BRASIL 2014

El 1 – 0 desplaza al 2 – 0 como rey de los marcadores traicioneros

Arrancar ganando es horrible según Brasil 2014, donde 5 de 10 partidos vieron a un equipo irse arriba por un gol y sumar cero puntos al final.

Semana
16 de junio de 2014

Croacia, claro, abre la lista de los que sufrieron un revés del destino futbolístico en la primera ronda, pero lo hace con un asterisco. No es que Croacia haya perdido el partido, es que le ayudaron a perderlo con un terrible penalti, el lunar más grande del mundial. Pero bien vale anotar que –técnicamente- tampoco anotó el gol de irse en ventaja. La salvedad es injusta porque el autogol fue perfectamente legal.

El tsunami naranja, bien conocido como el mega descalabro del campeón también es una muestra. España se fue arriba gracias a una dudosa decisión arbitral, un penal más buscado por Diego Costa que cometido por el zaguero holandés, y que Xabi Alonso facturó. Pero los dioses del fútbol tenían planes macabros para los ibéricos (y para Diego Costa). La voltereta se conjuró desde el minuto 44 con el vuelo de águila de Van Persie y la tortura a Casillas que fue el resto del partido. Después del uno a cero parecía que el partido no tenía revés. Así como esa Holanda que volteó un partido a Brasil en Sudáfrica 2010, pero mucho más vistosa, letal y meritoria, le calló la boca a más de uno.

La maldición del 1 - 0 atacó a Uruguay como una inclemente fiebre amarilla. También se fue arriba de penal, este sí bien pitado y ejecutado por Cavani, pero llegó en un momento en el que el partido no merecía un gol celeste. Uruguay llegó al descanso con la ventaja, pero no imaginaba lo que iba a suceder. Bombas aéreas, intentos de media distancia, descolgadas, todas costarricenses, muchas peligrosas. Y cayó el primer gol, después de una hermosa triangulación por la banda derecha con taco incluido, centre recogido en el área por Campbell y bombazo. Campbell también serviría un pase a lo Pibe Valderrama para que Ureña anotara el tercero y devastador –y exquisito- tanto tico.

Japón jugó unos muy buenos 24 minutos iniciales. Tocó el balón, mareó a su rival elefante y logró anotar gracias al oportunismo y potencia de Honda, que impactó un balón como pocos. Ni curva tomó el misil que se clavó. Pero si se tenían dos dedos de frente se sabía que en algún punto entraría Didier Drogba. Y lo hizo, y sus compañeros parecieron decirse “es hora de anotar” y en cuestión de cuatro minutos, al filo medio de la segunda parte, la suerte había cambiado de benefactor. Fue definitivo el 2 - 1. Dos cabezazos, dos centres fuertes de Aurier, dos goles, un devastado sol naciente cuyo fue extinguido. ¿Los nipones fueron castigados por tratar de manejar esfuerzos, y en ese intento, dar vuelo a los africanos? Solo la maldición lo sabe.

Por último vino el descorazonador destino ecuatoriano. Se fue arriba promediando el primer tiempo, cuando parecía mostrar argumentos y fuerza para pelearle de tú a tú a los suizos. Varios de sus hinchas ni pudieron celebrarlo por no haber podido ingresar a las tribunas, pero lo que si vieron fue cómo en el segundo tiempo se desmoronó el castillo. Apenas reiniciado el partido Suiza consiguió el empate, y apenas a segundos del pitazo final lo liquidó. Antonio Valencia no será el culpable, no él único, pero sí cabe la pregunta: ¿jugó?


Ya se disputa el primer tiempo de Alemania Vs. Portugal, Alemania se fue arriba con un penal discutible, ¿tendrá Alemania el antídoto para la malaria del uno a cero?