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Las FARC en Oslo: ¿el león adormecido?

El alto contraste entre los discursos del Gobierno y las FARC es más que coherente. El cinismo, la estrategia para parecer fuertes.

Semana
28 de mayo de 2014

El alto contraste entre los discursos del Gobierno y las FARC es más que coherente. El cinismo, la estrategia para parecer fuertes. 

 

El discurso de las FARC en Oslo sorprendió, indignó y preocupó a algunos sectores (pero no a tantos). La idea era esa porque el león, por más viejo y desvencijado que esté, no se puede mostrar débil.

 

La expectativa horas antes del encuentro era altísima. Los países garantes y acompañantes movieron lo necesario para que esta fase no tuviera ningún tropiezo. Así lo confirmaron las dos comisiones quienes no ahorraron gracias a Noruega y Cuba, países garantes, y a Venezuela y Chile los países acompañantes.

 

Asombró que las delegaciones aparecieran juntas. El analista León Valencia, desde primera fila de la rueda de prensa, reportó el dato. Un buen gesto, una buena idea, una imagen conciliadora para los medios. 

 

 

“Lo que prometemos, lo cumplimos”

 

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El Gobierno habló primero. En la mesa: Humberto de la Calle, jefe de la comisión, Sergio Jaramillo, Frank Pearl, Luis Carlos Villegas y el general Jorge Enrique Mora. El general Óscar Naranjo no pudo estar

 

Humberto de la Calle resaltó que las FARC habían cumplido con los compromisos. Pidió prudencia porque la “situación es volátil”. Reiteró que este proceso es diferente a los que ya se intentaron y terminaron en fracaso, dijo que este proceso “es serio, digno, realista y eficaz”. Con su actitud reflexiva de la Calle tocó un tema espinoso: la participación política de las FARC después del proceso; aseveró que “el Gobierno está dispuesto a ampliar este horizonte”. Y cerró: “este es un momento de esperanza, no es una esperanza ingenua”.  

 

En síntesis, el Gobierno fue sensato y mandó un mensaje de anhelo –moderado- al país. Su delegación se comportó mejor que cinco caballeros con traje y corbata en Noruega. (Ver discurso completo).    

 

 

“Las FARC llegan con un ramo de olivo en las manos”

 

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Siguieron las FARC. En la mesa: Andrés París, Marcos Calarcá, Rodrigo Granda, Jesús Santrich e Iván Márquez. En media hora los representantes de esa guerrilla utilizaron sus tradicionales frases y loas a Manuel Marulanda. Entre la dureza del lenguaje dejaron entrever el mismo mensaje alentador del gobierno. “Nuestra determinación tiene la fortaleza para enfrentar a los guerreristas”, dijo Iván Márquez. Resaltaron el tema de la tierra, que calificaron de primordial, pero no se ahorraron críticas al Gobierno, a los empresarios y a las multinacionales. Justificaron su lucha armada como “un derecho universal” y reiteraron que su lucha no “es causa sino respuesta a la violencia del Estado”. A pesar de la beligerancia, Iván Márquez terminó como lo hizo el Gobierno, “damos la bienvenida a este nuevo emprendimiento por la paz con justicia social”. 

 

La guerrilla mandó un mensaje claro: el consenso no va a ser una tarea fácil pero hay disposición y esperanza. Con varios bandazos mostraron los dientes pero se replegaron cuando nombraron el acuerdo general firmado en La Habana, un documento frío, serio como los señores de corbata. Hay que recordar que los representantes de las FARC vienen del monte y también tienen dudas. (Ver discurso completo

 

 

¿Sorpresa?, ¿de qué?

 

La sorpresa no fue tan general. Ese lenguaje cargado de la guerrilla ha creado una costumbre natural; esperar a que la cúpula de las FARC se reconociera como el cáncer de Colombia era un imposible. Y no lo son, pero no es el tema. Los más sorprendidos, quizá, fueron los empresarios.

 

En el discurso in crescendo, Iván Márquez mencionó sin sonrojarse a algunos cacaos como Julio Mario Santo Domingo (¿hijo?), Luis Carlos Sarmiento Angulo y hasta al presidente de Avianca Germán Efromovich, en pocas palabras los dueños de medio país. También al exvicepresidente Francisco Santos y a los hijos del expresidente Uribe, familia que aún no presenta sus declaraciones de renta como lo prometieron en algún momento.

 

El Consejo Gremial Nacional, como era de esperarse, rechazó los comentarios desobligantes del equipo negociador de las FARC contra los empresarios.

 

Este pánico empresarial no se debe tomar como la temperatura del país. Al contrario, ante la dureza del discurso se nota un cambio en la respuesta de la gente, hay más tolerancia. Debe ser esa esperanza envolvente de imaginar el fin de un conflicto enquistado que a muchos ha tocado o victimizado de una u otra forma.

 

En la cafetería,  en el bus, en Twitter y Facebook la gente duda, se pregunta, opina, despotrica, lee, se interesa por este proceso de paz que llega como un bálsamo en un momento excepcional y unas condiciones inaprovechables.

 

No hay que olvidar que hasta ahora es desconocido el poder real que tiene la cúpula de las FARC sobre los frentes en las regiones. Por lo pronto la guerrilla sigue siendo un león, ahora adormecido con la idea de negociar. Hay que aprovechar, ser prudentes y, por qué no, soñar con esta oportunidad de paz.