Blog: Psicoanálisis aplicado

Entrevista a Roberto Baquero Haeberlin: un oftalmólogo comprometido con reformar la salud y dignificar el ejercicio profesional del médico

Hoy se considera que uno de los múltiples problemas urgentes que aquejan al sistema de salud colombiano es la deshumanización del ejercicio médico y la subutilización del recurso humano. De modo que con espíritu constructivo un grupo de médicos se ha dedicado, desde hace ya varios años, a idear propuestas en este sentido, dirigidas al Estado, a los empleadores y a las aseguradoras.

Semana
9 de febrero de 2014


“¿Ese médico es de los que lo toca a uno, o es de los que solo toca los exámenes?”, quiso saber una señora madura que comentaba con una coetánea suya en la entrada del edificio de consultorios la entrevista que acababa de tener con su doctor, no sé si con buenas o malas noticias. Al fin y al cabo, vivimos en un mundo que rinde culto a la ciencia y a la tecnología, incluso por encima de relación médico paciente, una pérdida que muchos lamentan. A veces parecería un anacronismo romántico, ya no hay tiempo para eso. Pero no es solo por nostalgia que las personas añoran la época en que podían tener un vínculo estrecho con su médico. Hoy se considera que uno de los múltiples problemas urgentes que aquejan al sistema de salud colombiano es la deshumanización del ejercicio médico y la subutilización del recurso humano. De modo que con espíritu constructivo un grupo de médicos se ha dedicado, desde hace ya varios años, a idear propuestas en este sentido, dirigidas al Estado, a los empleadores y a las aseguradoras. 

      Y uno de estos pensadores es el doctor Roberto Baquero Haeberlin, Presidente del Colegio Médico Colombiano:

      RBH: -Esta es una institución de carácter gremial que se fundó desde el 2003, básicamente para defender y dignificar el ejercicio profesional de los médicos. Buscamos, como colegio profesional,  obtener un reconocimiento de parte del Gobierno, y que nos deleguen unas funciones públicas que están en la Constitución. Estamos esperando a que el Ministerio de Salud y Protección Social nos las entregue. Ya presentamos los papeles, y cumplimos con todos los requisitos. Esas funciones, específicamente, son las de hacer el registro profesional, expedir la tarjeta profesional y dar los permisos para misiones especiales, por ejemplo, para que un médico extranjero pueda ejercer temporalmente en el país, o para que misiones de buena voluntad puedan hacer su trabajo en nuestro territorio.

      SBV: -¿Entonces esta es una organización que depende del Estado y del Ministerio de Salud?

      RBH: -No. Es absolutamente independiente, gremial, de personas naturales, es una organización de médicos. Entre los asociados no importa ser especialista, o no. Tiene un carácter democrático: para pertenecer a ella el único requisito es llenar un formulario afirmando que quiere pertenecer al Colegio Médico Colombiano y mostrar los documentos que lo acrediten como médico que puede ejercer en Colombia. 

      SBV: -¿Cuántos médicos hay en el país?

      RBH: -Este es uno de los grandes problemas del sistema de salud. No hay un censo que pueda contestar a esa pregunta con seguridad. Y nosotros queremos ayudarle al Ministerio a solucionar esa duda. Hay cifras que hablan de sesenta mil colegas, y hay otras que llegan hasta de ochenta y cinco mil. Pero no hay datos exactos. Entonces no sabemos a ciencia cierta sobre el recurso humano con que contamos, así que no es posible hacer una verdadera planeación. Algunos dicen: “faltan treinta mil médicos, hay que producirlos; o se necesitan tantos especialistas en esta área, y hay que producirlos”, pero la realidad es que ni siquiera el mismo Ministerio sabe cuántos médicos hay, mucho menos cuántos se necesitan. No se puede planificar verdaderamente para satisfacer las necesidades que requiere la comunidad. No se sabe si se necesitan más médicos generales, o más especialistas, y de ser así, en qué áreas; o si, por el contrario, no se necesitan más médicos, y entonces hay que buscar un equilibrio en ese sentido. 

