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ANÁLISIS

Petro se raja

El alcalde mayor obtiene pobres calificaciones de imagen y, lo más grave, de gestión.

Armando Neira, Armando Neira
5 de marzo de 2015

Este jueves los bogotanos se despertaron con la libreta de calificaciones de Gustavo Petro: una de imagen y la otra de gestión. En ambas se raja. El alcalde tendrá que hacer un esfuerzo titánico para recuperar las notas en los 10 meses que le quedan en el cargo. De su trabajo depende no sólo su legado, sino que este será una marca decisiva en los votantes que irán a las urnas, en octubre, a elegir su sucesor.

Las primeras calificaciones fueron dadas por Adriana Córdoba, veedora distrital, quien puso la lupa a los avances del Plan de Desarrollo Bogotá Humana. En particular a 43 metas representativas de sectores estratégicos: educación, salud, movilidad, integración social y hábitat. Su balance es desolador: Encontró que sólo 15 de estas se alcanzarían a cumplir, mientras que las 28 restantes tienen un alto riesgo de incumplimiento y fueron pospuestas para el 2016, cuando habrá un nuevo gobierno distrital.

En su informe la Veeduría Distrital dice que aunque varias metas del Plan de Desarrollo estaban previstas para el 2014 y el 2015, fueron desplazadas para el 2016. “El sector que más reprogramó sus metas y que difícilmente podrá cumplir es movilidad”, uno de los temas que más dolores de cabeza le produce a diario a la gente.

La rajada es durísima en la búsqueda de soluciones para este problema: Metas físicas como construir cinco kilómetros de la primera línea del metro pesado, siete kilómetros de la red de líneas de cable aéreo y reconstruir el 100 % de las troncales Caracas y Autonorte, “no registraron ningún avance al 2014”, dice la Veeduría.

Petro es hábil con la palabra. En su narrativa argumenta que uno de los problemas más graves de la ciudad y el país, en línea de buscar que sus discursos tengan eco nacional, es la desigualdad social y que para romperla se necesita un equilibrio en el acceso a la educación. En la realidad, según la Veeduría, también se raja. “La meta más preocupante del sector educación es la de nuevos cupos para educación superior, que se redujo de 30.000 a 3.275 sin tener ningún avance en el 2014”, dice la Veeduría.

Y en la materia de la salud, el informe dice: “La propuesta para construir un hospital universitario para Bogotá lleva un avance del 34 %, lo que indica que difícilmente será cumplida”.

Hay una afirmación que retrata en toda su dimensión la capacidad de Petro para administrar. “De los 3,8 billones de pesos aprobados por Cupo de Endeudamiento, el Distrito sólo ejecutó el 1,7 % en el 2014, lo que demuestra que las demoras para la entrega de bienes y servicios no ha sido por la disponibilidad de recursos sino por la capacidad para ejecutarlos”.

De manera simultánea, se conoció la encuesta bimestral de Gallup en la que se observa un aumento en la desaprobación por parte de los bogotanos al trabajo de Petro. El 63 % de los bogotanos no está de acuerdo con la manera como Petro conduce su administración. En relación con la medición de diciembre perdió seis puntos.  Se trata de una cifra dramática en materia de percepción ciudadana a escasos meses de las elecciones.

Siempre con el Gallup, que dirige Jorge Londoño, se aprecia que en esta materia a Petro le ha ido medio regular, por utilizar una benévola expresión. Cuando se posesionó tenía el 48 % a favor y el 43 % en contra.

Se trata de unas cifras bajitas en relación con todos los mandatarios, que siempre viven una luna de miel cuando están estrenado puesto. En su caso no. De entrada ya casi la mitad de los habitantes en la capital lo rajaban.

A los dos meses, según la encuesta Gallup, su imagen favorable se derrumbó al 30 %. Cuando aquel diciembre negro por el lío de las basuras en el que la ciudad se vio inundada por las bolsas, cayó al 26 % que paródicamente le levantó el procurador Alejandro Ordóñez.

En efecto, cuando el jefe del Ministerio Público lo destituyó, se produjo un halo de solidaridad hacia Petro que se vio reflejado en las encuestas en 14 puntos. Pasó a una imagen favorable del 40 %. Al evaporarse el fantasma de la destitución, su imagen ha vuelto a caer.

En Medellín una parte importante de los ciudadanos de El Poblado desaprueban la gestión del alcalde Aníbal Gaviria mortificados por estos días por el aumento considerable de los trancones. Sin embargo, es casi seguro que en esta área de la ciudad la gente irá a cambiar su opinión del burgomaestre cuando inaugure los puentes que son la causa del malestar. El ejemplo se podría trasladar a Petro. Es difícil hallar una respuesta a la pregunta: ¿Cuál es la gran obra que va a inaugurar Petro en Bogotá que le cambiará la cara a la ciudad y que de paso mejorará sus notas?

* Director de Semana.com
Twitter: @armandoneira

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