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El conflicto nacional se banalizó y el horror se convirtió en espectáculo de televisión, en noticieros y luego como telón de fondo de series y telenovelas.

Semana.Com , Semana.Com
19 de septiembre de 2016

Luego de 52 años de convivir con él, el conflicto nacional se banalizó y el horror se convirtió en espectáculo de televisión, primero a través de noticieros y luego como telón de fondo de series y telenovelas. La guerra se convirtió en algo que pasaba en la pantalla. Es decir, en la ficción. Con qué facilidad se nos olvidaron los más de medio millón de víctimas que al parecer están registradas (y que no se refieren sólo a muertes sino también a extorsión, a secuestros, a enjaulamiento de humanos como animales, a violación de niñas y ancianas, a reclutamiento de menores, a encadenamiento durante cinco, diez años, etc). Mirar los toros desde la barrera y gritar No es lo fácil. Por eso sorprende que quienes más víctimas aportaron a la guerra sean hoy los que más claman por el Sí.

“Todos los colombianos tenemos que entender que hay un cambio en el chip mental”, dijo el general Mejía Ferrero en entrevista con Gurisatti que se viralizó por tono y hostilidad de la presentadora de RCN. No sólo las respuestas del general a favor de la terminación del conflicto llamaron la atención; también la compostura, la mesura, la paciencia (¡la paciencia!) y el lenguaje directo, claro y coloquial, como para que lo entienda cualquier colombiano. Más que una entrevista, parece la lección de un maestro a una alumna ‘mala leche‘ y testaruda.

Hijo mayor del Comandante de las FFMM durante el gobierno Barco, general Mejía Henao, ha sido uno de los mejores estudiantes en toda la historia de la Escuela Militar. Desde esa época ganó admiración y respeto en la milicia. Como Comandante del Ejército, es su representante, es decir, su voz es también la voz de la institución; una institución, no hay que decirlo, que ha puesto el mayor número de víctimas, pero también, en términos económicos, a la que más podría interesarle continuar la guerra.

En la coyuntura actual del país, el cambio de discurso en las FFAA no puede pasar por alto, como tampoco el de la guerrilla. El sábado inició la Décima Conferencia Nacional Guerrillera, "en la cual se articularán procesos e iniciativas hacia la paz y la profundización de la democracia en Colombia”. Qué diferencia en el lenguaje con aquella famosa Séptima Conferencia, la del 27 de agosto de 1982, cuando Jacobo Arenas dispuso que las FARC debían abrirse para conseguir el poder. Para ello era necesario desplegarse por todo el país a partir de diversos frentes que no sólo debían ser económicamente autosuficientes, sino a la vez enviar una cuota anual para el sostenimiento del Secretariado General. Fue a partir de esta conferencia que el secuestro y la extorsión se convirtieron en uno de los mejores aliados en su afán por alimentar sus finanzas. El otro gran aliado fue el narcotráfico.

Treinta y cuatro años después -¡34 años!- finalmente las FARC cambian el chip y hoy hablan de "impulsar las reformas que exige la implementación de la paz, y los lineamientos estratégicos de la naciente fuerza política". Si esto no es un gran salto político, ¿qué lo es, entonces? Es discurso, es cierto. Hay que implementarlo: la tarea ahora es democratizar la democracia. De mi parte le apuesto al Sí porque la esperanza siempre es más fuerte que el miedo (y es lo último que se pierde).

P.S.: Y al final, Viviane Morales logró lo que tanto anhelaba: polemizar para promocionarse. ¿Publicidad electoral anticipada? ¡Y con dineros del Estado!

* @sanchezbaute