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El arte contemporáneo: un mar de preguntas

No es mi intención hacer juicios de valor sobre una manifestación artística que nos ofrece más preguntas que respuestas.

Iliana Restrepo, Iliana Restrepo
13 de febrero de 2014

Sí. El Arte contemporáneo nos pone en un estado de resistencia. Suscita reacciones de todo tipo, incluida muchas veces una de rechazo. Esto nos pasa porque no nos gusta o no estamos acostumbrados a cuestionarnos. Es más fácil que todo esté allí explícito y no tener que observar con atención para hacer nuestras propias reflexiones e interpretaciones.  

Con esto no estoy diciendo que todo lo que se hace en el Arte Contemporáneo sea bueno o malo. No es mi intención hacer juicios de valor sobre una manifestación artística que nos ofrece más preguntas que respuestas. 

He tenido el privilegio de trabajar, como una de las productoras de la primera Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Cartagena, que por su resultado final no tiene nada que envidiarle a ninguna Bienal de otras ciudades del mundo. La curaduría internacional, a cargo de la reconocida curadora Berta Sichel, ha sido impecable y ha permitido tener en la ciudad, artistas que han participado en otras bienales y quienes cuentan con un prestigio internacional incuestionable. 

La muestra de Colombia Hoy, como se titula la exposición de 30 artistas colombianos, ha contado con una curaduría internacional de alto nivel que permite tener en la ciudad obras nacionales que dialogan sin ningún pudor y orgullosamente con la muestra internacional. Un número importante de cartageneros también hacen parte de esta muestra: Oswaldo Maciá, Ruby Rumié, Wilger Sotelo, el Colectivo Octavo Plástico y Álvaro Restrepo con el Colegio del Cuerpo, son los encargados de demostrar que aquí en la ciudad también se produce arte contemporáneo de gran calidad. 

Sabemos que hay muchos más artistas locales que hubieran podido participar y estoy segura que irán siendo incorporados poco a poco a medida que pasen los años, tal como ha venido sucediendo con los otros eventos de talla internacional que han elegido nuestra ciudad para realizarse.

Los museos y los espacios alternativos que se han adecuado para albergar la muestra, han sido intervenidos con cuidado y respeto por el patrimonio histórico de la ciudad, convirtiéndola en un gigantesco espacio de gran calidad museológica. Los museos de la ciudad, el espacio público y lugares no convencionales, albergan las obras. Habrá también cine arte y una selección nacional e internacional de performances durante los dos meses que dura esta primera Bienal. 

Hay muchísimas obras que merecerían ser mencionadas individualmente por su fuerza poética, su calidad artística o su creatividad pero el espacio es corto y la lista larga. 

“La lengua muerta para que arda entera” del español Guillermo Paneque pone a hablar a las paredes de un lote en ruinas, sin utilizar las palabras; los accidentes del tiempo en estos muros son enmarcados con hermosos azulejos elaborados artesanalmente en Cartagena pero con diseños de su natal Sevilla. Frases sueltas e inquietantes escritas también sobre baldosas en la fachada del espacio, invitan a hacer una relectura poética de los lenguajes no verbales y no convencionales.

Se encuentran también videos tan perturbadores como Sacrificio de la colombiana Clemencia Echeverri. Esculturas olfativas y de sonido, líneas pintadas con pigmentos obtenidos a partir de basura, esculturas de luz, instalaciones inquietantes como la del nigeriano Emeka Ogboh, o la bellísima motocicleta con alas para transportar agua, traída desde Benín por Romuald Hazoumé quien nos invita a reflexionar sobre la importancia y el riesgo de perder este vital líquido.   

La obra de Radcliffe Bailey de Atlanta EU, nos muestra a un hombre negro ahogándose en un mar de madera; pero no es cualquier madera, es el silencio sonoro de miles de teclas de piano que han perdido su capacidad de producir sonido pero que ahora resuenan en nuestra mente de otra manera y nos permiten reflexionar sobre ese ahogo inhumano al que fueron sometidos millones de africanos por la barbarie de la esclavitud. 

El sevillano Federico Guzmán juega con el público con gran humor, por medio de una instalación multimedia de excelente formato, que habla de su invención. Una planta fantástica llamada Tomaco. Un injerto de tomate y tabaco, que Los Simpson han volcado a la fama y que vuelve adicto a quien se atreva a probarlo. El uruguayo Richard Garet nos deleita con los sonidos deconstruídos de la poesía de su coterráneo Mario Benedetti. 

Hay muchas obras más que vale la pena apreciar. Esta es una invitación abierta para que todos los colombianos visiten la primera Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Cartagena de Indias que estará abierta completamente gratis a todos los públicos hasta el próximo 7 de Abril. Y para quienes quieran profundizar sobre qué es una bienal, recomiendo este artículo del reconocido curador colombiano José Roca.

Me quito el sombrero para quienes tuvieron esta maravillosa idea que hoy es una sorprendente realidad. 

iliana.restrepo@gmail.com

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