Blog: Desde Washington

OBAMA Y SANTOS, Semejanzas y Diferencias

El Presidente Santos se encontrará con su colega Barack Obama a comienzos de diciembre en Washington DC. Crecieron en dos mundos completamente distintos, pero se parecen. Comparten algunas características que les están causando dificultades. Ambos deben mejorar la baja imagen entre sus conciudadanos y una pérdida preocupante de credibilidad.

Semana
25 de noviembre de 2013

El Presidente Santos se encontrará con su colega Barack Obama a comienzos de diciembre en Washington DC. Crecieron en dos mundos completamente distintos, pero se parecen.  Comparten algunas características que les están causando dificultades. Ambos deben mejorar  la baja imagen entre sus conciudadanos y una pérdida preocupante de credibilidad.

Las diferencias entre los dos mandatarios respecto de su origen familiar, social y económico, no pueden ser más grandes. Tienen también muy distintas formaciones académicas: Santos es economista e internacionalista, Obama, doctor en derecho de las mejores universidades de los Estados Unidos.



Diez años de edad los separan generacionalmente, así como el tipo de experiencias con la que ambos llegaron al más alto cargo de sus dos naciones: Santos ascendió a la primera magistratura después de escalar, con paciencia, distintas posiciones. Estuvo muchos años en la diplomacia internacional y ocupó tres carteras ministeriales, entre ellas la de defenza, y la Designatura a la Presidencia. Obama, llegó súbita y rápidamente a la Casa Blanca. Estuvo algunos años dedicado al servicio de la comunidad en su tierra, Chicago, vivió tres períodos en la política local como Senador del Estado de Illinois y apenas uno como Senador de los EEUU.

Pese a esas significativas diferencias, y a un gusto también diferenciado en las corbatas que usan (Santos, con colores algunas veces claros, y otras, juveniles y hasta chillones, Obama, con prendas sobrias y usualmente oscuras) comparten algunas características en cuanto a personalidad, estilo, la manera de aproximarse a las soluciones y de administrar sus gobiernos. Parecen muy seguros de sí mismos, pero pueden dar unas reversas que los muestran como débiles. Delegan mucho y no entran suficientemente en los detalles de las decisiones legislativas o administrativas. Los que creen en el zodiaco pensarán que, claro, perteneciendo ambos al mismo signo (LEO), deben tener muchas cosas en común. Y, curiosamente es así:

- Los dos presidentes son ambiciosos y llegaron a la Jefatura del Estado con la aspiración y el convencimiento de poder cambiar sus países para bien: Obama, de unificar y fortalecer los Estados Unidos internamente y en el exterior, después de las profundas divisiones políticas generadas por el gobierno de Bush, sus aventuras de guerras internacionales y la situación de la economía, en grave recesión. Santos, en su propósito de blindar la economía de la crisis internacional, mejorar los índices de pobreza y la productividad y conquistar la paz tan anhelada por la mayor parte de los colombianos.

 - A pesar de sus grandes aspiraciones, ambos presidentes tienen una cierta vena de pragmatismo, que los ha hecho adoptar posiciones y decisiones que, luego, cuando aparecen dificultades, son reversadas. Esas echadas de para atrás, lejos de ser juzgadas como pragmáticas por la prensa y una parte de la opinión pública son percibidas, justa o injustamente, como señales de debilidad. Obama, por ejemplo, en su decisión de no atacar Siria, después de que el régimen de Assad hubiere cruzado la línea roja, trazada por el Propio Obama, de no utilizar armas químicas contra la población. Santos, al retirar del Congreso dos leyes que formaban parte de su programa de gobierno: las de la reforma a la Educación y la Justicia.

 - Ambos Presidentes parecen darle un amplio márgen de decisión a sus funcionarios más altos y cercanos, sin adentrarse en los detalles de las decisiones políticas y administrativas que se adoptan, o de los proyectos que se envían a los respectivos congresos. En el caso del Presidente Obama, el caso más dramático sucedió con la reciente puesta en marcha de la reforma a la salud, bautizada como Obamacare, sin duda su mayor triunfo legislativo, cuyo instrumento tecnológico para permitir a la gente conocer en la Web los seguros de salud disponibles, de acuerdo con las nuevas normas, y proceder a inscribirse en aquellos que mejor se adaptaran a sus necesidades y capacidad económica, fracazó estruendosamente el día de su lanzamiento.

Todavía, después de casi un mes, no han podido corregir los errores. La Casa Blanca no se enteró, de antemano, de los problemas técnicos que existían y/ó los funcionarios no informaron oportunamente al Presidente. Como si lo anterior fuese poco, la promesa reiterada de Obama de que la familias podrían conservar los planes de seguro que ya tenían contratados y con los que estaban satisfechos, resultó ser una falsedad o una verdad a medias. O el Presidente no estaba enterado al detalle del contenido de su ley bandera, o de manera conciente no transmitió toda la verdad sobre las consecuencias de Obamacare. Por los dos hechos anteriores, la aprobación del Presidente bajó cerca de 10 puntos, para situarse, en promedio en apenas 41 por ciento.

En el caso del Presidente de Colombia, por ejemplo, la reforma a la Justicia tuvo que ser retirada, mediante malabarismos jurídicos, luego de ser aprobada con los grandes micos que de antemano habían sido advertidos. O Santos no se enteró, como debía, de las normas escandalosas que se habían introducido durante el trámite del Proyecto de Ley, o a última hora se asustó. Así mismo, el reciente proyecto de Ley de Tierras presentado por el Ministro de Agricultura al Congreso, contenía algunos artículos que, no sólo contradecían los acuerdos alcanzados con las FARC en la Habana, sino que permitirían la legalización de irregulares acumulaciones y compras de tierras baldías. No pasaron 24 horas de su presentación, cuando tuvo que ser retirado. ¿Qué pasó? Estaba el Ministro autorizado para presentar el proyecto ante el Congreso sin consultar sus detalles con la Casa de Nariño? Metió un mico después de esa consulta? Todavía no sabemos.

Pese a sus bajos niveles de aprobación, Juan Manuel Santos le lleva algunas ventajas a su colega Barack Obama: por una parte, no le importa hacer lo que se denomina política al menudeo, sentarse con los políticos y congresistas, socializar con ellos, conversar y convencerlos para aprobar sus principales iniciativas. Por la otra, tiene todavía tiempo de mejorar su imagen, antes de la reelección, y sacar adelante un exitoso segundo período de gobierno. Obama, por el contrario, casi un año después de haber iniciado su segundo período, sigue enfrentando una cerrada e injusta oposición de los legisladores republicanos. Su agenda legislativa está paralizada. Pese lo anterior, se muestra reacio a mejorar sus relaciones personales con los congresistas, incluso de su mismo partido.  Uno o dos consejos le podría dar Santos a Obama, en este campo, cuando se reúnan próximamente en la Casa Blanca.