Autorretratos hablados

Dice el presidente de la Fifa que la candidatura de Colombia para sede del Mundial de fútbol de 2014 no pasa de ser "una presentación de relaciones públicas". Se indigna este gobierno, tan propenso a perder los estribos cuando le dicen la verdad. Y en sus protestas indignadas se autorretratan de cuerpo entero el canciller Fernando Araújo, el vicepresidente Francisco Santos y el presidente Álvaro Uribe.

Declara cauteloso Araújo:

-Pensar que el gobierno colombiano tiene una segunda intención es pensar más allá de lo que indican las palabras del presidente Uribe.

Se nota que Araújo pasó seis años secuestrado en el monte, y en consecuencia no conoce a Uribe: no sabe que sus palabras indican siempre lo contrario de lo que dicen, como la aguja de una brújula que señalara el polo sur, y tienen siempre una segunda intención, que es la de hacer una operación de relaciones públicas. El canciller Araújo debería mirarse al espejo: él mismo es una operación de relaciones públicas de Uribe. (¿No se da cuenta? A lo mejor sí: pero a ministerio regalado no se le mira el diente).

Declara, malcriado, Santos:

-Si el tema ya está arreglado por debajo de cuerda, que nos lo diga y no nos gastamos una cantidad de plata haciendo la presentación.

Se ve que Francisco Santos, como el ladrón del refrán "juzga por su condición". Pertenece a un gobierno que arregla todos los temas por debajo de cuerda: las leyes que negocia con los narcoparamilitares, las relaciones con los países limítrofes, los contratos por licitación, los nombramientos de funcionarios públicos, las cifras económicas que publica el Dane. A diferencia del Canciller, el Vicepresidente no puede alegar ignorancia: al cabo de cinco años, lo suyo ya es vicio.

Y declara el presidente Uribe, mientras hace promesas y acaricia niños ante las cámaras en un barrio de pobres incendiado, en el curso de otra presentación de relaciones públicas:

-Ave María, lo que pasa es que me tienen muy comprometido a no dar respuestas duras. Antes que decir eso, él (el presidente de la Fifa) lo que tenía que hacer es retirar las mafias que han infectado el fútbol. Que respete a Colombia.

Veamos la declaración por partes:

-Ave María.

Quien habla es el Uribe paisa, haciendo relaciones públicas en Medellín. Aunque no va disfrazado de arriero, habla para la feligresía católica de Antioquia, devota de la Virgen, y no, como en otras ocasiones, para protestantes que no creen en ella. Las relaciones públicas, para ser eficaces, exigen la identificación correcta del target.

-Lo que pasa -prosigue el Presidente- es que me tienen muy comprometido a no dar respuestas duras.

¿Quién lo tiene comprometido? ¿La señora Lina? ¿Noguera el del DAS? Sin aclararlo ("me tienen"; un nebuloso "ellos"). Uribe pasa a su habitual ataque ad hominem, esta vez contra el presidente de la Fifa:

-Él lo que tenía que hacer es retirar las mafias que han infectado el fútbol.

"Retirar las mafias": con ese verbo "retirar" insinúa que el presidente de la Fifa podría hacerlo si quisiera, como si fuera el capo de tutti capi, y si no lo hace es porque no quiere. Uribe siempre sabe cosas que los demás ni siquiera sospechábamos: que Carlos Gaviria es un solapado, que Gustavo Pero es un terrorista vestido de civil, que Rafael Pardo es un aliado de las Farc. En cambio no se entera de las que saltan a la vista de todos los demás: sin ir más lejos, de que el fútbol colombiano es uno de los más infectados por las mafias en el mundo. Uribe sufre de presbicia: ve de lejos, pero no distingue lo que está delante de sus narices.

Y concluye Uribe, haciendo no ya relaciones públicas sino demagogia pura, a gritos, como suele:

-¡Que respete a Colombia!

No quisiera yo ser impertinente, viéndolo tan susceptible. Pero ¿se ha sabido algo de lo de la sede del concurso de Miss Universo?