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ALGO VA DE RICO A ENRIQUECIDO

Así como es claro que hubo plata de los narcos en la campaña, no lo es que Botero haya cometido enriquecimiento ilícito.

Semana
25 de septiembre de 1995

CADA DIA ES MAS CLARO QUE LA CAMpaña presidencial de Ernesto Samper sí recibió dinero del narcotráfico. Pero a medida que pasa el tiempo se ve menos evidente que semejante irregularidad se pueda enmarcar en la figura estrella de la Fiscalía: el enriquecimiento ilícito.
Para casi todos los efectos, el centro de la atención jurídica y política (¡y social!) está en la figura del ex ministro Fernando botero. Desde el momento de su detención, el ex director de la campaña liberal se volvió para muchos el sifón que se puede chupar a todo el mundo, y por eso no hay quien no esté de acuerdo en que el destino del presidente Ernesto Samper depende en buena medida de la suerte que corra su ex colaborador estrella.
El ambiente está cada día más caliente. Cada nuevo testimonio ante la Fiscalía es una nueva convocatoria a sesiones extras en los tertuliaderos privados y los mentideros políticos, y en medio de las discusiones acaloradas sólo hay consenso en que la cosa está gravísima. El sonido de las voces de los acusadores del gobierno está pasando ya del rumor a la gritería.
Desde el punto de vista de la opinión pública, el asunto no puede estar más caliente: un ex ministro en la cárcel: los sabuesos de la Fiscalía husmeando mañana, tarde y noche; la prensa en acuartelamiento de primer grado; el Congreso en plan de investigar al Presidente; Andrés Pastrana pidiendo la cabeza de Samper, y algunos comentaristas -los de más apetito- exigiendo ya juicio público y político al primer mandatario.
Pero el hecho concreto es que lo que hay es un hombre metido en una celda, acusado de unos delitos específicos, por los cuales va a ser condenado o absuelto. Y de acuerdo con lo que dice la Fiscalía, los cargos son los de enriquecimiento ilícito, que es la acusación que esa entidad considera la más sólida; doble contabilidad en la campaña, que implicaría falsedad en un documento, y otro delito que es algo así como recepción indebida de dineros.
Claro que hubo dinero del narcotráfico en la campaña de Samper. Cada día aparece un nuevo indicio de que así sucedió. Claro que hubo doble contabilidad, como ha sido la norma general de las campañas políticas. Aunque a juzgar por lo que hemos visto hasta el momento, en este caso no se trata de dos contabilidades paralelas sino de una sola hasta el tope permitido por la ley. De ahí en adelante lo que se ve son gastos no registrados. Ignoro si eso configura o no el mismo delito de falsedad por tener doble libro de cuentas.
Pero a pesar de ser la acusación estrella, lo que no se ve tan claro es que haya habido enriquecimiento ilícito. ¿Quién se enriqueció? ¿La campaña que llevó a Samper a la Presidencia? Difícil afirmar que se hizo rica una empresa que termina con su contabilidad en ceros ¿El Partido Liberal? Después de este proceso, el liberalismo no acabó en bonanza económica sino en quiebra moral. ¿Fernando Botero Zea? A primera vista no parece, pues su enriquecimiento no sólo es lícito sino muy anterior a la campaña.
La mayoría de los penalistas coinciden en que hacer encajar la figura jurídica del enriquecimiento ilícito para particulares en el caso de Botero requiere de la gran habilidad de buen litigante, pues es necesario demostrar tres cosas a la vez: el origen ilegítimo del dinero, la intermediación del acusado y el enriquecimiento de un tercero. No es fácil.
Para el público, la inmoralidad consiste en haber permitido dormir en la misma cama el dinero del narcotráfico con la política electoral. Quienes claman por justicia piden escarmiento para los que cayeron en esa inmoralidad. Pero para la justicia, el castigo sólo se presenta si se hace coincidir un comportamiento prohibido con una norma penal escrita.