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Soñar, aunque nos cueste

Con el acuerdo de fin del conflicto armado con las guerrillas surge la posibilidad de dejar a Colombia libre de minas, el sueño más grande de esta organización.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
2 de agosto de 2016

La frase soñar no cuesta nada, es un canto a la inacción, a la idea de que conseguir algo es imposible.

Quisiera... tranquilo: soñar no cuesta nada.

Y así, muchos colombianos hemos soñado cosas que a ojos de otros son inviables. Una sociedad democrática... soñada por tantos.

Un país en paz, que otros sueñan impedir.

En fin, lo aprendido es que los sueños no son sueños.  Si se trabaja duro, se concretan.

En la Campaña Colombiana Contra Minas (CCCM), una Organización No Gubernamental colombiana civil que existe desde 1999, se ha pensado que soñar es una virtud y los sueños no se quedan en sueños.

Hace 15 años soñamos con acompañar a las comunidades afectadas por minas. Desde hace más de una década tenemos presencia en 22 departamentos con una red de 550 personas de apoyo en veredas de los mismos.

Se soñó y se insistió en que los acuerdos especiales, humanitarios, gestos de paz o pilotos sobre minas antipersonal, podían convertirse en herramienta de construcción de confianza, para impulsar procesos de paz entre el gobierno y las guerrillas.

En el 2003 se creyó y trabajó por ello. Con la disposición del ELN y de su vocero Francisco Galán, preso en aquella época, se logró construir una pequeña, eficaz aunque incompleta experiencia en Micoahumado en el municipio de Morales, al sur del departamento de Bolívar que abrió puertas al último proceso de paz instalado entre el ELN, y el Gobierno de Colombia representado en el 2005 por Álvaro Uribe.

Una década después propusimos a la Mesa de La Habana hacer una experiencia piloto en 57 lugares afectados por minas. Uno de ellos es la vereda El Orejón en Briceño, Antioquia. Todo ello con el fin de avanzar en la lucha contra las minas y sus consecuencias. El gobierno y las FARC fueron más allá: lograron construir una experiencia con miembros de la guerrilla y el ejército trabajando juntos antes del acuerdo final,  lo que es único en el mundo.

Soñamos también que las víctimas debían ser sus propios voceros. Para ello se impulsó que expresaran su propia voz, asumieran liderazgos en la acción contra las minas y en la defensa de los intereses de quienes son víctimas de ellas.

A hoy, ese esfuerzo ha significado la promoción y fortalecimiento de 14 asociaciones departamentales, que recogen intereses y promueven una aplicación efectiva de las políticas en beneficio de los intereses de las victimas.

Soñar estos propósitos, construir su desarrollo, ha traído también momentos de dificultad, como el ser sujeto del episodio conocido como las “chuzadas” del  DAS, allanamientos ilegales a la sede, robo de computadores y documentos; incomprensiones y desconfianzas por las denuncias o advertencias que han hecho. Pero poco a poco se han conseguido los objetivos.

Claro, esto no lo hemos conseguido solos. Hemos tenido el apoyo de muchísima gente, de organizaciones nacionales, internacionales, de gobiernos locales, de comunidades.

Con el acuerdo de fin del conflicto armado con las guerrillas surge la posibilidad de dejar a Colombia libre de minas, el sueño más grande de esta organización.

En ese contexto, la CCCM soñó con ser parte del grupo de Organizaciones Civiles de Desminado Humanitario OCDH, que junto a la Brigada de Desminado del Ejército, harán de Colombia un país libre de minas para el 2021.

Hasta ahora las organizaciones civiles que adelantan desminado humanitario en Colombia son internacionales de origen europeo.

Por ello ahora que la CCCM es la única organización civil nacional que entra en operaciones de Desminado Humanitario es significativo. Pone de presente que la cooperación es un esfuerzo transitorio de la comunidad internacional para fortalecer la capacidad nacional y  que la responsabilidad esta en nuestras manos, las de los colombianos y colombianas.

Demuestra también cómo la superación del conflicto armado elevará la capacidad del país, hará posible el aprovechamiento de nuestro recurso humano como pueblo, reconocido por todos como  calificado y con potencial competitivo.

Hoy, la CCCM se alista para ser la única organización no gubernamental civil de la región de las Américas que puede brindar su experiencia en acción integral contra minas, atender necesidades en otras regiones del mundo, haciendo cooperación Sur-Sur.

Se debe soñar como se ha soñado con el fin de la guerra y las potencialidades que ha de desatar para el país.

Un sueño que llegará aunque soñar nos cueste tanto.

*@alvarojimenezmi   ajimillan@gmail.com

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