      SBV: -¿Y el Colegio Médico Colombiano a cuántos colegas agrupa?

      RBH: -En este momento están afiliados más de nueve mil quinientos médicos de todo Colombia. Es la organización gremial más grande del país. 

      SBV: -¿Y del universo de los médicos colombianos, cuántos especialista hay?

      RBH: -Bueno este dato tampoco es preciso, pero se habla de que entre el 35% y el 40% de los médicos son especialistas en Colombia. 

      SBV: -¿Y en el Colegio Médico Colombiano mantienen esa proporción?

   RBH: -No. El Colegio surgió de la Sociedad de Sociedades Científicas, y las sociedades científicas en su mayoría son de especialistas, así que en el Colegio la mayoría son médicos especialistas. Pero básicamente lo que quiero es que la gente conozca que el Colegio es de todos. Y ha estado defendiendo el ejercicio profesional de los médicos, especialistas y no especialistas, porque se han encontrado muchos problemas en la práctica de nuestra profesión. 

      -En primer lugar, la Ley 100. Pero no en cuanto a la ley en sí: por la falta de control del Estado en su implementación se desvirtuó el modelo, y por eso ya no se basa en prevención y promoción de la salud. Ahora hay una posición dominante entre empleadores y aseguradores en la que prevalece su necesidad de controlar del gasto médico. 

      -Y otra de las grandes dificultades del sistema de salud es la contratación por capitación, que ha llevado a que el profesional tenga problemas en el ejercicio. Ha perdido la autonomía. Y no solo eso, además, hay una constricción para ejercerlo, con deslaboralización, y una pérdida de la seguridad social, con falta de recreación y muchos problemas para actualizarse, en una profesión como la medicina, en la que toca estar permanentemente actualizados. Entonces el médico en este momento está indefenso sin poder ejercer su profesión libremente, en un sistema que no es de salud sino de enfermedad. Se ha convertido en un remitidor y en un contenedor del gasto médico, donde no puede ejercer la profesión según sus conocimientos y habilidades. 

      -Por eso, el Colegio Médico Colombiano se unió al Ministerio de Salud y Protección Social y a la Academia Nacional de Medicina, para hacer el trabajo de identificar las competencias profesionales del médico. Con la idea de que desde la parte profesional, porque no es un proyecto formativa, ni es laboral, se trata de que los mismos profesionales digamos qué es lo que podemos hacer y debemos hacer y estamos en capacidad de hacer, y qué nos deben dejar hacer nuestros empleadores y el mismo Gobierno, que debería estar apoyando esta iniciativa, porque en este momento el médico no puede ejercer de acuerdo a sus conocimientos y destrezas. Entonces lo que se ha hecho es aumentar violentamente la remisión hacia especialistas y supraespecialistas, lo cual encarece todo el sistema de salud. Un paciente debería llegar a donde el médico, que debería dedicarle el tiempo suficiente, y ordenarle los exámenes que debería ordenarle; y después debería volver a revisarlo, controlarlo y formularle lo que debería formularle, iniciando el tratamiento que debería hacerle. ¡Pero no! En este momento el médico general está repitiendo las fórmulas que vienen desde los especialistas. Se está desperdiciando un personal muy capacitado en una labor que no debería estar haciendo. Es una constricción de su autonomía profesional. 

      -En el ambiente circula la idea equivocada de que el médico general, el primer nivel del sistema de salud, es prácticamente inútil. Hasta el punto que se estima que en nuestro medio solo alcanza a resolver el 30% de los casos que enfrenta; mientras que en España, por ejemplo, soluciona más del 60%. Este énfasis en la medicina especializada no mejora la atención al paciente y, en cambio, sí encarece el servicio de salud,  porque esa consulta, de por sí, es más cara y, además, aumenta el gasto médico por la cantidad enorme de exámenes que no siempre son indispensables, ni aportan información nueva que lleva a tomar decisiones clínicas y a cambiar la conducta al manejar el problema de salud de la persona. 

