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SALUD

E-cigarrillos: “hay que regular basados en evidencia y no en el miedo”

Christopher Rusell, psicólogo e investigador del Centre for Substance Use Research, en Reino Unido, estuvo en Colombia para hablar sobre este controvertido tema.

15 de octubre de 2016

Semana.com: Muchas personas tienen miedo de estos nuevos productos porque podrían llegar a los no fumadores, o peor aún, a los jóvenes. ¿Qué dice a esto?

Christopher Russell: Es legítimo que quienes trabajan en salud pública se preocupen. El objetivo de la regulación debe ser evitar que estos productos lleguen a manos de los jóvenes o a las manos de adultos que nunca han fumado. Pero siento que esa preocupación es desproporcionada y en general algunos gobiernos se están enfocando poco en los beneficios y mucho en los riesgos. Hoy la mayoría de usuarios de estos productos son fumadores o antiguos fumadores. Solo menos del 1 % son personas que nunca habían fumado. Esto indica que se ha mejorado la salud de muchos que han pasado del tabaco a los cigarrillos electrónicos y que el riesgo de que los no fumadores los adopten es más raro.

Semana.com: Pero esas cifras pueden cambiar…

C.R.: Absolutamente, por eso hay que estar vigilantes y siempre monitorear estos cambios. Lo que está pasando hoy en los paises donde están disponibles es que millones de personas están cambiando del cigarrillo convencional al electronico y se han beneficiado de esa decisión. Puedo admitir que los beneficios en estos momentos están superando los riesgos.

Semana.com: Algunas personas tienen sus dudas frente a los cigarrillos electrónicos por el simple hecho de que vienen de una industria que ha causado mucho daño con sus cigarillos convencionales. ¿Es justo ese prejuicio?

C. R.: Sí, la industria del tabaco tiene una historia de haber confundido a la gente sobre el hábito de fumar y eso no debe ser olvidado, pero tampoco debe ser el palo para golpearla si está haciendo algo que muestra evidencia de ser bueno. Debemos evaluar la evidencia sin importar quien la produce.

Semana.com: En Colombia algunos dicen que si esta propuesta viniera de agencias de salud la estudiarían, pero siendo de la industria del tabaco, no.

C.R.: Yo pienso que esa actitud es anti ética para la salud pública porque si uno trabaja en ese sector la prioridad debe ser reducir el riesgo de cáncer y eliminar los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular y de la enfermead pulmonar obstructiva crónica (Epoc). A mí solo me importa que la gente deje de fumar, ya sea con parches o con chicles o con cigarrillos electrónicos; no me importa quién hace dinero con ello.

Semana.com: Un estudio de JAMA señala que ha habido casos de explosiones de cigarrillos electrónicos y por eso las entidades del gobierno lo consideran riesgoso. ¿Eso es un gran motivo de preocupación, no cree?

C. R.: Sí, es una preocupación legítima porque debemos hacer productos que tengan los más altos estandares de seguridad. El estudio en cuestión mostró 15 casos de explosión. Yo conozco de 25 explosiones en Estados Unidos y si no estoy mal, 20 de ellas fueron por problemas al cargar el aparato porque usan un cargador que es incompatible. Eso no es problema del dispositivo sino del uso que se hace de este. También explotan cuando se ponen en contacto con monedas en el bolsillo. Yo estoy de acuerdo en que 15 es una cifra alta. Pero tenga en cuenta este dato: en Estados Unidos hay nueve millones de usuarios de cigarrillos electrónicos que los usan 10 veces al día durante dos y hasta tres años. Esa cifra frente a 15 reportes de explosiones habla de que la posibilidad de que exploten es muy baja.

Semana.com: Muchos que están en contra de estos aparatos dicen que no hay evidencia de que ayuden a dejar de fumar. ¿Qué se sabe al respecto?

C.R.: Yo estoy en desacuerdo totalmente con esas personas. El problema es que ellos no han visto la evidencia que indica que los cigarrillos electrónicos están ayudando a que haya muchos exfumadores. Hay un estudio de University College London que señala que los e-cigarretes han contribuido a dejar el hábito a 8.000 personas en Inglaterra en 2015. Son individuos que no hubieran dejado de fumar si los e-cigarrettes no exitieran. También se sabe que en el Reino Unido hay más de un millón de fumadores que se han pasado a los cigarrillo electrónico. En Europa otro estudio hecho por Constantinos Farsalinos señala que hasta hoy 6,1 millones de ciudadanos europeos han dejado de fumar con un cigarrillo electrónico y 9 millones han reducido el hábito de fumar con estos aparatos.

Semana.com: De toda la evidencia que hay, ¿cuál es para usted la más contundente?

C.R.: Un estudio en el que se determina que los cigarrillos electrónicos son 95 % más seguros que el cigarrillo convencional.

Semana.com: Otro ataque que se les hace a estos productos es que no hay evidencia en el largo plazo del uso de la nicotina ¿Eso eso verdad?

C.R.: La nicotina no causa cáncer pero si adicción. Es el humo del cigarrillo el que causa cáncer. Los parches de nicotina no producen cáncer. Y es cierto que no tenemos datos del efecto a largo plazo de la nicotina inhalada porque los cigarrillos electrónicos solo han estado por seis años.

Semana.com: ¿Qué se sabe de la nicotina inhalada a corto plazo?

C. R.: Lo que se sabe hasta hoy es que el aerosol de los cigarrillos electrónicos no está asociado al cáncer. Los ingredientes que acompañan el aerosol se dan en un nivel que no alcanza a hacer daño a los humanos. Aun cuando contienen algunos de los ingredientes que se encuentran en el cigarrillo están a un nivel mucho menor. Con esos datos creemos que el contenido del aerosol será más sano que el cigarrillo incluso en el largo plazo.

Semana.com: ¿Qué mensaje le deja a los encargados de regular estos aparatos?

C.R.: Es prudente ser cauteloso con nuevos productos. El esceptisimo en salud es importante y el miedo en un comienzo es permitido, pero lo que no es bueno es regular y hacer politicas basados en el miedo, pues la regulación debe estar basada en la evidencia y si no existe evidencia, pues hay que apoyar estudios científicos para tenerla. Necesitamos productos que aumenten la expectativa de vida de los fumadores. Podemos estar de acuerdo en cuáles lo logran y cuáles no basados en esa evidencia, pero lo que no podemos hacer es no apoyar uno basado en quién es su fabricante.