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| Foto: Guillermo Torres

JUDICIAL

Los audios que incriminan al coronel Pérez Amézquita en el asesinato de Dimar Torres

El militar que ejecutó el homicidio a sangre fría señaló al coronel y a otros tres soldados cómplices, pero además grabó las conversaciones radiofónicas que tuvo con su superior cuando se disponían a desaparecer el cadáver de la víctima. Estas son las evidencias que convencieron al juez de enviarlos a todos a la cárcel.

23 de enero de 2020

Tras varios días de audiencias, este lunes un juez decidió enviar a la cárcel al coronel, ahora retirado del Ejército, Jorge Armando Pérez Amézquita y tres soldados profesionales implicados en el asesinato de Dimar Torres. Al excombatiente de las Farc, como se sabe, le dispararon en estado de indefensión y el caso generó gran repudio al descubrirse que el plan criminal incluía su desaparición, algo que frustró la comunidad al buscarlo y enfrentar a los uniformados.

Torres fue asesinado el 22 de abril del año pasado a manos del cabo segundo del Ejército Daniel Eduardo Gómez Robledo. Fue este mismo cabo quien después señaló a otros militares, excompañeros suyos que habrían sido cómplices, incluyendo al coronel Pérez Amézquita quien habría dado la orden de eliminar a Dimar Torres como una forma de venganza por la muerte de un soldado el cual había caído en un campo minado. Lo que hasta ahora no se sabía es que además de dar su testimonio el cabo y confeso asesino, Daniel Eduardo Gómez, había aportado grabaciones que hizo al coronel a fin de blindarse por si las cosas se complicaban. Algo que efectivamente sucedió. 

El cabo Gómez le entregó esas comunicaciones a la Fiscalía y esta sumó otras, gracias a que interceptó el teléfono celular del coronel. Así mismo, otros soldados implicados en la investigación empezaron a grabar las llamadas que el coronel les hacía una vez el caso fue de interés nacional. Todos esos elementos fueron expuestos por la Fiscalía ante un juez para argumentar la responsabilidad del coronel y tres soldados más, así como la necesidad de imponerles medida de aseguramiento. 

El fiscal hizo un recuento detallado de los hechos y señaló que el coronel fue determinador del crimen pues "sus órdenes de matar fueron concretas y directas a sus subordinados". Respecto a los tres soldados también implicados, Jhorman Alexander Buriticá, Cristian Cacilimas Pulido y William Alarcón Castrillon, el fiscal les imputó el mismo cargo pero en grado de complicidad. Ni el coronel Pérez ni los soldados aceptaron los cargos. Ninguno admitió responsabilidad frente a la imputación formulada por la Fiscalía. 

El fiscal a cargo expuso en la audiencia las grabaciones y testimonios que pusieron contra la pared al coronel, así como a los tres soldados señalados de haber fraguado el asesinato del excombatiente de las Farc. El juez consideró la eviendencia muy comprometedora y decidió enviar a los cuatro imputados a la cárcel.

El 30 de mayo de 2019, cuando las pesquisas del caso apenas arrancaban, el fiscal a cargo estaba tomando la declaración de varios militares implicados. Uno de estos el soldado Mantilla, a quien le sonó su teléfono celular en plena diligencia. "Es mi coronel", dijo y atendió la llamada en alta voz. Fue así que los funcionarios del despacho de la Fiscalía oyeron al coronel a las 11:09 de la mañana: "No diga nada, guarde silencio. Yo sé que usted me está grabando y que la Fiscalía tiene interceptados los teléfonos, la Fiscalía lo único que quiere es embalar un poco de gente. Dígale al resto de soldados que se sostengan en lo que dijeron en los medios, es político".

"Chequeélos porque esos son los que siguen": coronel

Luego de que los hombres al mando del coronel Pérez Amézquita cometieron el crimen, este se comunicó con el cabo Daniel Eduardo Gómez para conocer los pormenores y saber en qué estaba la situación de reclamo de la comunidad. Lo que el coronel desconocía por completo es que el cabo estaba grabando la radiocomunicación. El cabo le informó que en la vereda los civiles estaban un poco alborotados por lo ocurrido. Pérez le dio instrucciones para que se custodiara un oleoducto y luego la charla avanzó hacia los pormenores del crimen. Este es el aparte clave: 

Cabo: ... No, mi coronel, vea, la demora es que llegue mi teniente y acá nos organizamos y nos hacemos fuertes. Nos hacemos fuertes con una seguridad 50-50 y botamos dos trabajos para preveer ahí lo del tubo mi coronel. 

Coronel: Qsl. ¿Venga y el material de los de esa sección del teniente? ¿el material, los equipos, las telas...?