      -Entonces lo que busca el Colegio Médico Colombiano es defender el ejercicio profesional. Volver a dignificarlo. Que los empleadores, los aseguradores y el Gobierno entiendan que si ese profesional puede ejercer como debería ejercer, ahí es a donde empieza el verdadero cambio en el sistema de salud de Colombia. A donde sí va a poder tener una buena atención al paciente, con calidad y menores costos. Porque así no se va a presionar hacia arriba la consulta, a donde los especialistas y supraespecialistas. Vemos un problema grande: al médico general no se le cree, solo al especialista y al supraespecialista. Y eso no es cierto. Hay que volver a que la comunidad confíe en ese médico, que está bien capacitado y puede resolverle su problema. 

      SBV: -¿Y cómo piensan implementar estas ideas?
    RBH: -Estas tienen que ser políticas del gobierno. Hemos trabajado fuertemente. Establecer las competencias del médico nos ha tomado más de tres años, y no solo colaboraron los médicos. La medicina tiene una autonomía en su ejercicio, como toda profesión, y el médico está preparado para decidir la conducta a seguir, lo que debe ordenar, lo que debe hacer ante el paciente, y no debería tener restricciones que lo limiten en los exámenes que puede pedir y en los remedios que puede formular. Si ese profesional puede cumplir con su oficio desde la base del sistema, los costos se reducirán. Lo que se busca es que el Gobierno, los aseguradores y los empleadores rodeen esta idea. Ese profesional libre y satisfecho y actualizado, de primer nivel, podría resolver entre el 60% y el 70% de los casos que se le presenten con una medicina de muy buena calidad para todo el país.  

      SBV: -¿Y qué encontraron en esa búsqueda de competencias?

      RBH: -Fue muy interesante. Encuestamos médicos, especialista y no especialista. Les preguntamos: “¿usted qué piensa que puede hacer el médico general?”. Y la sorpresa que nos llevamos fue grande, y muy grata: hay muchísimas cosas que un médico general podría y debería hacer. Por ejemplo, en cirugía, el médico general debería estar capacitado para hacer una ecografía identificando líquido libre en las cavidades pericárdica y abdominal; puede solicitar e interpretar estudios radiológicos, iniciar el manejo del paciente politraumatizado, pasar tubos de tórax a drenaje cerrado, hacer venodisecciones, diagnosticar las patologías quirúrgicas básicas e iniciar su manejo, identificar lesiones neurológicas críticas que ameriten la intervención precoz del neurocirujano, aplicar medidas de asepsia y antisepsia; manejar patologías críticas frecuentes, como shock y pneumotórax, administrar líquidos parenterales, hacer cricoteroidectomía, un sondeo nasogástrico y vesical; corregir las alteraciones hidroelectrolíticas, realizar suturas básicas y drenar colecciones en sitios de trauma de sondas quirúrgicas; también tienen capacidad de hacer la consulta prenatal, el control del desarrollo fetal, y luego atender el parto normal. Cosas que el sistema actual restringe, incluso por el mismo sistema de habilitación del gobierno. En algunas partes a los médicos generales no les permiten hospitalizar a un paciente. Es ilógico. ¿¡A ver, por qué no, por qué un médico no puede hospitalizar a un paciente!? No lo entiendo. Allá es a donde va dirigida toda esta iniciativa, a volver a dignificar el ejercicio de la medicina. 

      -Claro, la autonomía del médico no quiere decir libertinaje. El ejercicio de la medicina debe tener una autoregulación. Hay una línea muy delgada en la que el médico es capaz de discernir cuál es su límite, y decir: “hasta aquí llego, tengo que remitir, necesito el concurso del especialista”. 

      -Y a título personal, me parece que no debería llamárseles médicos generales. Suena peyorativo. ¿O acaso existe el abogado general o el ingeniero general? No. Todos somos simplemente médicos. En el cartón de grado no dice médico general. 

