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Stone buen director, pero pésimo periodista

En medio de una gran polémica, el director norteamericano Oliver Stone estrenó su película 'Comandante' en varios países del mundo, un documental sobre el líder cubano Fidel Castro. Vea las primeras reacciones sobre el filme, los principales errores en las películas más famosas de la historia y todas las noticias del cine en Semana.com con la colaboración de la revista virtual www.ochoymedio.info.

31 de agosto de 2003

"¿Le gustaría ver un McDonalds en La Habana?", "el mundo piensa que usted es un dictador, ¿Por qué terminó convirtiéndose en dictador?", "Si está seguro del apoyo de su pueblo ¿Por qué no convoca a elecciones?". Estas son algunas de las preguntas que el director Oliver Stone le formuló al líder cubano Fidel Castro, tras conversar con él durante tres días consecutivos en La Habana. Esas 30 largas horas de entrevista quedaron condensadas en un documental de hora y media que se llama "Comandante", y que se propone, según Stone, a dar una visión humana de Castro. El documental ya se exhibe en algunas salas de Europa.

Stone consiguió lo que millones de periodistas soñarían y lo tuvo ahí para preguntarle de todo pero sucumbió ante la personalidad del Presidente cubano. Algunas preguntas que merecían una respuesta concreta, terminaron siendo salidas cómicas, o evasivas que dejan en el espectador la sensación de que valía la pena contra preguntar muchas veces para, de verdad, conseguir una explicación de tantas cosas que suceden entorno a Castro. Por eso "el Comandante" terminó diciendo cosas como "sí, yo soy dictador, pero dictador de ideas, de sueños", o "aquí sí hay elecciones como en cualquier país y Cuba es la muestra de que la democracia existe y por eso la pregunta está fuera de lugar". Faltaron muchas contra preguntas, pues Stone, ante esas respuestas, parecía aceptar sin discusión todo lo que Castro decía.

En 1959, cuando triunfó la revolución -dice Castro- había muchas prostitutas, pero el problema está casi que absolutamente controlado. ¿Por qué si todo el mundo sabe que no es cierto, Stone calló y no lo puso contra la pared?. Tal vez por ello sea, por momentos, un tanto fastidioso el tono amigable de la conversación, con muchas palmaditas en la espalda de parte y parte. Pareciera que Castro hubiera tenido una vitrina para decir lo que quería y ya. Las preguntas parecían buenas como cuando Stone le dijo que Carlos Marcovich (director de fotografía del documental, que estaba allí presente y quien dirigió "Quién diablos es Juliette, filme sobre una jinetera en Cuba) sintió durante el rodaje de su película que en cada esquina había un informante dispuesto a delatar al que hable en contra del régimen. Castro lo niega y los invita a caminar por La Habana tranquilamente, y eso es todo.

El documental está enriquecido con muchas imágenes sobre la historia de la revolución, sobre momentos emotivos que van desde los discursos del Che Guevara hasta el caso de Elián González, y sobre anécdotas cotidianas y un poco de intimidades de Castro en su imponente Palacio de La Revolución. Esa es tal vez la única virtud del documental: ver a Castro caminando en su oficina, en su "home theatre", hablando de Titanic, y sewntirlo tan cerca, viejo, agotado, "no loco", como él dice, pero, a lo mejor, a Stone le faltó un poco más de picardía periodística para que el espectador saliera del teatro con la sensación de que, en realidad, el documental sirvió para entender un poco más a Castro y a la isla que domina desde hace más de 40 años.

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