” o a “que me la baraje más despacio porque esa puesta de escena no me cuadra”.

Y en un tono menos amigable y más escéptico con la recién liberada, otros lectores le pidieron su adhesión a Colombia antes que a Francia, o, sencillamente, “que se tome unas largas vacaciones en el país europeo, porque no me gustaría que pasara lo mismo que con Pastrana: se hizo secuestrar para quedar presidente”.