      SBV: -O sea, la propuesta del Colegio Médico Colombiano es volver a empoderar al médico y que el especialista se dedique verdaderamente a lo que compete a su especialidad. 

      RBH: ¡Exactamente! Creamos una burbuja con la falsa creencia de que el único que sabe es el especialista, y ahora las cosas han empeorado, el único que sabe es el supraespecialista. Un oftalmólogo pediatra me decía el otro día: “mire, yo no tengo por qué estar viendo controles de niños sanos, lo que debería estar haciendo, y para eso me entrené, es para ver la patología del niño; el niño sano lo debería ver el oftalmólogo general”. Pero así las citas están a seis meses para luego decirle a la mamá: “mira, tu niño ve perfecto”. Eso es un desperdicio del recurso humano.

      SBV: -¿El gobierno, los aseguradores y los empleadores, han estado receptivos a estas iniciativas?

      RBH: -El gobierno, sí. Fue una experiencia muy agradable cuando le expusimos nuestro trabajo al Ministerio de Salud y Protección Social, a Recursos Humanos y a Habilitación. Empezaron a ver que había que modificar todos los sistemas de habilitación, porque los actuales se habían vuelto muy exclusivos. Y esa no es la necesidad del país. Tenemos que volver a nuestra profesión básica. Hay que dejar la adoración por las especialidades médicas. Mira, en Colombia tenemos más de ciento cincuenta y cinco especialidades, cuando en el resto del mundo se manejan alrededor de cuarenta. Aquí decidimos que ciertas técnicas quirúrgicas son especialidades. Por ejemplo, a un ginecólogo le exigen ser especialista en laparoscopia. No. La universidad le debe dar las competencias para que haga laparoscopia. Así que no tienen por qué exigirle cosas adicionales. Que va a hacer una venodisección, entonces tiene que mostrar el certificado de que hizo un curso de venodisección. No. La universidad le debió dar esa competencia. 

      -Y esto nos lleva a un problema que tienen las universidades. Gradúan a la gente, y nunca más vuelven a preguntarles cómo van. Si lo que aprendieron les sirvió, qué es útil, y qué no. Cuando llegue el día en que la universidad esté en contacto con la realidad del ejercicio médico, modificará el pensum según las necesidades del país. Se busca un profesional mucho más integral, como lo hemos dicho en varias oportunidades, que sean científicos, y ser humanos al mismo tiempo. 

      SBV: -¿Y cómo lo tomaron los empresarios?

    RBH: -Todavía no se los hemos presentado. Pero estamos seguros de que cuando conozcan nuestro planteamiento verán que esto es un aporte favorable para cambiar el modelo. Se convencerán de que la mejor manera de controlar el gasto médico no es negando atención, ni aplazándola, ni diluyéndola, ni peloteando a los pacientes de un lado para el otro, sino fortaleciendo al médico general. Que ese primer nivel primario sea capaz de resolver la mayoría de los casos que afronta. Así se bajan los costos del sistema.

      SBV: -¿Hay represión, hay intereses contrarios a estas propuestas, hay movimientos, digamos, de grupos reaccionarios a los que les parezcan planteamientos demasiado liberales, subversivos y hasta temeridades?

      RBH: -Lamentablemente, sí. Algunas personas han buscado crear nichos de mercado exclusivos. Eso no debería existir. Eso no le sirve al país. Hay que ser conscientes de que lo que importa es el bien común. Lo que nos preguntamos en este proyecto, en últimas, fue: “¿qué le vamos a enseñar al médico en formación?”. Una pregunta muy importante, porque se dirige a si queremos un médico que le sirva al país, o, por el contrario, uno que le sirva al sistema de salud. Y fue claro para todas las personas que consultamos, quieren formar médicos que le sirvieran al país. Porque como están las cosas, un médico puede es un técnico que trascribe órdenes y fórmulas.