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Baloncesto al desnudo

En el coliseo La Estancia de Popayán, Valle se coronó campeón del Campeonato Nacional Sub 15 de Baloncesto, tras vencer a Santander. Este tipo de certámenes muestran, a ‘calzón quitao’, cuánto talento hay en Colombia.

Semana
19 de octubre de 2011

En el coliseo La Estancia de Popayán, Valle se coronó campeón del Campeonato Nacional Sub 15 de Baloncesto, tras vencer a Santander. Este tipo de certámenes muestran, a calzón quitao, cuánto talento hay en Colombia, cuántas ganas de sus participantes por competir y ganar, y con cuánta magia contribuye el mismo deporte, lleno de detalles, drama y estética. Además, dejan ver la importancia que se le adjudica al baloncesto en cada departamento a través de la implementación, el color de los uniformes, el número de pelotas con el que cuenta cada equipo para los trabajos precompetitivos -algunos gozaban de una sola pelota para calentar-. Detalles que, igual que cuando se juega, a la hora de hacer un balance final suman o restan.

En septiembre pasado sucedió algo que revela la realidad del baloncesto nacional. En pleno Torneo Preolímpico Femenino disputado en Neiva, donde la selección nacional, sin haber jugado un sólo partido de fogueo contra sus rivales previo a la competencia, ganó un solo partido, ante Chile, redondeando una actuación muy floja, se escuchó este reclamo: “Hay muchas de nosotras que ya tenemos los zapatos rotos, tuvimos que ir a la zapatería a mandarlos a arreglar porque no tenemos los fondos para comprarnos unos, así que ayúdenos por favor”. Eran palabras de Erika Valek, ala pívot de la Selección Colombiana de Baloncesto y oriunda de Santander, una de las jugadoras que integran la Selección Colombia que competirá en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. El deseo de las chicas era vestir todas con los mismos tenis, así como visten la misma camiseta y el mismo escudo. Necesitaban un buen samaritano, acaso una organización que los apoyara en ese pedido, para algunos a centímetros de la mendicidad. Después de que se difundiera el video, Nike, la marca de la pipa, donó los 13 pares de zapatillas, justo el número, y talle, que necesitaban las deportistas.

Si esta es la realidad de la “elite”, ¿qué le queda a las divisiones inferiores? Y escribo elite entre comillas porque el baloncesto femenino, como pasa con el fútbol o el vóley, no es profesional. No hay posibilidad, por mucho talento que se tenga, de vivir de eso en Colombia. Actualmente Erika Valek juega en Estados Unidos becada, el destino obligado de los potenciales deportistas que no consiguen apoyo y se van, con todas las garantías, a hacer sus primeros pinos a la categoría universitaria del país del Tío Sam. Además allá pueden desarrollar las dos actividades.

Masificar es formar

En los últimos años el baloncesto femenino colombiano, a nivel de selecciones, está mejor posicionado que el de los muchachos. Sin embargo, ambos, en 2011, obtuvieron dos grandes resultados: las mujeres salieron campeonas del suramericano sub 17 en Pasto, y los hombres, en esa misma categoría, quedaron de terceros en el suramericano en Cúcuta. Ambos obtuvieron los cupos para el premundial. Y en noviembre las chicas de la Selección sub 15 competirán en el Suramericano en Ecuador para luchar por un cupo al premundial. Sería una triple moñona, algo tremendamente meritorio, que bien lo refleja en visión micro la Selección Santander.

