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Óscar Iván Zuluaga, ministro de Hacienda, decidió pedirle a la justicia que lo investigue para establecer si es cierto o no que tiene vínculos con las autodefensas.

ESCÁNDALO

“Yo no tengo ningún vínculo con paramilitares, mi vida es un libro abierto”

El ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, les pidió a la Corte y a la Fiscalía que lo investiguen tras las revelaciones de SEMANA que dan cuenta de un cruce de correos electrónico desde su computador al de Ernesto Báez, uno de los jefes de las AUC

6 de agosto de 2007

El ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga madrugó este lunes a redactar una carta. Luego de una noche de domingo en la que le tocó responder a través de varios medios de comunicación sobre un nuevo escándalo de vínculos con jefes de autodefensas, el funcionario decidió que lo mejor era pedirle a la justicia que averigüe su vida y defina su hay algo de reprochable en ella.

Así se lo hizo saber también a las cadenas radiales que le preguntaron, este mismo lunes, por las revelaciones de SEMANA sobre los correos electrónicos cruzados desde la cuenta del funcionario con el jefe paramilitar Ernesto Báez, uno de los hombres más poderosos de las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.

SEMANA reveló en su última edición, que empezó a circular este domingo, que en 2005, siendo Zuluaga senador por el Partido de La U, hubo contactos electrónicos entre su oficina y el paramilitar. Según las comunicaciones, entregadas a la Corte Suprema de Justicia por organismos de inteligencia del Estado, Zuluaga le enviaba información a Báez sobre el trámite de proyectos de ley y éste le agradecía elogiando su trabajo en el Congreso.

En uno de esos coreos, fechado el 26 de septiembre de 2005, Báez se refiere a la información sobre la ley de garantías electorales y los abusos contra los menores de edad: “Respetado senador. Saludo esta iniciativa suya con la cual se identifican todos los colombianos de bien y en especial quienes somos sus paisanos, siempre tan bien representados en personas de tanta estatura moral como usted”.
El ministro argumentó que este tipo de información era enviada a una base de datos de más de 7.000 personas y que ignoraba que entre ellas estuviera incluido su paisano, el jefe de autodefensas.

Si bien es cierto que los congresistas acostumbran a enviar correos masivos estilo “spam” para sacar pecho respecto a sus obras en el Legislativo y que el hallazgo de los correos no implica que haya sido Zuluaga quien los escribió, llama la atención el silencio guardado por su oficina tan pronto llegó la respuesta del paramilitar. El solo hecho de que Báez estuviera en el listado de destinatarios ya es, por lo menos, de mal gusto.

De momento, a Zuluaga le ayuda el que haya dos de sus colegas en similar situación. Pero le perjudica el que esos dos sean, precisamente, de la bancada uribista. Es más, una de ellas es la senadora Adriana Gutiérrez, su compañera de batallas en el Partido de La U y a quien la Corte Suprema de Justicia acaba de llamar a rendir versión libre por el caso de la para-política.

El tema de los mensajes entre la senadora Gutiérrez y Báez es muy parecido al del ministro Zuluaga. Ella sostiene que no tenía idea sobre lo ocurrido y que delegó la función de leer y responder los correos en Carolina Ochoa, una de las funcionarias contratadas en su Unidad Técnica Legislativa. En este caso también cabe la pena preguntarse si a las personas encargadas de dicha labor no les parece cuando menos curioso que la senadora reciba correos de un ex comandante ‘para’ tan temido y conocido en la región en la que ella hace proselitismo.

En teoría, el de Luis Élmer Arenas es el caso más complicado. No es la primera vez que el congresista aparece mencionado por sus supuestos contactos con grupos ilegales. Su defensa se centra en el ataque.
 
Sostiene que se trata de montajes armados por personas que le temen a sus reconocidos debates sobre control político. Pero en esta ocasión, según las copias de los correos electrónicos revelados por SEMANA, Arenas no solo recibió los mensajes como Zuluaga y Gutiérrez, sino que mantuvo la conversación con Báez. Además, trataba temas más delicados que la entrega de informes sobre proyectos. En uno de los correos Báez hasta le pidió que intercediera ante “el señor Quintero” para que le pagara la plata de un préstamo.

Según Arenas, él tampoco es quien contesta directamente sus correos y le pedirá a la justicia -como Zuluaga- que lo investigue. La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia se le adelantó a este pedido y lo llamará a versión libre en las próximas horas.

Ministro en apuros

Aunque el caso de Zuluaga dista mucho del de su ex colega María Consuelo Araujo, quien tuvo que dejar la Cancillería cuando el escándalo de la para-política llevó a uno de sus hermanos a la cárcel y convirtió en prófugo a su padre, ya hay quienes piden que responda políticamente por los hechos denunciados.

