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Luis Edgar Devia alias Raúl Reyes. | Foto: Alfonso Reina

PERFIL

Un hombre duro, frío e inclemente

Quién era este guerrillero que se inició como concejal de un pueblo y terminó de número 2 en la única guerrilla existente en la actualidad en le mundo occidental.

1 de marzo de 2008

A un dirigente político que lo vio casi todos los días durante la época del Caguán se le preguntó: “Durante ese tiempo hubo mucho dolor para el país porque la confrontación continuaba paralela a la negociación. ¿En algún instante usted vio llorar a Raúl Reyes?” “Jamás. No conozco a nadie que lo haya visto llorar en su vida”, respondió. El rasgo refleja la personalidad de este hombre muerto en la madrugada de este sábado. El mismo que en una de sus últimas entrevistas mintió al informar que Ingrid Betancourt gozaba de muy buena salud y que estaba tranquila. Horas después se conocieron las pruebas de vida en las que la ex candidata presidencial aparece profundamente triste, enferma y encadenada.

El número dos de las FARC, Raúl Reyes, murió la madrugada del sábado en un operativo de las Fuerzas Armadas en la frontera con Ecuador, en uno de los golpes más fuertes asestados por el ejército a este grupo ilegal armado.

El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, dijo en una rueda de prensa que Reyes murió junto a otros 16 combatientes en una zona de territorio ecuatoriano, cerca a la frontera con Colombia, en una operación aérea y terrestre que le fue comunicada por el presidente Álvaro Uribe a su colega ecuatoriano Rafael Correa.

Reyes, de 59 años y cuyo verdadero nombre era Luis Edgar Devia, se desempeñó como vocero de las Farc y fue el principal negociador de la guerrilla durante las conversaciones de paz con el presidente Andrés Pastrana (1998-2002).

Su figura de baja estatura enfundado en traje camuflado y con fusil al hombro era reconocida dentro y fuera de Colombia, como uno de los rostros más visibles de las FARC en giras por Europa y pasos por Cuba.

En recientes entrevistas, Reyes aseguró que las FARC seguirían luchando por la toma del poder, negó que se financiaran con el narcotráfico, que sólo cobraban un impuesto al cultivo de la coca y que las condiciones de vida de los secuestrados eran duras porque “ellos no andan haciendo turismo ecológico en la selva”.
Se trata del revés más fuerte a los rebeldes colombianos desde que Uribe asumió en el poder en el 2002.

Una nota del Gobierno indicó que “durante toda la noche del viernes 29 de febrero y la madrugada de este sábado primero de marzo”, Uribe, quien en la jornada estaba fuera de Bogotá en una gira en la provincia, “estuvo siguiendo de cerca la operación conjunta que adelantaron las Fuerzas Militares y la Policía en el sur del país, que dio como resultado la baja” de Reyes.

En la conferencia de prensa, el ministro Santos no respondió preguntas sobre la operación como si hubo un cruce de tropas colombianas a Ecuador. El guerrillero, considerado uno de los más duros en las Farc, había nacido el 30 de septiembre de 1948 y se inició concejal.

Su muerte se produjo en el vecino país apenas unos 1.800 metros de la línea fronteriza. “Fue dado de baja alias Raúl Reyes”, dijo el ministro temprano.

De acuerdo con funcionarios de la Fiscalía General, Reyes tenía al menos un centenar de investigaciones pendientes por casos que iban desde secuestro hasta homicidio. Estados Unidos ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares por información que llevara a su captura.

Correa dijo en Ecuador que fue informado por Uribe y que “muchos de esos combates vinieron del territorio ecuatoriano, parece que las FARC incursionaron en territorio ecuatoriano. Hay que aclarar un poco el incidente”.

“Yo lamento cualquier pérdida de vida, para mí es un gran dolor”, expresó. Asimismo, presentó su solidaridad al pueblo colombiano: “Si en algo podemos mediar para remediar este conflicto tan sangriento entre hermanos, pues cuenten con nosotros”.
El comandante de la IV División del ejército de Ecuador, Fabián Narváez, informó que el caso está siendo investigado porque “pudo haber ingreso de personas ilegales e inclusive de fuerzas militares colombianas”.

No quedó claro de inmediato cuál podría ser el efecto de la muerte de Reyes sobre rehenes en manos de las FARC, entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, secuestrada en el 2002, y de quien Reyes siempre se refería en términos despectivos pese a que ella era, en sus tiempos de libertad, era una de las más reconocidas defensoras del diálogo para resolver el conflicto.

Analistas y ex negociadores de paz con las FARC destacaron la importancia del fallecido, visto como uno de los más cercanos colaboradores de Pedro Marín, alias Manuel Marulanda o ‘Tirofijo’, máximo jefe de las FARC, la guerrilla nacida en 1964.

El diario El Tiempo indicó en su sitio de internet que además de ser un colaborador de Marulanda, Reyes era su pariente: Reyes estaba casado con Olga Marín, hija de Tirofijo.

La muerte de Reyes “claro que es un duro golpe a las FARC, cayó un pez gordo”, pero “las FARC en ese sentido tienen claridad y seguirán moviéndose conforme a los principios de ellos y a sus estructuras... será reemplazado inmediatamente”, dijo en conversación telefónica Lázaro Riveros, quien estuvo tres años durante el gobierno de Pastrana como negociador y conoció a Reyes.

Para León Valencia, analista y ex guerrillero del ELN, “esto es un golpe en el corazón” de las FARC... ojalá que no se encierren en sí mismos (por la muerte de Reyes) y sean desatentos con los secuestrados y empiecen a matar lo que se encuentren y la perversidad se desate más”, agregó Alfredo Rangel, analista y de la no gubernamental Fundación Seguridad y Democracia, descartó represalias sobre los rehenes. “Los secuestrados son demasiados importante para imagen de las FARC, eso (una retaliación) sería muy contraproducente para ellos”, señaló.

Agregó que la muerte de Reyes es “el golpe más importante que ha dado el gobierno colombiano (a las FARC) en 40 años en lucha contra insurgente. Nunca antes ningún miembro del secretariado” fue muerto o capturado.

Alfredo Molano, analista y columnista del diario El Espectador, dijo a la emisora Caracol que si bien la muerte del jefe rebelde era una acción contundente contra la dirección de las FARC, “que esto sea un golpe definitivo, que marque el punto de quiebre, no estoy tan seguro”.