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Hay Festival

Superó las expectativas

El Hay Festival llegó a su fin. Sin embargo, ya los colombianos podemos estar seguros de que tenemos una fiesta literaria que nos sorprenderá cada año.

Catalina Gómez Ángel
2 de febrero de 2006

Lunes, 30 de enero.

Roberto Fontanarrosa sólo participó en uno de los encuentros del Hay Festival, pero eso le bastó para ganarse el reconocimiento de sus colegas. Los escritores participantes en el festival votaron el domingo por la mañana sobre cuál de todos ellos era el "escritor amigo" y no dudaron elegir por gran mayoría al  humorista y caricaturista argentino. Como premio le entregaron una primera edición de un libro de Charles Dickens, lo que casi hizo llorar a Fontanarrosa, que ha perdido un poco de movilidad en su cuerpo debido a una enfermedad que lo aqueja desde hace unos meses. "En Rosario Central deben estar sonando los pitos de los carros", dijo mientras era abrazado por sus compañeros en el estrado y el público lo aplaudía de pie desde todos los rincones del teatro.

Y es que la conferencia "humor y literatura" realizada el viernes en la mañana se convirtió en una de las preferidas de todo el mundo, incluidos escritores, periodistas y público, y aunque los cuatro tertulianos en dicho encuentro habían estado en su punto perfecto (Carmen Posadas, Fernando Savater y Daniel Samper Pizano) el hincha del Rosario Central se había ganado el corazón de todos. "En ocasiones le pido a Dios que me ayude, ¡pero ya!", fue uno de los tantos apuntes que hicieron soltar las carcajadas de los asistentes.

Otro momento conmovedor fue cuando el poeta británico Owen Sheers, quien fue prácticamente un desconocido hasta el domingo, cuando se realizó la conferencia "literatura y Poesía", leyó un poema  titulado "not yet my mother", (no era aún mi madre), que hizo que el teatro estallara en un aplauso sincero y conmovedor. Este rubio de ojos azules que habían caminado junto a su novia por las calles de Cartagena durante los cuatros días del festival como un turista más, incluida cámara fotográfica al hombro, de repente se convirtió en uno de las más maravillosas sorpresas de todo el evento. 

"Esto indica que a la gente sí le gusta la poesía. Lo que pasa es que no la compra porque cree que tendría que ser gratis", dijo como apunte el poeta William Ospina al ver semejante ovación.   

El Festival fue un poco así. Del humor se pasaba a la televisión y de esta a la política todo relacionado con la literatura. Y nunca el público dejó de asistir. Los más entusiastas, sin embargo, fueron los estudiantes que llegaron de todas partes del país. Especialmente aquellos 40 que llegaron el viaje literario de Avianca y Arcadia que se reconocían por la escarapela que se hicieron especialmente .

Ellos escuchaban las conferencias desde el gallinero del teatro y desde allí llegaban los aplausos más sonoros. Luego se les veía caminar en patota por las calles con sus libros en la mano y tratando de acercarse a los autores para tomarse una foto con ellos. Hanif Kureishi, por ejemplo, terminó firmándoles a algunos de ellos en el brazo. Vikram Seth, quien nunca abandonó la sonrisa, les posaba cada vez que le pedían un foto. Lo más simpático es que Seth es un personaje tan grande en India que no  podría andar con la misma tranquilidad por las calles.

Las filas para comprar boletas para cada evento estuvieron largas y desorganizadas el primer día. La cantidad de público que aceptó la convocatoria al festival sin duda había superado las expectativas de los organizadores. Al siguiente día el problema de las entradas se había solucionado y todo aquel que quería asistir pudo hacerlo.

Otra cosa es que no encontrara boletas para todo. Pero este problema parece que va a ser solucionado para la siguiente versión del festival. Peter Florence, creador del Hay, dijo que buscarán otros espacios para que el año entrante pueda asistir más gente.  Sin embargo, después de lo vivido durante estos cuatro días queda la sensación de que el Teatro Heredia tiene que seguir siendo la sede central del evento.

Laura Restrepo comentó al final el lunes, cuando ya todo había terminado, que ojalá en la próxima edición pudiera haber un evento paralelo donde los escritores se pudieran reunir con los estudiantes para hablar de su obra. "Lo importante no es que el festival crezca sino que se creen espacios alternativos donde el público pueda conversar con los escritores", dijo. Y tal vez el año siguiente también pueda verse el No Hay festival, que promocionó por Internet el escritor cartagenero Efraím Medina.

Cada uno de los autores preguntaba por la situación de Colombia, querían entender un poco todo lo que pasa en el país. Y por tal motivo es previsible que estarían muy interesados en conocer otros lugares de la ciudad, como lo propone Medina. Ese sería el primer acercamiento a los problemas de nuestro país. De hecho, el filosofo español Fernando Savater lo hizo y visitó por invitación de la organización Plan el barrio Nelson Mandela donde estuvo en la escuela construida por la organización. Allí los niños le dieron regalos, le bailaron pero también le mostraron otra realidad de la ciudad.

No cabe duda que el balance de este Festival es completamente positivo. No sólo por los autores que visitan el país sino por que la literatura se convierta en un lazo de unión entre público, escritores, críticos. Es una oportunidad maravillosa para que todos aquellos amantes de los libros se acerquen a los escritores y se encuentren con personajes de carne y hueso, tan normales como ellos. Es por tal razón que el Hay Festival es un buen espacio para desmitificar personajes sin que eso le signifique que se les pierda la admiración.

No está demás de decir que los ingleses nos enseñaron a los colombianos que sí se puede hacer un evento ordenado y puntal en medio del ritmo Caribe. En conclusión, fue un evento genial. ¿Qué hay cosas por mejorar? Seguro, pero para ser la primera vez el resultado fue más que excelente.