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Tediosa corrida en Bogotá

Los toros de Mondoñedo, bien presentados, se rajaron después del tercio de varas, escribe Hernán Miranda.

2 de febrero de 2006

Los cerca de siete mil aficionados que asistieron el domingo a La Santamaría salieron entre aburridos y pesumbrosos a consecuencia del mal juego de los toros de Mondoñedo que se rajaron al final de tercer tercio y dos de ellos, de manera descarada, se refugiaron en las tablas, donde pusieron en más de un aprieto a los tres alternantes. Alternantes como Luis Miguel Encabo, con una muleta poderosa, intentó con mucha voluntad y valor sacarles el mayor provecho a sus dos toros en suerte. Se le vieron tandas limpias con temple y cadencia demostrando que sabe el oficio. Infortunadamente en sus dos intentos al entrar a matar pinchó en varias ocasiones por lo que todo quedó en tibias ovaciones de los aficionados. La torera malagueña Mari Paz Vega sintió el peso que exige una plaza como la de Bogotá. Demostró ganas y mucho valor eso sí pero se vio desbordada en su primero, un toro de la ganadería de Armerías que se quedaba en la mitad del viaje por lo cual la labor de la torea se vio desdibujada. En su segundo salió muy dispuesta, tanto que ejecutó varios lances a la verónica que fueron ovacionados por el público de manera manifiesta. Después de la vara tres ceñidas chicuelinas de manos bajas en los medios lo que hacía presagiar cosas mayores. Inició su faena muleteril con doblones de castigo, pero después el toro se le complicó y ella no logró acoplarse a la defectuosa embestida. Se vio desbordada por su enemigo y al entrar a matar se salió de la suerte por lo cual escuchó dos avisos de la presidencia y al final, después de dos descabellos, se quitó semejante 'peso' de encima. Cristóbal Pardo, el diestro colombiano, no estuvo en su tarde. Aunque como a sus dos alternantes los toros lo pusieron en aprietos y no logró entender las embestidas de los bureles que le correspondieron en suerte. Con las banderillas sí estuvo voluntarioso y se hizo aplaudir. Ya con la muleta pases sueltos, un derechazo acá, y otro por allí sin poder ligar. Con la espada estuvo igualmente demoradito por lo que todo quedó en silencio. El domingo el esperado mano a mano entre el maestro César Rincón y el español Manuel Jesús El Cid, con toros de Agualuna. De acuerdo con la Corporación la venta de boletería ha sido fluida, y se espera el lleno completo.