Cabo: Todo eso ya lo aseguraron ahí unos tres soldados que son perrasos, mi coronel. Ahí los tengo, ya eso está asegurado. Material de importancia, material para nosotros, todo eso está QAP, mi coronel.

Coronel: Bueno, dios lo bendiga.

Cabo: Qsl mi coronel

Coronel: Venga ¿y el man qué dijo, qué decía el hijueputa? 

Soldado: Los manes están diciendo que el man supuestamente está sobre los tratados de paz, que el man era bandido pero que está sobre los tratados de paz pero usted y yo sabemos que el man estaba delinquiendo. 

Cabo: Sí, yo sé, yo sé.  

Soldado: Yo me les infiltré allá y ellos tienen un vocero que es el que los está liderando. Pero ahí los únicos que están dolidos son como tres manes que están alebrestados y un familiar. Pero ya el resto de gente se fue. Eso ahí no hay nada. Los que están formando ese mierdero son como dos o tres que son bien guerrilleros. 

Coronel: Ah, listo, listo. De todas maneras chequeélos, chequeélos porque esos son los que siguen, ¡ja!

Cabo: QSL, mi coronel, como ordene. ¡Vamos a acabar con esa plaga!

Tras exponer este audio el fiscal a cargo miró al juez y repitió la frase "...chequeélos, chequeélos porque esos son los que siguen". Sobre ese audio el testigo Daniel Eduardo Gómez Robledo manifestó: "Fue grabado el 22 de abril antes de las siete de la noche. Le pedí a Botello Rodrigo, soldado a mi mando, que grabara. Di esa orden porque el coronel Pérez ya me había dicho que no le dijera esas cosas así por radio y eso me dio mala espina. Yo siempre me protejo de todo y entonces puse el teléfono en altavoz para que el soldado grabara. Las personas que hablan en ese audio son el coronel Pérez Amézquita y mi persona, Daniel Eduardo Gómez Robledo".

Sobre el mismo audio el fiscal le preguntó a Gómez a quién se refería el coronel Pérez Amézquita cuando este preguntó en la llamada grabada "¿y el man qué dijo, qué decía el hijueputa?". La respuesta de Gómez fue: "El coronel se refería a Dimar Torres" Y sobre la expresión "chequeélos, chequeélos que son los siguen", el cabo Gómez dijo que quienes estaban reclamando por la muerte de Dimar Torres era justamente la esposa de este, la hermana, el padre y el señor Delmis Palacio, presidente de la Junta de Acción Comunal, que tan solo reclamaban a la tropa que les entregaran el cuerpo porque hasta ese momento no lo habían encontrado. El fiscal recalcó que según el coronel a esos que había que "chequeear y seguir justamente eran los familiares del occiso Dimar Torres".

El fiscal también expuso otro audio del cual se deduce que coronel le pidió a Gómez no dar reporte por radio sobre la muerte de Dimar Torres sino que debía, más bien, dar aviso de "Sin novedad". Según el fiscal el coronel Pérez, en virtud del poder que ejercía sobre su tropa, indujo al cabo Gómez para omitir la información de la muerte por el radio "que por el contrario salga al medio y que reporte ‘sin novedad‘". En esta escucha se oye al corondel diciéndole a Gómez. Este es el aparte correspondiente: 

Coronel: "...diga que no saben qué pasó ni por qué la gente está alborotada, ¿listo?

Cabo: QSL

Coronel: No se vaya a poner a decir que los corretierano ni nada de esa mierda, ¿listo?

Cabo: QSL

Coronel: Bueno, listo. Por favor páseme al (inudible)

Cabo: Sí, QSL. Yo estoy ahí pendiente, yo estoy ahí QAP mi coronel. Lo que quiero es darle el "Sin novedad" a todo el mundo...

El fiscal agregó que de la misma forma el coronel ocultó la verdad al ministro de Defensa (Guillermo Botero) y al comandante de la fuerza Vulcano. "No le quiso mencionar absolutamente nada a sus mandos ni al gobierno qué había ocurrido porque su ilusión y pretención era ocultar el hecho criminal".

Otra comunicación aportada por la Fiscalía es una en la que se escucha al coronel Pérez llamando al teniente Blanco Javier para indicarle qué decir ante las autoridades, pues esta revista había revelado la confesión del cabo Gómez Robledo quien no solo asumió la responsabilidad de ser el autor material sino que además señaló a otros implicados:

Teniente: Qué manda, mi coronel

Coronel: Quihubo chino ¿ya vio noticias?

Teniente: Acá estoy mirando ¿en RCN?

Coronel: Sino en CM&, pero póngale cuaidado: ahí están mostrando la Revista Semana porque el cabo nos quiere vincular al proceso... ¿si oye?

