Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Mensaje

¿Fue su actuación una imitación? ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué creyó que ganaría el aplauso de su público, de sus votantes, al mostrarse grosero y matoneador?

Alonso Sánchez Baute
8 de abril de 2018

En el caso de Hernando Zabaleta, el excandidato a la Cámara de Representantes por Bogotá en representación del Centro Democrático que fue multado la semana pasada por una patrullera, llama la atención no tanto la actitud de #Ustednosabequiénsoyyo, tan común en un país donde tanta gente mira al otro por encima del hombro, sino que haya sido fue él mismo quien pidió lo que grabaran. No fue un hecho espontáneo sino un afán calculado: Zabaleta estaba actuando ante esa cámara; estaba exagerando su pedantería y su patanería. Peor aún, él mismo subió el video a sus redes sociales. ¿Fue su actuación una imitación? ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué creyó que ganaría el aplauso de su público, de sus votantes, al mostrarse grosero y matoneador?

Al tiempo, el caricaturista Matador anunció su salida de las redes sociales por cuenta de una amenaza que recibió de un señor llamado Ariel Ortega, también seguidor del Centro Democrático. Fue una acción pensada, de modo que aquí también caben preguntas parecidas a las anteriores. Ortega fue expulsado del partido, pero el daño está hecho, y sucede justo cuando Duque comienza a tambalearse en su tabla de surfista.

Julio César Londoño escribió una vez, “Uribe es la fuerza de Duque… y el lastre que lo hundirá”. Quizá no es tanto Uribe quien lo hunda, sino el uribismo. Uribe sabe muy bien jugar sus cartas, pero, quizá por el afán de llamar su atención, por lo visto sus seguidores no. No es gratuito que lo de Zabaleta y Ortega suceda cuando Duque está en la cresta de la ola: ya se dan por vencedores. Al parecer, ni siquiera fueron conscientes de que lo que hacían estaba mal hecho.

¿Por qué ambos claman la atención del jefe desde lo ilegal, la amenaza de violencia o el matoneo, cuando lo normal es hacerlo desde la honestidad y la honradez? Llama la atención que, en su momento, el CD no expulsó a Popeye de sus huestes como hizo con Ortega. Es cierto que el antiguo sicario de Escobar ya purgó su pena, y la cárcel cumple función de castigo pero también de resocialización. Sin embargo su nombre es más el daño que le hace al partido que lo que le aporta. ¿O le aporta algo?

En política nada es gratuito y el mensaje de Uribe, lo que para tantos él representa, ha calado hondo y se ha enquistado en estos seguidores. Muchos creen que, bajo su égida, todo lo ilegal es permitido. Tanto es así que al cierre de esta columna se conoce que el video que circula en redes y muestra una parranda en la que Poncho Zuleta abraza a Iván Duque mientras grita a favor del paramilitarismo, es un montaje en contra del candidato del CD. Sin embargo, he escuchado muchas voces alegres, no solo provenientes de mi tierra vallenata, que ven correcto el paramilitarismo solo por el hecho de dar por cierto que Duque y Zuleta así lo gritan. El problema, por tanto, es mucho más de fondo.

No sorprendería que, de tanto querer a Uribe, sus mismos seguidores lo lleven a la derrota.

  1. Mientras tanto… Vargas Lleras no solo hace alianzas que lo oxigenan. También se está desmarcando de la ultraderecha con sus respuestas en los debates en temas como el acuerdo de paz y el matrimonio entre homosexuales. Cuenta además con las maquinarias (no una sino varias). ¿A quién desbancará si sigue subiendo como caballo desbocado? ¿A Duque o a Petro?

@sanchezbaute