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Uribe, el culebrero

Traigo el remedio para acabar con la Far, el jarabe de la chu, de la chumbimba papá. Y si así no caen, un poquito de nitrato: ni trato con ustedes y les doy es bala pues papá...

Daniel Samper Ospina, Daniel Samper Ospina
3 de marzo de 2018

Allá el señor, allá la dama: acérquesen que para el día de hoy le tengo la solución de sus problemas; yo soy varón de varones, soy culebrero de fama; acá donde ustedes me ven, yo hice llorar al padre Marianito, le inventé alas a Paloma Valencia, hice que María Fernanda perdiera su Cabal, metí a Diego a Palacio y dije que María del Pilar había Hurtado … Sí, señor: yo le hice un hoyo a Santoyo, yo hice fiera a Noguera, yo hice pana a Salvador Arana, yo volví tuso a Mancuso... Y acá vengo para arreglarles la vida y a defendermen de quienes me ataquen.

Póngamele, pues, cuidado, señores y señoras: le tengo el remedio para que le salga pelo a Obdulio, entendimiento a Pachito, mesura a Fernando Londoño: ¿le parece que los guerrilleros no pueden ser senadores a menos de que se llamen Everth? ¿Cree que no los pueden encerrar en zonas de concentración, sino en suites del hotel Tequendama? ¿Quiere que al Congreso vaya gente que alcance a votar antes de que la metan presa, pero no el terrorista Far que nos quiere imponer identidá de género?

Entonces arrimen; le tengo la receta para sobrevivir a 28 procesos, para no comerle cuento a la justicia: ¿que le pusieron los procesitos en lesa inmunidá?; ¿que lo pillaron hablando con unos malandros?; ¿que al señor le da pudor, que a la niña le da vergüenza? Nada de eso, caballero: acá se actúa sin vergüenza. Repita por todo lado que se instaló el castrochavismo y que lo están persiguiendo; diga a toda hora que Lafar no entregó armas; haga que la gente salga a votar berraca. Y si lo agarran en la mentira, se encomienda al santo Job.

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Arrime, pues, por acá, tráigame al niño y lo alzo, le tengo el Croc que no resbala, la peinilla que no necesita filo, el frac que sirve de babero: acá en este canasto traigo la culebra que no necesita pagar, el pato que puede llevar de candidato, la vaca sagrada para que la Ordóñez. Yo soy el Macho de Machos: yo me gané el premio del Gran Colombiano, el diploma de la Sergio Arboleda y la Asociación de Machistas de Casanare me ofreció el Cojón de Oro… Allá la dama y el caballero: ¿quieren hacersen famosos y que todo mundo los reconozca? Hagan la receta de mi tía Dolly, que no le ‘dolí-a’ meterse en líos con la mafia, y aliméntesen con la dieta de las frutas: sandías para el doctor Macías; naranja para ofrecerle a Tanja… y lulo para que le den las buenas noches.

Eh, ave María, allá el señor, allá la dama: en este canasto traigo el remedio para acabar con Lafar, el brevaje para acabar con los pobres, el jarabe de la chu: de la chumbimba, papá, y si así no caen, entonces le aplica un poquito de nitrato: ni trato con ustedes y les doy es bala, pues, papá… ¿Que esos muchachos estaban recogiendo café? ¡De malas! ¿Que querían paz, pero no así? ¡Ya voy Toño! Yo también iba a hacer procesito de paz, pero como dijo mi tía Fortuna: si acá no se hace mi receta, no se hace ninguna.

A ver el caballero, a ver la dama: ¿quieren volverse ricos de un día para el otro? ¿Sus hijos parecen entecos y lombricientos? ¡Tengo esta receta mágica para que un lote cualquiera se les vuelva zona franca, vea! Muy fácil: póngalos a trabajar, apláceles el gustico, agarre esta escritura y esta chatarra, y listo Medellín, cabina ocho…

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¿El suyo es esfuercito de caballito discapacitado? ¿La culebrita no le queda viva ante las muchachas? ¿Se tomó un aguardientico y se le va a salir el diablo? Le traigo el remedio para mejorar la salud: sume 50 y 50 y eso le da 100 y con eso haga una ley y quiebre al médico. ¿Dije quebrar? ¡A quebrar se dijo, sáquese la mano del bolsillo, sea varón! ¿Quiere la paz con impunidá que ofrece el castrochavista Petro y no la guerra con impunidá que ofrecemos nosotros?

Nada de eso, caballero: acá le traigo este menjurje prodigioso para recobrar el rumbo, probado por alias la Mechuda en cada mecha, por el Curita Velásquez en cada cura, vea: tiene un colmillo con sangre seca del procurador, tres pelos de la senadora Valencia, gotas de saliva de la doctora Cabal: lávese bien lavada la cabeza mientras repite: “Manque me busque la corte / a mí me da mucha risa / con mi pollo gano en junio / y ese proceso hago trizas”.

(¿Allá, el amigo Flavio, qué hace? No, no es para lavar activos, es para lavar cabezas, únteselo ligero, ay, dios...)

¿Le escuchan las conversaciones esos hijueputas? ¿En un mismo mes le dicen que se sobrepasa con las damas, que le quitó un tornillo al helicóptero del amigo al que le faltaba un ídem, que montó bloquecito con el hermano y unos buenos muchachos? ¡Nanái cucas!; frótese este aceite en las carnitas y huesitos, y repita diez veces: son patrañas del castrochavismo Far; y lo verá que todo le resbala.

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Véngasen, pues, acá, con este brujo; cómpremen mi receta: téngasen, pues, del miedo, que ya viene el Cocomunismo y se los traga; y hagan la fila ligerito que para todos hay: para el negociante prolijo, que es mi hijo… Para mi nuevo man, que es Iván. Y allá en Palacio para la persona impoluta, que es muy… tarde y me tengo que ir: adiós.