Teniente: No, no mi coronel

Coronel: Bueno entonces toca... ¿Usted tiene abogado y toda esa vaina?

Teniente: Sí, mi coronel

Coronel: ¿Y es de Demil o qué?

Teniente: No, me toca buscar de otro punto...

Coronel: Bueno, pero póngale cuidado, hay que sostenernos en la verdad hermano porque ese suboficial hizo esa vaina y ahí no hay nadie, él no tenía por qué haber echo eso. ¿Listo? Eso nos puede acabar con la vida ¿me oyó?

Teniente: QSL

Coronel: Entonces estamos hablando... Yo creo a que a usted lo sacan de allá.. Toca sacarlo de allá. Toca ponernos a hablar.   

El fiscal expuso esta conversación señalando que el coronel empezó a libretear a sus subordinados pidiéndoles que dijeran la verdad, y la verdad para ese momento era el ocultamiento de la verdad material a todas las autoridades judiciales, a la comunidad y al propio Estado. Esa era la coartada que había que mantener porque el cabo Daniel Gómez ya los había relacionado a la investigación. El investigador anotó que la máxima impartida por el coronel a su pelotón fue "tú me cuidas, yo te cuido" y dijo que el mismo sentido había otra comunicación. Esta entre el coronel Pérez y el jurídico de su batallón, otro subordinado de apellido Borrás. Sin más el fiscal puso la grabación a correr:

Borrás: ¿Qué ordena, mi coronel? 

Coronel: Póngale cuidado, yo ya hablé con Nancy para que me consiga las audiencias, los audios de las audiencias que le hicieron al cabo allá pero necesito saber a quién más le hicieron audiencia allá. ¿Solamente al cabo? 

Borrás: Pues de ese asunto solo al cabo, no más.

Coronel: Ah bueno, listo. Y lo otro es que como usted estavo conmigo en el puesto de mando, como estuvo conmigo hasta las 11:30 entonces para que yo lo voy a tener como testigo...

Borrás: Uy, ¿pero cómo así mi coronel?

Coronel: ¿Usted no ha visto noticias, hombre?

Borrás: Pues sí yo miré las noticias y todo eso pero pues, ¿yo qué o qué ahí...?

Coronel: Pues para que usted manifieste lo que escuchó mientras estuvo en el Coda hasta las 11:30 de la noche, porque como están diciendo que hubo encubrimiento y a mí nunca me informaron sino hasta las 8:30 ¿si me entiende? Yo necesito que usted allá en la audiencia, cuando haya audiencia, juicio, toda esa vaina, necesito que usted declare lo que oyó, eso es todo.


Borrás: Pero pues imagínese ahí, esa vuelta... yo no tengo ahí nada que ver y ahora que usted diga que testigo y esa vuelta... imagínese.

Coronel: ¿Usted no estaba ahí ¡hombre!?

Borrás: Pues yo estuve desde las 9:30 hasta las 11:30.

Coronel: Por eso, lo que usted haya escuchado durante ese tiempo es lo que tiene que decir, nada más.

Borrás: ¿Y los otros también o qué?

Coronel: Claro, todos, Mosquera, los que estaban de Coda, el sargento primero Diaz...

La comunicación sigue girando sobre el mismo punto un momento más y luego el coronel le dice a Borrás que "lo que hicieron conmigo es una falta de honor. Lo que hicieron conmigo el viernes, de escarmiento público eso fue algo deshonroso, entonces yo necesito recuperar mi buen nombre. Ustedes estaban ahí y entonces tienen que pararse en el estrado". Finalmente, el coronel, tras repetirle las instrucciones le dice esto a su subordinado: "Yo aquí lo tengo grabado, de todos modos con mi abogada lo vamos a requerir para que declare. ¿Listo? Dios lo bendiga". Para el fiscal esta frase también evidencia la manipulación e intimidación que Pérez como superior ejerció a fin de topedear la actuación de la justicia. 

Por último, el fiscal también trajo a colación y proyectó en audiencia el famoso video que grabó la comunidad y que publicaron en redes sociales cuando descubrieron lo que este grupo de militares quizo ocultar: el cadáver de Dimar Torres y su motocicleta entre la maleza, y a pocos pasos una fosa recién cavada en la que pretendían sepultar el cuerpo, es decir, desaparecerlo para siempre. Tras esa batería de argumentos y evidencias técnicas y testimoniales, el juez decidió acoger por completo la petición del ente acusador e impuso medida de aseguramiento contra el coronel y los otros tres soldados envueltos en el crimen. 

El coronel, antes de que se supiera la decisión del juez, dijo a los medios de comunicación que era inocente y que las grabaciones eran "un montaje de la Fiscalía". No fue eso lo que consideró el juez. En definitiva el oficial tendrá que defenderse en juicio privado de la libertad.