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El presidente Álvaro Uribe le pidió una vez más al ministro de Defensa Juan Manuel Santos (derecha) y a los militares que fortalezcan la seguridad en Buenaventura para evitar ataques terroristas como los que cobraron la vida de tres personas en el último fin de semana.

Nación

Uribe ordena arremetida de Fuerzas Armadas en Buenaventura

En un enérgico discurso pronunciado desde Bogotá anunció el incremento del pie de fuerza y pidió a los uniformados redoblar esfuerzos para combatir a la delincuencia, tras los 11 atentados terroristas ocurridos en el pueblo desde el viernes 22 de junio.

25 de junio de 2007

“Señor General Ballesteros: la Fuerza Aérea, la semana pasada, dio una noticia muy importante de la eficacia de sus operativos. No apague esos aviones, rellénelos de gasolina sin apagarlos, manténgalos bombardeando al terrorismo, para que puedan llegar auras de felicidad a las nuevas generaciones de colombianos”.

La frase del presidente Álvaro Uribe le puso un final enérgico y contundente al discurso de más de 20 minutos que pronunció este lunes en la Escuela de Cadetes General Santander. Nadie supo qué era más fuerte, si el contenido de su alocución o la rabia que expresaban sus palabras cada que se tenía que referir a los ataques terroristas que durante 2007 han puesto en jaque a la política de seguridad democrática en la región.

Durante lo corrido del año ha habido 12 atentados en el municipio, pese a los reiterados anuncios sobre fortalecimiento de la presencia militar en la zona. Son 11 muertos y 82 heridos que sufrieron las consecuencias de una guerra de más de 40 años a la que Uribe se comprometió a acabar, pero que aún sigue cobrando vidas inocentes. El más reciente de estos ataques comenzó el viernes y fue calificado por el gobierno como un “estertor de la violencia”. El citado estertor ya ha cobrado tres vidas y dejó más de 29 heridos según los reportes oficiales.

Por eso el tono del presidente. En sus más de 20 minutos de discurso ante los generales y la nueva promoción de oficiales de la Policía, Uribe prometió una vez más trabajar hasta acabar con el terrorismo. “Señores Generales, señor Ministro, objetivo: ¡A la carga contra lo que nos queda de criminales! Eran 60 mil, se han desmovilizado 43 mil”.
Incluso se le oyó anunciar que el pueblo ahora tienen más de 800 efectivos de la Policía, que fortaleció la presencia de la Armada y que desde ahora reforzará los operativos de inteligencia.

Pero más allá de los discursos eufóricos y con frases efectistas a los que Uribe tiene acostumbrado al país –y a los medios- ¿qué es realmente lo que necesita Buenaventura para superar la crisis que lo aqueja?

Según el gobierno, en Buenaventura confluyen tres de sus objetivos principales: luchar por consolidar la seguridad, la confianza inversionista y las metas sociales. De acuerdo con las cifras reveladas por Uribe parece no haber duda de que el fortalecimiento de la presencia militar en la zona es uno de sus objetivos. El tema de la inversión privada también halla sustento con la anunciada llegada de 450 millones de dólares de capital particular para ampliar y modernizar el puerto. Sin embargo en el tema de la inversión social para la región aún hay muchas dudas y ni siquiera los anuncios sobre la construcción masiva de viviendas con parte de los recursos de las caletas decomisadas a alias “Chupeta” alcanzaron para apaciguar los ánimos de la comunidad, que ahora no solo es pobre sino que también está asustada por los ataques terroristas de las Farc y por pugnas entre narcos, algunos de ellos paramilitares.

Este lunes los médicos del Hospital Universitario del Valle confirmaron la muerte de Claudia Patricia Barahona, una de las jóvenes afectadas por las explosiones de este fin de semana, cuando comenzó el más reciente ataque de terror en el pueblo. Los mismos hechos dejaron más de 60 comerciantes damnificados y muchos de ellos ya dijeron que los dos salarios mínimos que el gobierno les ofrece como indemnización son muy poco frente a la cuantía de lo que perdieron y a que ya no cuentan con intangibles como la confianza para seguir en la región.

Y mientras las víctimas lloran a sus seres queridos, los comerciantes lamentan sus pérdidas y Uribe grita cada vez más duro, los grupos armados continúan demostrando su poder bélico, extorsionado a los vendedores y desapareciendo gente. La versión de que ya no hay paramilitares en la zona no convence a los lugareños, así el gobierno proclame a voz en cuello que desaparecieron. Una cosa es lo que sienten quienes allí viven –así no puedan denunciarlo oficialmente- y otra lo que dicen los informes que recibe el presidente. Pese a estas diferencia, Uribe dijo ante los militares que tras 40 años de existencia de la guerrilla y 20 del paramilitarismo “éste Gobierno ha desmontado el paramilitarismo. Y le quedan tres años en los cuales trabajaremos de día y de noche para dejar desmontadas las guerrillas”.

En Buenaventura se habla mucho sobre el despeje militar pedido por las Farc para viabilizar el intercambio humanitario. Dicha solicitud fue negada una vez más por Uribe ante los generales: “Hablemos de 40 años de despeje que permitieron que el país se inundara de guerrilla y de paramilitares. Ahora hay que pensar en el despeje, pero al revés. Lo que necesitamos es despejar a Colombia de terroristas, entregarle la totalidad del pueblo de Colombia a las gentes de bien”.

El presidente terminó su discurso con el mismo tono elevado con que lo comenzó. Los habitantes del puerto lo vieron por televisión mientras sus calles se quedaban solas en obediencia al toque de queda. Siguen tan atemorizados como en enero, cuando el gobierno anunció que pondría fin a la violencia en la zona.