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Un nuevo concepto para la tercera edad

Por estos días abre sus puertas en Medellín El Almendro, un espacio diferente para el cuidado de las personas de la tercera edad que se une a una serie de proyectos desarrollados por el Grupo Gestor.

18 de abril de 2004

Según estudios de la Cepal, en países como Colombia la población envejece cada vez más: del 8 por ciento de adultos mayores que hay en la actualidad pasaremos al 20 por ciento en menos de 50 años. Aun así, es poco lo que se hace por desarrollar proyectos que tengan en cuenta esta realidad. Tampoco es un secreto que la mayoría de hogares existentes pasan por alto lo mucho que se ha adelantado en términos de ofrecer un envejecimiento con dignidad.

En Medellín, un grupo interdisciplinario autodenominado Grupo Gestor, liderado por la médica geriatra María Francisca Echeverri, quiere poner su grano de arena para atender esta situación. Desde hace cerca de tres años se embarcó en una serie de proyectos que tienen como objetivo central mejorar la calidad de vida de los ancianos.

En esta búsqueda afloró la necesidad de hallar un espacio donde el adulto habitara sin las restricciones y limitaciones que ofrecen los lugares tradicionales, donde se les permitiera vivir productivamente y donde tuvieran los mejores cuidados según su estado de salud. En este proceso surgió la estancia para el adulto mayor El Almendro.

"Más que un lugar de bienestar, nuestra estancia quiere ser un lugar para el bien-estar", explica enfáticamente María Francisca, una de las pocas geriatras que ofrecen sus servicios en Medellín.

Además de vivienda asistida con acompañamiento, enfermeras, terapia y manejos clínicos específicos, El Almendro busca ser una vivienda de puertas abiertas, donde la persona independiente puede hacer su vida normal. En los espacios que son al aire libre habrá un gran respeto por la individualidad e intimidad de cada persona, así como por su estilo de vida.

El ambiente acogedor que se respira en sus pasillos, jardines y demás áreas sociales como salones de juego, salas de conferencias, cine y televisión, comedor, peluquería y capilla, al cual se suma la comodidad de sus 43 habitaciones con baño privado (muchas poseen su propia sala de recibo), se acentúa por un diseño pensado para que sus habitantes se sientan vitales: minimización de las barreras arquitectónicas, sistemas adecuados de ventilación e iluminación, uso de colores alegres en muebles y muros, amplios espacios verdes, etc.

Aunque en esta estancia habrá personas con problemas de salud, Echeverri quiere hablar más en términos de problema y dificultad que de enfermedad pues por ningún motivo quiere ver la estancia como un hospital o una institución geriátrica, sino como un lugar donde la gente pueda vivir estando bien: bien asistido, bien localizado, bien seguro.

En El Almendro buscarán que la familia deje de ver al adulto como una carga. "Trabajamos para que la familia disfrute de la compañía del mayor y no sea más un factor de angustia por su estado de salud o aislamiento", recalca su directora, cuya especialidad médica se ocupa tanto de los aspectos clínicos y terapéuticos como de los preventivos y sociales con el fin de prestar una mejor atención a los viejos, sus familias y la comunidad en la que están inmersos.

Cuando el adulto llega por primera vez a El Almendro, de inmediato se ingresa a programas de atención: ejercitación física, nutrición, lúdica y socialización, teniendo cuidado de detectar sus puntos de alerta cuando presentan anomalías físicas, sicológicas o sociales. En cuanto al aspecto médico se busca que todos tengan su plan obligatorio de salud o por lo menos que continúen con su médico tratante. Mientras la dirección médica a cargo de Echeverri coordinará esta área, la nutricionista y la gerontóloga manejarán por su parte los programas alimentarios, y los lúdicos y de socialización, respectivamente. La asesoría espiritual también hace parte de este grupo de atención básica.

"Si las personas que llegan tienen un deterioro grave en su salud, aquí tratamos de delimitar el progreso de ese daño con asistencia especializada, alimentación adecuada y un espacio íntimo con un clima social sano que redunden en un mejoramiento de su calidad de vida", dice la directora.

Las modalidades de atención en El Almendro comprenden el servicio de estancia permanente o vivienda; el de estancia parcial, bien por tratamientos específicos, de fin de semana o de vacaciones y los servicios de hotelería y de centro-día. En este último se recoge al mayor, se atienden sus necesidades de tratamiento y en la noche vuelve con sus familiares.

En concepto de esta geriatra, el envejecimiento comienza desde que se nace, con un proceso de evolución e involución. "A este segundo proceso es a lo que la gente le teme y permite muchas veces que ese envejecimiento lo deteriore y lo inhabilite para llevar una vida corriente". Cambiar esta conciencia y normalizar el envejecimiento son la razón de ser de este centro.

Dejar el temor a envejecer y no permitir que la edad obligue a detener nuestras necesidades vitales y de socialización son uno de los objetivos centrales que todo proyecto para adultos mayores debería contemplar y que sin duda centros como El Almendro contribuirán a alcanzar.