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ANÁLISIS

El uribismo sube el tono

Desde el Centro Democrático se afirma ahora que la Fiscalía es “una banda criminal”.

Armando Neira, Armando Neira
2 de febrero de 2015

La discusión pública en el país alcanzó este lunes niveles sorprendentes. En la mañana, en Blu Radio, el senador uribista José Obdulio Gaviria sentenció: “El vicefiscal, Jorge Fernando Perdomo, dirige en la Fiscalía una banda criminal en contra del Centro Democrático”. Su respuesta fue dada tras enterarse de que el ente acusador compulsó copias en su contra a la Corte Suprema de Justicia por el caso de las ‘chuzadas’.

Así las cosas, el uribismo sube el tono y pone el énfasis en la tesis con la que asumirá de ahora en adelante su defensa: se trata de una persecución porque encarnan la oposición política en el país. La debilidad del argumento pasa en las dificultades naturales que debieron de haber tenido a lo largo del tiempo quienes, según Gaviria, han formado parte del complot: los fiscales Mario Iguarán, Guillermo Mendoza Diago, Viviane Morales y Eduardo Montealegre, entre otros. Cuatro fiscales en casi diez años de tiempo. “Así es”, señala Gaviria. ¿Es esto posible? “Por supuesto que sí”. Según él, cada fiscal que llega tiene dentro de sus funciones atacar el ideario y a los seguidores del expresidente.

Su grave acusación se enmarca dentro de la estrategia del uribismo para atar los casos judiciales en contra de algunos de sus más importantes cuadros a un asunto político. Con esto, al menos a corto plazo, logran sembrar la duda en la opinión pública. Eso fue lo que ocurrió el viernes pasado al frente de la sede de la Fiscalía en Bogotá durante el interrogatorio a Óscar Iván Zuluaga por el caso del 'hacker' Andrés Sepúlveda. Cerca de 400 personas afines al Centro Democrático se manifestaron con una consigna definida: “Somos perseguidos políticos”.

La cosa no paró ahí. Con el paso de las horas, los hechos tomaron un ritmo vertiginoso que terminó con la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, también encerrada en el búnker de la Fiscalía. “Esto no es una coincidencia. Es una estrategia bien montada que busca acabarnos”, dicen en el uribismo.

De ahí las dificultades que ahora tendrán en la Fiscalía para trabajar. De su transparencia y su absoluto apego a las leyes está la posibilidad de que el país conozca qué fue lo que pasó realmente en la historia del 'hacker' y de saber por qué una central de inteligencia terminó interceptando ilegalmente a magistrados, periodistas, políticos de oposición e incluso algunos de sus familiares. Lo trascendental es saber la verdad. Eso es lo que está en juego.

Un reto difícil en un año electoral en el que los uribistas saben que se juegan la posibilidad de tomar el poder local en una buena parte de la geografía nacional. Entretanto, es obvio pronosticar que en los días venideros el uribismo seguirá subiendo el tono: “Una clara persecución política de Santos, de sectores afectos a la guerrilla y de sectores extremoizquierdistas que penetran la justicia”, aseguró el expresidente Uribe. Sus alfiles salieron a reiterar esta tesis.

Pero ¿por qué esa obsesión de tantos en tratar de deteriorar de esta manera a esta colectividad, en general, y a Uribe, en particular?: “Su único afán es imputarme. Me cobran la derrota del terrorismo”, asegura el expresidente.

*Director de Semana.com

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