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ACTOS DE OPOSICION

Semana
13 de enero de 1997

Se volvió casi un lugar común decirlo: ¿cómo desaprovechó la oposición la actual crisis del país? Era bocado de cardenal para todo lo que no fuera oficialismo: para el Partido Conservador, que tenía terreno abonado para vencer su complejo de minoría, convirtiéndose en la otra alternativa política; para la izquierda, que podía haber demostrado su vigencia ideo-lógica y moral; para la guerrilla, que podía haber llegado a plantear su verdadera oportunidad de una negociación política. Pero hasta la semana pasada, de estas tres fuerzas de oposición política en Colombia no se hacía un caldo.Por lo que al Partido Conservador respecta, su protagonismo político ha venido maltratado por la proclividad burocrática de los llamados 'lentejos', representados por una fuerza en el Congreso a la que el actual gobierno ha logrado prostituir a punta de puestos. Pero ni siquiera el oficialismo conservador, a cuya falta de liderazgo podría adjudicarse la existencia de 'la lentejería', se salva como alternativa de oposición durante este largo calvario del gobierno samperista. No ha logrado hacerse sentir, salvo levemente a través de los medios de comunicación, pero en el campo político ha sido prácticamente inexistente.De la izquierda, ni hablar. De sus esporádicos exponentes no queda nada que salvar. Un Carlos Alonso Lucio entregado a las oligarquías económicas, como mensajero de sus intereses y vocero de sus preocupaciones, cuando no está prestándole servicios a las inquietudes del narcotráfico, que mantiene frescas a fuerza de visitar a sus protagonistas en la cárcel. Eso en la Cámara. En el Senado, un Hernán Mota a quien Serpa termina manoseando con su oratoria, recordándole viejos y desinteresados favores que no le hacen daño sino a quienes se han mantenido al margen de la crisis del gobierno.La guerrilla, lejos de abonar un camino hacia una negociación política, escoge la vía de humillar al gobierno en medio de su crisis de credibilidad, con la esperanza de llamar la atención internacional mediante el secuestro de 60 soldados durante casi cinco meses, y de provocar deserciones en el Ejército Nacional ante tan desoladora muestra de reacción institucional. Sin embargo, aunque militarmente puede haberse fortalecido, no es tan claro que la guerrilla haya aprovechado un milímetro de esta crisis para fortalecerse políticamente.Y cuando ya casi parecía que la oposición en Colombia era una especie en vía de extinción, una dupleta de parlamentarios, Fabio Valencia Cossio y Juan Camilo Restrepo, encontraron una forma de hacerse notar, en el escenario en el que la oposición se crece: en la política.Primero le plantearon un debate moral al Ministro de Comunicaciones, sobre la base de la divulgación del casete de marras. Y aunque, como era de esperarse, la aplanadora liberal salvó a Saulo de la moción de censura propuesta por los conservadores, quedó claro que es un Ministro indigno, poco confiable y equilibrista. De esos que salen del Ministerio con problemas para conseguir puesto, como no sea en los lugares donde les deben favores. Por eso no sería raro encontrarlo en algunos meses trabajando para algún grupo económico importante. Después, la dupleta Valencia-Restrepo dio su golpe maestro: retirar al Partido Conservador del Senado a la hora de votar la retroactividad de la extinción de dominio de bienes para la delincuencia organizada. Con ello, el poquito conservatismo que hay logró demostrar que el Partido Liberal le marcha a cualquier iniciativa del gobierno, excepción hecha de las que perjudiquen al narcotráfico. Y que el liberalismo en el Congreso está dividido, como dicen fifty-fifty: la mitad es de Samper, y la otra mitad del narcotráfico.Se necesitó que el gobierno, por un lado, y las cabezas de los grupos económicos, por el otro, reconocieran públicamente la importancia de esos votos de la oposición para lograr que ésta regresara al Congreso. Y sin duda alguna, el miedo de que tan trascendental ley pasara gracias a los 21 votos que podía aportar el conservatismo fue la que movió a los liberales, finalmente, a acatar el llamado del gobierno a darle el espaldarazo definitivo a las normas sobre extinción de dominio de bienes.Señalando la indignidad de un ministro, por un lado, y destapando las verdaderas mayorías liberales, por el otro, los senadores Valencia y Restrepo volvieron a pronunciar la palabra oposición. El primero con un 'meneíto politiquero', con un instinto de conocedor y de perro lidiado en las plazas nacionales, y el segundo con un airecito de tecnócrata, de concentrado y de especialista en los temas económicos, Valencia y Restrepo lograron lo que ya parecía imposible en Colombia: que el Partido Conservador se hiciera respetar. nn Cuando parecía que la oposición era un fenómeno extinguido, Valencia y Restrepo lograron que el Partido Conservador se hiciera respetar

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