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Alas para las izquierdas

El sindicalismo y la izquierda pocas veces han tenido luz para convertir la acción social en capacidad de negociación e inteligencia para convertir la rebeldía en votos y poder político.

León Valencia, León Valencia
13 de julio de 2013

De vez en cuando ocurren cosas buenas para las izquierdas en nuestro país. No es frecuente, pero ocurren. Ahora empiezan a ocurrir. El Consejo de Estado le restituyó la personería jurídica a la Unión Patriótica; el senador Juan Fernando Cristo, quien asumirá la presidencia del Congreso, tiene en sus manos un proyecto de ley para facilitar coaliciones entre los partidos minoritarios de cara  a las elecciones de 2014; la inconformidad y la protesta social están creciendo en el país; y el proceso de paz, con tropiezos y altibajos, avanza en La Habana y empieza a sonar por el lado del ELN. 

Ahora solo falta que los líderes de las izquierdas tengan la visión y la generosidad para buscar la unidad y ofrecer listas y candidaturas atractivas a los electores en la muy interesante campaña política que se avecina.

El fallo del Consejo de Estado sobre la UP tiene un trasfondo muy, pero muy trascendental. Reconoce que hubo circunstancias extraordinarias, anómalas, ilegítimas, en la debacle electoral de este partido político. No es otra cosa que la violencia. No es otra cosa que el exterminio que a manos de una perversa alianza entre sectores políticos, miembros de la fuerza pública y paramilitares sufrió este agrupamiento de izquierda. 

Un fondo parecido tendría la decisión del Congreso de legislar en favor de las minorías políticas. Sería un acto que enaltecería a los partidos mayoritarios. Estas fuerzas dominantes en la vida nacional reconocerían las circunstancias en que se desenvuelve la competencia política en el país: el alto costo de las campañas, el inveterado clientelismo, la interferencia de mafias y fuerzas ilegales, el reducido espacio que les dan los medios de comunicación a opciones distintas, la polarización creciente de la vida política, han impedido que los grupos independientes o de izquierda se consoliden y superen el 3 por ciento  del electorado. 

Pero la oportuna decisión del Consejo de Estado y el eventual trámite de una ley favorable a las minorías son apenas facilidades externas para las izquierdas. Servirán si, y solo si los dirigentes de estos grupos se dan cuenta de la oportunidad que tienen entre manos. Colombia ha sido pródiga en inconformidad, en indignación, en protesta. Ha faltado quien la canalice con fines pacíficos y democráticos.  El sindicalismo y la izquierda pocas veces han tenido luz para la concertación, habilidad para convertir la acción social en capacidad de negociación, pericia para evitar la provocación, inteligencia para transformar la rebeldía espontánea en votos y poder político. 

El presidente Santos, quien ha tomado el difícil camino de conquistar la paz mediante la negociación política, ha puesto la reforma del agro en el centro de la agenda nacional y ha desatado la marcha de la locomotora minera, no tiene otra alternativa que buscar el diálogo y la concertación para resolver las graves tensiones y protestas sociales que agitan a vastas regiones del territorio nacional. Pero necesita un gran interlocutor al otro lado de la mesa. 

 ¿Por qué el sindicalismo, la Marcha Patriótica, las organizaciones campesinas y la Iglesia  no seconforman en un interlocutor válido del gobierno nacional? Le prestarían un invaluable servicio al país y podrían darle un cauce menos caótico, menos tormentoso, a la indignación social. 

También la inminencia de la campaña electoral obliga a las izquierdas a actuar con celeridad. Santos ha conformado un gran equipo para su reelección y Uribe está en una frenética actividad en todas las regiones con curtidos jefes políticos a su alrededor y mucho dinero en sus manos.  Estas dos campañas tienen un handicap que puede ser aprovechado por las minorías para crecer y tratar de llegar a la segunda vuelta: la pésima presentación que tiene el que sean dos primos dobles los candidatos. 

¿Cuál es la clave en la campaña de las izquierdas? Consulta única para candidato presidencial. Ese hecho jalonaría las listas  al Senado que podrían ser dos para obviar algunas tensiones y malestares. Una, que reuniría  a sectores del Polo, la Marcha Patriótica, la Unión Patriótica, incluso a grupos progresistas. Otra, que incluiría al Partido Verde, a los progresistas encabezados por Antonio Navarro, a la Alianza Social Independiente y al llamado Centro Independiente que recibe la influencia de Angelino Garzón y es liderado por Julio Roberto Gómez, presidente de la CGTD.