Durante 2007 Zuluaga ha sido salpicado en varias ocasiones por las versiones que lo vinculan con los jefes de autodefensas. Estos hechos han disipado su gestión al frente de una de las carteras claves del Estado colombiano. Así, sus divergencias frente al Banco de la República por el manejo de la revaluación, los problemas para hacer que el control inflacionario se traduzca en alivios tangibles para los consumidores y hasta la puja por la defensa de sus ideas en el alto gobierno -incluidos los rumores de que uno de sus colegas está detrás de su cargo- han perdido protagonismo frente a hechos relacionados con la ‘para-política’.

El de esta semana no es el primer incidente en que el Ministro resulta enredado con las autodefensas. En enero de 2007, la Corporación Nuevo Arco Iris divulgó un informe sobre la penetración paramilitar en la política, realizado con apoyo del gobierno sueco. El estudio señalaba que la expansión de las autodefensas desde 2001 llegó a 223 municipios, en los cuales se fortalecieron nuevos grupos que se hicieron a más de 250 alcaldías, eligieron un tercio del Congreso de 2002 y ampliaron su representación parlamentaria en 2006. La investigación hizo énfasis en los candidatos elegidos en algunos puntos de innegable presencia paramilitar como La Dorada, Caldas, bastión político de Zuluaga.

Cuando León Valencia, director del estudio, explicó el análisis a través de una cadena radial, desató la ira del presidente Álvaro Uribe por decir que Zuluaga obtuvo significativas votaciones en zonas de Caldas en las que el paramilitarismo tuvo su más grande expansión. En ese momento, el Jefe del Estado salió en defensa de su ministro y regañó al académico, enrostrándole de paso la generosidad del país con la Corriente de Renovación Socialista, en la que éste había militado.

El solo detalle de sacarle en cara un hecho del pasado que nada tenía que ver con el tema dejó muy mal parado al Presidente. Pero detrás de esa inusual defensa de su Ministro quedaron nuevas inquietudes que la voz presidencial no dejó dilucidar. En primer lugar, es cierto que Zuluaga ha hecho política -él dice que durante más de 20 años- en la zona de la Dorada en la época en que el paramilitarismo controlaba la región. También lo es que resultó elegido por el mismo movimiento que la ex representante Rocío Arias (quien nunca ha negado su cercanía con los jefes paramilitares) y el ex senador Carlos Clavijo, a quien Ernesto Báez le hizo campaña en el Magdalena Medio, según video publicado por Semana. (Ver nota adjunta). Pero la justicia no ha dicho que Zuluaga sea culpable o inocente. Ni siquiera ha investigado los hechos. Por eso muchos analistas dijeron en su momento que lo procedente era que el aparato judicial estableciera hasta qué punto el hoy ministro tenía o no apoyo de los grupos de autodefensas para sus campañas.

La voz de reclamo del presidente Uribe acalló el tema por algunos días, pero pronto Zuluaga tuvo que enfrentar un nuevo problema. La revista Cromos reveló una fotografía de campaña en la que lo mostraba haciendo proselitismo con Maribel Galvis, quien a la postre resultó ser una mujer paramilitar. Para el momento de los hechos Galvis era candidata al Concejo de La Dorada y Zuluaga senador por el uribismo. Tres años después Galvis se convirtió en prófuga de la justicia y renunció al concejo al ser requerida por la Fiscalía por una extorsión a la sucursal de Coca-Cola en La Dorada, a nombre de los paramilitares.

En ese momento Zuluaga se limitó a decir que se enteró de la doble vida de la señora Galvis el 2 de febrero de 2006, cuando la vio entre los desmovilizados de las autodefensas del Magdalena Medio, que comandaba ‘Ramón Isaza’. Mientras Zuluaga dijo ignorar la vida ilegal de su socia política, ésta aseguró que no tenía idea sobre masacres como las de Falán y Palocabildo, Tolima, perpetradas por el grupo armado al que ella perteneció.

En esa ocasión el Ministro usó una defensa similar a la presentada ahora para justificar los correos electrónicos con Ernesto Báez: Dijo que en política tenía contacto con muchas personas y que no podía saber qué hacía cada una de ellas.

Ante el surgimiento de un nuevo episodio molesto, Zuluaga decidió pedirle a la Fiscalía y la Corte que indaguen todos sus actos, públicos y privados, para establecer si las autodefensas penetraron o no sus estructuras políticas. “Quiero que sean las instancias judiciales la que me indaguen sobre mi actuar”, expresó en la misiva dirigida a los investigadores y se declaró preocupado porque “tantos señalamientos se van hilando y van creando un manto de duda”.

Zuluaga y el país esperan que con las averiguaciones de la justicia quede claro qué fue realmente lo que pasó, si alguna persona en su oficina del Senado tenía contactos clandestinos con personas al margen de la ley o si se trata de una cortina de humo para enlodar su imagen.