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Ácida justicia

Los ataques con ácido pueden incluso a ser más lesivos para un colectivo, que un mismo homicidio con todos los agravantes., 382897

5 de abril de 2014

La más reciente víctima de ataques con ácido, por cuenta de un desadaptado social, aquellos que los siquiatras denominan sociópatas, sujetos que tienen en su mente solo la realización de maldad, es decir lo que podríamos denominar como individuos químicamente malos. En nuestras latitudes pululan muchos con esta denominación, desde las más altas posiciones del Estado, hasta rufianes que de manera sistemática reducen a sus víctimas con sustancias químicas causándoles quemaduras de segundo y tercer grado en rostro y cuerpo, como la última víctima Natalia Ponce de León.

Natalia una joven de 33 años, que por motivos absurdos un desadaptado que no merece cosa diferente a pasar el resto de su vida en la cárcel, le roció en su rostro y extremidades un agente químico líquido el cual le causó graves quemaduras, estas no sólo cambiarán su físico por el resto de su vida, sino también de manera injusta se verán afectadas sus emociones, su seguridad individual, su existencia toda. Desde el 2001, hemos sido testigos mudos de tanta atrocidad que viene día a día presentándonos por cuenta de casos similares, las modalidades siguen siendo las mismas, los móviles en su mayoría pasionales y aún no hay medidas.

Al parecer en este último caso, ya hay un individuo indiciado y con medida de aseguramiento. Algo alentador pero no es suficiente, el impacto de este tipo de actos bárbaros no sólo afecta desde luego a la víctima y su círculo más cercano, también toda la sociedad es víctima indirecta de este tipo de absurdos que nos hacen plantear y afirmar que nuestra sociedad está enferma, que la situación es grave y que no hay a la vista correctivos de fondo que permitan evitar hechos similares a más mujeres y ciudadanos inermes. Lo que es peor aún es la inexistencia de una política criminal del Estado que abarque grandes retos respecto de las sanciones efectivas para estos bárbaros y las condiciones de resocialización de los mismos.

Las medidas del gobierno para la crisis carcelaria ha sido en dejar en libertad a cerca de 9.000 pequeños pillos, como si no bastara con los que están sin medida alguna delinquiendo desde el pequeño hurto bagatela que llaman hasta los grandes delitos de impacto como es la agresión a una mujer con ácido, lograr entender que pueden existir delitos de gran impacto que muchas veces pasan por bagatela ha sido tarea difícil no solo del gobierno sino también del legislador, al flagelo de los ataques con ácido podríamos afirmar que podría ser uno de los delitos hoy en día que más horror puede causar no sólo por su capacidad de daño en la víctima. 

Pues la sociedad también sufre un grave daño por cuenta de estos hechos, dado que la capacidad de temor que puede llegar a infundir en todo un colectivo es de un tamaño abismal. Si Estados Unidos tiene alertas por cuenta de masacres en colegios y escuelas a manos de locos matan a niños a diestra y siniestra, lo que ha llevado en casos poco extremos a que padres envíen a sus hijos al colegio, con maletas y chalecos a prueba de balas, las medidas en contra de los agresores en esas latitudes son extremas; por ello no se logra entender como un país que tristemente está químicamente enfermo, no se adoptan medidas para contrarrestar la más vil de las conductas criminales. 

Los ataques con ácido pueden incluso a ser más lesivos para un colectivo, que un mismo homicidio con todos los agravantes, no queremos pensar hasta qué punto pueda llevarse el asunto, quizás pronto se nos ofrezcan productos importados para atenuar los ataques de ácido, incluso “kits” de emergencia, ya no bastará con llevar la ventana del carro siempre arriba, usar gafas herméticas, muy seguramente como van las cosas hasta mascara saldrá al mercado para contrarrestar esta barbaridad, ¿es eso lo que quiere una sociedad para salir adelante? 

Más allá del dolor que nos puede causar el daño a Natalia y a todas las víctimas de ataques similares, la solidaridad y oraciones por la pronta recuperación; es la clara y férrea conciencia que nuestra sociedad está enferma, que se requieren políticas públicas para tratar a mucho loco y desadaptado que anda suelto, y desde luego una política criminal sin titubeos, sin subrogados, sin formas blandengues, sin rebajas de penas para ataques como estos, se requiere fuerza, verticalidad de la norma en delitos de alto impacto colectivo y una ley de pequeñas causas urgente. 

En Twitter: @GuilloRodrig
*Abogado, Director Ejecutivo Gobierno Seguridad y Desarrollo.

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