OPINIÓN ON LINE

Calma, que no panda el cúnico

Urge que los liderazgos políticos y empresariales, a través de los partidos y de los gremios, que las organizaciones sociales, las ONG, los sindicatos y todas las voces existentes dentro de la sociedad colombiana hagamos un acuerdo frente a la situación en la casa vecina.

Semana.Com
7 de agosto de 2017

A pesar de que no hemos logrado un consenso nacional sobre nuestra situación interna, es vital lograr una mirada común para abordar los riesgos que enfrenta Venezuela.

Comparado con lo ocurrido en Europa durante las primera y segunda guerras mundiales o con lo que ocurre en Siria, Palestina o en Yemen, lo ocurrido a los colombianos en los 50 últimos años es un asunto relativamente menor.

Nuestras cifras en destrucción de vidas, recursos e infraestructura están muy lejos de las ocurridas en los sitios y hechos mencionados.

Por ello, a la preocupación de todos por que en Venezuela crezca la tendencia a resolver los problemas institucionales por la fuerza y el aplastamiento de un sector a otro, debemos sumar la irresponsabilidad de muchos que opinan sobre el destino de este país.

Las consecuencias de una guerra extensa allí, serán altamente negativas, no solo para Venezuela, sino para Colombia.

Leemos y escuchamos a todas las radicalidades soñando con victorias en Venezuela que no consiguieron en Colombia.
¡Qué tumben a Maduro! dicen unos, ¡que se vaya para Cuba! dicen otros y hasta un conocido negociante del derecho ya pidió que lo mataran. Otros dicen que hay que defenderlo de la agresión imperialista y que si es necesario darán su vida para defender el bastión chavista. Que Santos y Uribe son igual de antichavistas, que las FARC fueron desarmadas para debilitar a Venezuela, en fin todo tipo de sandeces.

Lo anterior es peligroso.

Urge que los liderazgos políticos y empresariales, a través de los partidos y de los gremios, que las organizaciones sociales, las ONG, los sindicatos y todas las voces existentes dentro de la sociedad colombiana hagamos un acuerdo frente a la situación en la casa vecina.

A pesar de que no hemos logrado un consenso nacional sobre nuestra situación interna, es vital construir una mirada común para abordar los riesgos que enfrenta Venezuela

La frontera más larga y desprotegida que tiene Colombia es precisamente con este país. Son 2.219 kilómetros de límite continuo sobre los que no hemos tenido, ni tenemos hoy capacidad de control territorial.

No hay que equivocarse.

La mejor defensa de nuestros intereses es la inteligencia emocional, el traslado de la crisis venezolana a nuestra campaña electoral como hacen ya varios precandidatos enferma aún más el alma nacional.

La campaña nacional de Valeriana que propone el Dr. Humberto de La Calle o la lucha contra la corrupción que mencionan todos, incluidos los corruptos históricos, serán insuficientes para enfrentar un desenfreno de violencia en el vecindario.

Si tener una guerra en el vecindario es riesgoso, involucrarse emocional y físicamente en la misma atrasará el sueño de una paz estable y duradera mencionada en los textos del reciente acuerdo de paz.

La política internacional tiene instrumentos para animar el debate y buscar soluciones colectivas de carácter regional y supranacional a este tipo de situaciones.

En ese escenario, nuestro gobierno ha de dar la batalla por la defensa de los derechos humanos y la preservación de valores democráticos que preocupan a la mayoría

Santos debe convocar a todos los partidos, debe liderar a los diferentes sectores de la sociedad para que con la Cancillería se establezca una estrategia de fortalecimiento de soluciones democráticas a los problemas de la democracia.

No hay que facilitar el camino a quienes siguen viendo en la crisis de los vecinos una oportunidad para resolver las contradicciones propias. Podríamos terminar incendiados también nosotros y no creo que ese sea el destino deseado por nadie.

Los Colombianos ya aprendimos lo difícil que es apagar un incendio cuando al enfrentamiento y el odio local, se le suman los intereses internacionales.

@alvarojimenezmi
ajimillan@gmail.com