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Si gana el 'No', la alternativa es la guerra

Ahora que comenzó la campaña por el plebiscito se empiezan a oír frases que son falsas o parcialmente falsas sobre las consecuencias que traería al país si gana el ‘No’ o gana el ‘Sí’.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
18 de agosto de 2016

Ahora que comenzó la campaña por el plebiscito se empiezan a oír frases que son falsas o parcialmente falsas sobre las consecuencias que traería al país si gana el ‘No’ o gana el ‘Sí’. Se dice que si gana el ‘No’ se pueden renegociar cosas nuevas con las FARC y que en realidad no habría guerra, ya que, incluso las propias FARC, han dicho, en boca de Carlos Antonio Lozada, que no volverían a la guerra. La intención de las FARC, seguramente, era mandar un mensaje positivo a la opinión pública, pero la propia comandancia sabe que de fracasar el plebiscito la alternativa es la guerra o la confrontación armada por varios años más.

Dicho análisis se sustenta en tres líneas de observación. Por un lado, de ganar el ‘No’, las FARC no tendrían ninguna seguridad jurídica para llegar a las zonas de ubicación o para promover la dejación de armas de las estructuras de las FARC. Es decir, la comandancia de las FARC no tendría que ofrecer para seguir avanzando en el proceso de paz. Por más que la comandancia quiera, la base no aceptaría continuar en la dejación de armas sin ninguna seguridad. A su vez, el presidente Santos, no tendría otra alternativa que ordenar a la Fuerza Pública perseguir las estructuras de la guerrilla. Ello llevaría a una reactivación inmediata de la confrontación armada. Reactivación que traería nuevamente muertos, heridos, reclutamientos y desplazamientos forzados.

En segundo lugar, de ganar el ‘No’, tanto la comandancia de las FARC como el presidente Santos quedarían sin gasolina para renegociar los acuerdos de La Habana, es decir, quedarían deslegitimados antes sus bases. La crisis en el gobierno y en las FARC sería inmensa. De hecho, para el caso del presidente Santos la situación sería complicada, ya que el país estaría en medio de la campaña electoral de 2018 y no tendría maniobrabilidad política. Para el caso de las FARC, su comandancia perdería todo mando y entraría en una fuerte crisis.

El otro argumento es que, de ganar el ‘No’ se dice que se podrían renegociar algunas cosas, como los temas de cárcel, las hectáreas que tendría en Fondo de Tierras, que están destinadas a campesinos y los temas de participación política. Al Uribismo, le interesa principalmente las hectáreas de Fondo de Tierras, ellos quieren que no sean más de 2 millones de hectáreas, el gobierno habla de 6 y las FARC de 15 millones.

Pero si el gobierno Santos o el que gane en el 2018 pide renegociar, pues las FARC también pedirán eso en algunos temas. Como por ejemplo, los asuntos de inversión minera y petrolera, el tema agrario y los TLC, entre otros. Esto significaría que la agenda en su totalidad sería abierta y sería como comenzar nuevamente un diálogo, es decir, vendrían otros 3 o 4 años de diálogo. Algo que difícilmente el país soportaría de nuevo.

De tal forma que el resultado del plebiscito no es un tema sencillo, seguramente su resultado marcará varias décadas de vida republicana de Colombia. Prácticamente Colombia decidirá entre la paz con las FARC o la guerra con las FARC, pero esa idea de renegociar o de que “Sí a la paz pero No en el plebiscito”, no son más que sofismas, se trata de echar 4 años de negociación a la basura. Jurídicamente puede ser que el proceso de paz tenga salvación pero políticamente sería inviable reactivarlo en el corto plazo.

No había necesidad de hacer plebiscito, la elección de 2014 era un plebiscito en sí mismo, el presidente Santos ganó con el mandato de la paz. Ahora debido a la promesa del presidente se debe hacer y el país se pondrá a prueba, o prefieren la paz o prefieren la guerra. Podríamos pasar a la historia como uno de los pocos países que prefirieron seguir matándose que hacer la paz. Todo un reto.