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TransMilenio Fase III: ¿Por qué por la séptima y no por la Boyacá?

Las preguntas acerca del futuro de este sistema masivo de transporte son inevitables. ¿Cuáles son las razones para construir TransMilenio en la carrera séptima de Bogotá y no en la Boyacá? ¿Qué piensan los eventuales candidatos a suceder al actual alcalde Garzón? ¿Qué proponen los expertos en transporte?

Leonel Alberto Miranda Ruiz*
21 de noviembre de 2006

Hace unos días el Alcalde Mayor anuncio la tercera fase del sistema TransMilenio, con una inversión cercana al billón de pesos para la construcción de los corredores de las avenidas séptima, El Dorado y décima. Por la forma en que se hizo el anuncio, pareciera una buena noticia; pero si se consideran los impactos de esta decisión, es posible que esta sea una de las herencias más costosas que la actual administración deje para los habitantes y futuros gobiernos de Bogotá.

La fase III de TransMilenio comprende en su diseño básico las avenidas anteriormente mencionadas más la Avenida Boyacá, que extrañamente fue excluida del programa de ejecución. Sería conveniente conocer los argumentos para esta decisión, porque el corredor en la Avenida Boyacá debió ser priorizado por las siguientes razones:

La Avenida Boyacá es conocida históricamente como la vía urbana más peligrosa del país; en la Boyacá se presenta, en promedio, la cuarta parte de los peatones muertos en Bogotá. Este año van cerca de 120 fallecidos por accidentes, según un informe de terra.com, y 82, según la Secretaría de Transito.
 
La implantación de TransMilenio reduciría en cerca del 90 por ciento las muertes accidentales, así lo indica el documento técnico del Plan Maestro de Movilidad recientemente adoptado, y lo confirma el experto de la Universidad Nacional, ingeniero Néstor Sáenz, quien manifestó recientemente que TransMilenio reduciría los muertos en la Avenida Boyacá a un 10 por ciento. Pareciera que la vida de las personas no es una prioridad en las decisiones públicas sobre transporte.

TransMilenio por la Avenida Boyacá permitiría conectar el sur con el occidente y el norte de la ciudad, integrando los portales de El Tunal con la calle 170 y sirviendo a numerosos barrios del occidente que aún no tienen acceso al sistema. Es paradójico que mientras el modelo del Plan de Ordenamiento Territorial propone la desconcentración de la ciudad mediante una red de centralidades urbanas, la construcción de la fase III apunta a congestionar las rutas hacía el centro de la ciudad, que ya tiene acceso mediante los corredores de la Avenida Jiménez y la calle 13.

En cambio, con TransMilenio por la carrera séptima tendremos la extraña situación de dos corredores paralelos a menos de cuatro cuadras de distancia en gran parte de su recorrido y compitiendo por los mismos usuarios, quienes en gran parte serán los mismos que actualmente utilizan el corredor de la Avenida Caracas.

Además, con TransMilenio por la séptima se hace más improbable que la ciudad tenga línea de metro, ya que esta línea está trazada por la carrera séptima entre las calles 34 y 72. Cuando afortunadamente expertos y políticos, algunos del Polo Democrático, están ventilando la discusión sobre tener un sistema integrado donde se articule TransMilenio con Metro y Tren de Cercanías, la actual administración pareciera que quiere enterrar cualquier posibilidad futura de consolidar este sistema porque físicamente no habría espacio por donde construirse.

La carrera séptima es ahora la única opción para numerosos vehículos particulares que solamente tendrían como vías alternas la carrera 13 y la avenida circunvalar. Si consideramos adicionalmente que las intersecciones entre la séptima con las calles 53, 45, 72, 92, 100, 116 y 140 tienen múltiples problemas técnicos y funcionales, se deberán desarrollar obras de ingeniería tan complejas que pueden hacer financieramente inviable el proyecto, además de las restricciones de espacio, el impacto sobre los Bienes de Interés Cultural y los costos por compra de predios que demanda insertar una infraestructura como la de TransMilenio en un eje vial y urbano que no tiene la capacidad para soportar este tipo de intervención.

Surge, entonces, la necesidad de estudiar y analizar cuidadosamente el proyecto y sus implicaciones. ¿Cuáles son las razones para construir TransMilenio en la séptima y no en la Boyacá? ¿Qué piensan los eventuales candidatos a suceder al actual Alcalde? Qué proponen los expertos en transporte?
 
*Arquitecto, Magíster en Gestión Urbana