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"Todo el mundo sabe que en Cartagena hay discriminación pero nadie hace nada por pena"

Una de las últimas victorias de la comunidad afrocolombiana fue la tutela que ganó Lena Tatiana Acosta en contra de la discriminación cartagenera. Habló con SEMANA.COM sobre su experiencia.

Maria Fernanda Moreno
15 de mayo de 2005

"El 25 de diciembre mi hermana Johanna y yo salimos con unas amigas a pasar un rato chévere. Ellas, que son blanquitas, ya habían entrado varias veces a La Carbonera. Las únicas negritas éramos mi hermana y yo. Llegamos a eso de las 9:30 de la noche. En la entrada había tres porteros. Uno de ellos nos dijo que no podíamos entrar porque estaba muy lleno. Otro, que había una fiesta privada. Y el otro, que se necesitaba reservación. Ninguno se puso de acuerdo.

Entonces nosotras resignadas nos fuimos. Pero dos de las amigas nuestras se fueron a hablar con uno de los porteros para convencerlo de dejarnos entrar. Él les dijo que ellas sí podían entrar, que las que no podíamos éramos Johanna y yo. Nuestras amigas se solidarizaron y nos fuimos al establecimiento de al lado, Q.Kayito. A ellas las dejaron entrar y nosotras dos, al darnos cuenta que no había problema, nos fuimos a comer para entrar luego. Nos demoramos media hora.

Cuando regresamos para entrar no nos dejaron entrar y nos dieron las mismas excusas. Uno de ellos nos dijo que no podíamos entrar porque estaba lleno. Entonces mi hermana llamó a una de las amigas que estaban adentro para contarle y ella le dijo que el establecimiento estaba vacío y salió para ver qué pasaba.

Entonces el portero, después de tanta insistencia, nos dijo: "no quiero que se vayan a poner rabiosas o tristes, pero es que el administrador nos tiene prohibido entrar a personas del color de ustedes". Lo peor es que el portero no era blanco. Es que ahora yo no sé la concepción que tiene la gente del color, porque el portero era moreno. De hecho, nos confesó que ha tenido muchos problemas con amigos de él que son negros y tampoco los puede dejar entrar. Ni siquiera, nos dijo, puede dejar entrar a su esposa porque es del color de nosotras.

El caso es que las amigas de nosotras se salieron. Se pusieron súper rabiosas porque es triste que esas cosas pasen. Y entonces decidimos irnos para la casa.

Nosotras estudiamos derecho. Y mi hermana decidió poner una tutela, porque es ilógico que esas cosas ocurran ahora. La pusimos y la juez de primera instancia falló en contra de nosotras. Ella argumentó que los testimonios que anexamos de mis amigas no eran objetivos, pues había una relación de amistad y ellas tenían un interés positivo en que la tutela saliera a favor de nosotras.

Además, en los informes que rindieron los dos establecimientos en mención anexaron fotos de gente de color dentro del establecimiento. Ella dijo además que éste era un hecho consumado porque ocurrió el 25 de diciembre, es decir, que el derecho no se encontraba en inminente peligro. También dijo que los dos establecimientos eran una entidad privada y se regían por las leyes del derecho privado, por lo que podían reservarse el derecho de admisión.

Entonces impugnamos el fallo porque ella no puede presumir que los testimonios de mis amigas son falsos. Hay una presunción de buena fe en las declaraciones que uno hace. Por eso el proceso pasó a un juez de segunda instancia. Él fallo a favor de nosotras. En la sentencia él expuso que si bien estamos ante un hecho consumado, el derecho todavía se encontraba en peligro porque los establecimientos seguían funcionando y nosotras nunca íbamos a cambiar de color de piel.

Con la tutela conseguimos que se nos protejan nuestros derechos. Haber ganado la tutela nos da una base a favor nuestro para interponer una acción civil, la cual serviría para resarcir daños morales. En este caso, normalmente lo que se gana es plata, pues la ley le da un valor a la dignidad. La nuestra resultó perjudicada en este incidente. Nosotras ahora mismo nos estamos asesorando.

Otra victoria que nos adjudicamos es haber puesto a hablar sobre el tema de la discriminación. Aunque siempre ha estado presente. La gente sabe que en Cartagena se da mucho el elitismo, el racismo y la discriminación por cualquier razón. Pero hasta que a uno no le sucede no magnifica el problema, ni se le presta atención. Ahora al menos se discute sobre eso.

El tema de la discriminación en Cartagena, repito, estaba muy oculto. Todo el mundo sabe que sucede pero no decía nada. Les da pena. Nos dimos cuenta de eso porque cuando se supo la noticia de la tutela muchas personas comenzaron a denunciar que también habían sido víctimas de racismo. Pero por alguna u otra razón no decían nada. Lo que pasa es que hay muchos negros que no tienen identidad con su color y de pronto les da pena que los vayan a juzgar. O por miedo, pues estos casos suelen suceder en sitios de gente bien el mundo no está para enfrentársele a ellos. Si uno hace una encuesta, estoy segura de que casi el 90 por ciento de las personas van a decir que en Cartagena se da mucho la discriminación. Por eso creo que nuestro caso ha servido bastante, porque la gente ha comenzado a pedir respeto. Eso le va a servir a la sociedad en general.

Después de la tutela no volvimos a estos dos lugares. Pero hemos ido a otros a los que hemos podido entrar sin ningún problema. De hecho creo que ahora todos los establecimientos se van a cuidar de realizar este tipo de discriminación. Tanto es, que el fin de semana después de que nos avisaron el fallo, una amiga de nosotras que tiene un novio negro se fue a rumbear a La Carbonera y los dejaron entrar".