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Armando el rompecabezas

El gobierno parece empeñado en demostrar que las Farc son las únicas sospechosas posibles del atentado contra el senador Germán Vargas Lleras

Daniel Coronell
3 de diciembre de 2005

Para empezar, quiero expresar mi solidaridad con el senador Germán Vargas Lleras. Una persona de cuyas posiciones he discrepado algunas veces -especialmente durante este gobierno-, pero cuyo valor, inteligencia y carácter siempre he reconocido. Vargas ha tenido por costumbre decir la verdad, incluso cuando esa verdad no favorece sus intereses. Una virtud escasa en estos tiempos. Duele profundamente que hayan querido matar y duele más si sus frustrados asesinos buscaban influir la decisión que en los próximos días tomará la Corte Constitucional sobre la reelección. ¿Influirla en qué sentido? Las respuestas no son tan simples como las que -rápidamente- quieren acuñar el gobierno y sus aliados. Una investigación seria no puede empezar descartando las informaciones aportadas por la propia víctima. Días antes del atentado, Germán Vargas puso en conocimiento de la Policía la existencia de una alianza entre políticos y narcotraficantes para asesinarlo. "Algunos de sus colegas lo quieren joder", le dijo un informante al senador en presencia del general Luis Alberto Gómez, comandante de la Policía de Bogotá, y del coronel Ricardo Caballero, director de la Sijín, según la noticia del diario El Tiempo. Ese dato apunta a que detrás del plan homicida podrían estar miembros de grupos paramilitares, teóricamente desmovilizados, y cuyo ingreso a las listas de Cambio Radical fue rechazado por Vargas. Esos grupos, indiscutiblemente, apoyan la reelección del Presidente porque asegura la continuidad de su proceso de paz, en términos parecidos a los de hoy. La prueba reina del ferviente reeleccionismo de los paramilitares es la grabación -revelada en su momento por SEMANA y Noticias Uno- en la que, entre otros, participan Mancuso, 'Jorge 40', 'Báez', 'don Berna' y el Alto Comisionado para la Paz. En esas largas charlas los cabecillas de las autodefensas afirman que la única garantía para conservar sus condiciones y evitar una eventual extradición es reelegir al Presidente. Todo esto se conversaba en Ralito, cuando la reforma constitucional era sólo un proyecto en incipiente trámite. El carro bomba usado para el atentado contra el senador Vargas -y que a muchos les recordó las épocas de Pablo Escobar- fue negociado en el sector de Sanandresito de Bogotá. Zona en la que hace años se siente la presencia de las autodefensas. Especialmente del Bloque Centauros, que fue propiedad de Miguel Arroyave y que después de su asesinato volvió al control de Vicente Castaño. En el terrible escenario de que el asesinato se hubiese perpetrado, y que además se probara la autoría de las Farc cuya capacidad criminal jamás se puede desestimar, el ánimo de los magistrados se habría inclinado hacia la aprobación, perturbando el libre examen de los argumentos jurídicos. No tendría presentación que la Corte se doblegara ante la presión del terrorismo contra la reelección. Tampoco tendría sentido que cediera si el acto terrorista fuera a favor. Todos esos indicios -y algunos otros- merecerían ser considerados en la investigación al mismo nivel de los demás. Sin embargo, el gobierno parece empeñado en demostrar que las Farc son las únicas sospechosas posibles de este hecho criminal. En entrevista con RCN, el Presidente llegó a decir que "el anterior atentado contra el senador Vargas Lleras, el informe que he tenido de la Fuerza Pública y la Fiscalía es que lo cometió las Farc". Otra cosa aseguró la Fiscalía hace unos meses. Según el organismo investigador, tanto el paquete explosivo que hirió gravemente al senador como un libro bomba dirigido al entonces fiscal Luis Camilo Osorio, fueron enviados por un cooperante. Se llama Joaquín Vergara Mojica y su elocuente alias es 'Timo'. 'Timo' le cobraba a la CIA mensualmente por alertar sobre supuestos atentados de las Farc, hasta cuando descubrieron que él mismo preparaba y remitía los artefactos para seguir informando y cobrando. De manera pues que hay que analizar la hipótesis de las Farc y también está otra, aunque resulte inconveniente. Si lo que se busca es la verdad, no es bueno que las investigaciones se mezclen con los intereses electorales del momento.