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'Alfonso Cano' caerá

La pregunta no es: ¿cuándo? La pregunta es: ¿de qué nos sirve que así suceda?

Semana
7 de julio de 2011

Pasados poco más de dos meses, cabe recordar hoy la actitud tan hollywoodesca con la que millones de ciudadanos de bien, a lo largo y ancho de todo el mundo, recibieron la noticia de la muerte de Osama Bin Laden: como si del mismísimo Lex Luthor se tratase. Esa euforia, esa celebración de los norteamericanos y, curiosamente, de muchos colombianos casi que nos obligaba a creer en que el mundo sería ahora un lugar mejor. Cabe recordar la actitud análoga, y si bien más grotesca, con la que meses antes celebramos aquí la muerte del 'Mono Jojoy', alimentando la falsa expectativa del fin del conflicto armado colombiano y creyendo que se viene un país mejor.
 
Hoy cabe revisar qué tanto bienestar han producido las muertes de estos y otros terroristas porque no se percibe, porque, en contraste, lo que con seguridad sí produjo la muerte de Bin Laden fue una mayor popularidad para Barack Obama; y la del 'Mono Jojoy', por su parte, el resultado perfecto para que Juan Manuel Santos se defendiera de sus detractores —de su mismo partido—. Bien por ellos. Mal por nosotros, a quienes se nos sigue vendiendo la figura de los terroristas como la fuente de todos nuestros males; terroristas que operan como aquellos bichos que conformaban el ejército de Zorg en la película ‘El Quinto Elemento’: ante la muerte de su líder, se rendían de inmediato.
 
Así es Hollywood, así son las películas de héroes y villanos. Y así es ahora nuestro inconsciente colectivo con respecto al conflicto armado: un show mediático. Uno que ya no nos permite hablar de actores del conflicto señalando a un sector en particular, a un tercero. Porque dado nuestro morbo y dada la forma como permitimos que fuese explotado, de este conflicto, hoy, todos hacemos parte.

Fue así como lo corroboramos el domingo pasado, cuando volvimos a hacer parte del nuevo capítulo de este show. Fue nadie menos que el buen José Obdulio Gaviria, quien para salvarnos del aburrido partido de fútbol que se presentaba en la televisión, encomendó su chiva al buen dios de los colombianos y nos sembró una nueva ilusión con este trino: "¿Será que cayó el jefe las FARC en una acción del ejército nacional? Me lo aseguran fuentes serias. Esperemos. Dios quiera". Luego se resguardó: "Nuevo mensaje. No me comprometo: Ejército dio de baja a Cano entre Tolima y Huila. Presidente en Chaparral. Reconocimiento de los cuerpos". Al minuto, pidió ayuda: "CableNoticias ¡pilas! La fuente sobre Cano me insiste que sí y asegura q está en la zona. Averiguar p q es la noticia de la década”. Y, por último, nos desconcertó: "Dice mi corresponsal: 'encontramos tel satelital, el PC, una simcard y el perro que andaba con él. Vamos hacia un cerro q era santuario'».

En efecto, sucedió otra vez, volvimos a alimentar nuestro morbo con la noticia de una nueva muerte de ‘Alfonso Cano’ —también la Silla Vacía lo había asesinado ya—. Volvimos a soñar con un país mejor. Y lo más inaudito de este nuevo capítulo es que el buen José Obdulio haya confesado que cuenta con corresponsales en operaciones, in situ, del Ejército Nacional. No se entiende cómo semejantes filtraciones no dan lugar a investigaciones y a las correspondientes sanciones militares. O tal vez sí, con ellas se explica muy bien el fracaso de las últimas operaciones.

Con todo, millones de miradas, casi temblorosas de ilusión, tuvieron que agacharse ante la alocución del presidente de la República, quien desvirtuó al buen José Obdulio al dar el parte del bombardeo. Casi, pero no, fue lo que dijo el presidente. Y pidió una esperita. La que fue negada sin demora en una de las páginas de Anncol: "Ni tibio, ni frío", escribieron de Santos, en un tono de celebración.

Esa es la dinámica de este show, unos ríen y otros lloran, y nos turnamos para hacerlo. Pero como el espectáculo debe continuar, es de presumir que tarde o temprano también ‘Alfonso Cano’ caerá. Como también es de presumir que otro, igual o peor, ocupará su lugar. ¿De qué nos sirve, entonces, que ‘Alfonso Cano’ muera? ¿También Dios, como el buen José Obdulio, querrá esta nueva muerte o querrá la paz?

Lo primero es cosa fácil mientras la agenda de seguridad del presidente Santos la sigan manipulando sus predecesores, mientras los guerrilleros se sigan considerando mártires de la patria y mientras los colombianos sigamos sedientos de sangre.
 
Pero hoy, sin perder de vista los fracasos del pasado, Juan Manuel Santos y ‘Alfonso Cano’ cuentan con la oportunidad de inmortalizarse, de pasar a la historia como los protagonistas de un fructífero diálogo de paz. Porque es la paz, y no la guerra, la que no da tregua; porque únicamente los guerreristas condenan los intentos fallidos del pasado. De ahí que lo segundo… lo segundo sea cuestión de voluntad.

Twitter: @Julian_Cubillos

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