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Solidarias cantando

Se hacen llamar La Plataforma de Artistas y están recorriendo cada rincón donde las mujeres son maltratadas. Su último destino fue Ciudad Juárez.

Juliana Bedoya Pérez
5 de febrero de 2006

Cristina del Valle, vocalista del grupo español Amistades Peligrosas, sufrió en carne propia la violencia en el hogar. Por eso con otras sesenta artistas -cantantes, actrices y escritoras-también sobrevivientes a la violencia doméstica, creó la Plataforma de Artistas contra la Violencia de Género en 1999. Así han tomado la voz de muchas mujeres que no lo pueden hacer.

La Plataforma fue una de las organizaciones que lideró el debate público sobre la violencia en los hogares españoles. Difundieron cifras aterradoras de mujeres maltratadas por sus maridos y lograron que, cada vez más, los actos atroces contra mujeres en España ocuparan la primera página de los diarios.

Con las miradas puestas sobre el abuso doméstico, solo hubo que presionar un poco para que se aprobara en enero de 2005 la Ley Integral contra la Violencia de Género.

Aprovechar la fama y el glamour para denunciar la impunidad en los crímenes contra las mujeres fue idea de Cristina del Valle. "Debíamos aprovechar la fuerza que tenemos del acceso a los medios", dijo a Semana.com, y bajo esa premisa comenzó todo un movimiento que trasladó su fuerza hasta México, donde más de sesenta artistas de los dos países se reunieron para reclamar justicia en los feminicidios de Ciudad Juárez. El 21 y 24 de enero, se realizaron dos conciertos que reunieron unas 8.000 personas alrededor de la música y la solidaridad por las mujeres de Juárez.

Para Cristina, el asesinato de 400 mujeres desde 1993 en esta ciudad al norte de México, tiene un agravante: la impunidad. "La justicia es un milagro, no es un derecho", dice. Lo mismo piensan todas las personas y organizaciones que llevan más de diez años buscando una respuesta sobre lo que le ocurrió a sus hijas, hermanas o amigas.

Este es el caso de Marisela Ortiz, del movimiento Nuestras Hijas de Regreso a Casa. El 14 de febrero de 2001, Lilia Alejandra García desapareció y fue encontrada muerta, con signos de tortura una semana después. Esta joven de 17 años estudiaba en la Escuela Secundaria donde Marisela es orientadora. En honor a su alumna, Marisela decidió crear esta organización que reúne a los familiares de mujeres que han muerto en Ciudad Juárez. "Lo único que buscamos es la justicia y concientizar a la población", dijo Marisela a Semana.com.

En 2003, su asociación fue invitada por el juez español Baltasar Garzón -famoso por haberle dictado orden de captura al dictador chileno Augusto Pinochet- a participar en el Curso sobre Violencia de Género. Allí conocieron a los miembros de la Plataforma. Ellas se solidarizaron con la situación en Juárez y desde entonces la idea del concierto se empezó a forjar. Pero, la primera iniciativa fue el sitio en Internet mexicoturismo.org, en el que a través de mensajes irónicos y la apariencia de ser una página que promueve el turismo, la Plataforma denuncia el tema de los asesinatos en Juárez.

Para Marisela, el concierto "es un sueño que se volvió realidad" el pasado 21 de enero. Recuerda emocionada cómo luego de dos años y medio se reunieron en la emblemática plaza del Zócalo, en Ciudad de México, 3.000 personas para escuchar no solo a cantantes de la talla de Joan Manuel Serrat, sino las voces de personas cercanas a las víctimas. La actividad continuó el 24 en el Auditorio Benito Juárez, en Ciudad Juárez, donde se congregaron otras 5.000 personas en un concierto que duró siete horas para clamar por la justicia que le ha sido esquiva a tantas mujeres.

Es que no solo la impunidad ha hecho que el problema en Ciudad Juárez siga sin respuesta, el miedo y la falta de solidaridad también tienen su parte en el problema."Si ya nos escucharon en España, hagamos que nos escuchen en Ciudad Juárez". Con esta frase Marisela Ortiz le resumió a Semana.com el objetivo de las presentaciones de la Plataforma en México.

Con su música y su arte, las mujeres de la Plataforma viajaron a Irak y a Palestina para pedir por la Paz. También pasaron por Argelia donde se unieron a la tribu Saharaui, para exigir equidad e independencia para este pueblo del Sahara. Pero como son concientes de que la lucha es política, ellas han llevado los casos de todos los países al Parlamento Europeo.

Ahora esperan hacer oír sus voces por las mujeres en Chechenia y Guatemala. Pero su meta máxima es que al fin alguien pague por el asesinato de las más de 400 mujeres de Juárez. "Es inexplicable cómo les indignan los asesinatos en otras partes, pero no los de acá", concluye Marisela, esperanzada en que algún día las mujeres puedan volver salir tranquilas en esa ciudad.