El equipo de Santander, que salió subcampeón en sub 15 en Popayán, cuenta con jugadoras formadas en la escuela Iván Olivares. Tania Acosta, Angie León, Esperanza Delgado, Daniela Bernal y Daniela Moreno, llevan un proceso de 4 años jugando juntas, valiosa ventaja. Hay que darle el crédito al profesor Carlos Parra, actual entrenador de Búkaros Fresca Leche, quien ha hecho un trabajo docente que todo quien pasó por su clase, rescata. Eso ha llevado a Santander a tener, en los últimos años, un gran desarrollo de su baloncesto a nivel femenino. “Ese es un ejemplo. Hay que trabajar en la formación y en la masificación deL baloncesto. Hay que masificar para que los niños se interesen, para que quienes juegan lo hagan cada vez mejor, para que haya un profesionalismo serio, para que se puedan formar jugadores, para darle salida al talento”, dice Karol Rumie, periodista especializado.

Otra forma de masificar es difundir. En el país la televisión pública, con los canales regionales, le viene apostado desde 2006 a exponer, a través de transmisiones de gran nivel apoyadas con los mejores periodistas, las bondades de este deporte y de los participantes. En promedio, las copas televisadas de 2008, 2009 y 2010 registraron un millón de espectadores.

Antes de 2010, el baloncesto santandereano no participó en ningún torneo nacional por la falta de recursos económicos, cuestión que se replica en otras regiones. La labor de promoción del baloncesto a nivel local era nula. Pero las cosas cambiaron, amén del trabajo entre Indersantander, el profesor Carlos Parra y Diego Mendoza.

Angie León, la armadora de Santander, lleva el baloncesto en los genes. Ella, a pesar de sus 15 años, ya tiene un recorrido interesante dentro de este deporte. “Jugué en las selecciones Meta y Santander, y puedo decir que a veces falta apoyo. Sé que hay equipos muy buenos que no pueden actuar porque no tienen plata para transportarse. Hoy en Santander ya no viajamos en bus 20 horas, los uniformes ya no son de tres años atrás”, dice Angie, nacida en Villavicencio, y jugadora de la Selección Colombia, hija de Oscar león, ex selección nacional.

“Quisiera ser jugadora profesional. Aunque creo que la forma es saliendo de Colombia”, confiesa Angie. Por ser buena recibe un par de zapatillas cuando lo necesita, y a veces algunos viáticos. Pero, ¿qué pasa con las otras peladas que no son tan buenas? ¿Hay una política que apunte no sólo a perfeccionar el talento sino a desarrollarlo?
Sin embargo, “a pesar de que hay muchísimo talento, aquí no hay futuro para las mujeres. Aquí se debe tomar el baloncesto como un pasatiempo”, dice Jordan Jesús Barrios, ex jugador, actual entrenador de Santander sub 15 y de la Selección Colombia femenina de la misma categoría. “Además de conseguir entrenadores capacitados, que los jugadores de todas las categorías no solo juegan una vez al año sino que jueguen más, hay que fortalecer los clubes para que sean la semilla de los equipos de baloncesto, y por ende, el crecimiento del baloncesto en Colombia.”, dice Rumie. En manos de las ligas departamentales está el presente, y por ahora, el futuro de este deporte
La cesta de la vida

El baloncesto masculino en el país sí es profesional, desde 1998. Actualmente la Copa Invitacional de Baloncesto se juega durante tres meses al año. Para muchos no da para más. A algunos jugadores les alcanza para vivir lo nueve meses restantes, a otros les toca trabajar, otros eligen estudiar. En Bucaramanga, por ejemplo, acontece una paradoja interesante: su equipo elite se llama Búkaros Fresca Leche, uno de los equipos más importantes, ostenta tres títulos, uno menos que Arrieros de Antioquia, el más laureado.
Además de que los recursos son escasos, lo que condiciona la disponibilidad en entrenamientos y viajes, el trabajo en la formación es restringido. En Bucaramanga hay dos escuelas para aprender y perfeccionar la técnica de esta disciplina: Panteras e Iván Olivares. Son escuelas privadas, pagadas por los padres, como la gran mayoría de escuelas en Colombia sea de la disciplina que sean. En Bucaramanga, las Unidades Tecnológicas de Santander, un claustro de educación superior pública, poseía sus propias escuelas subsidiadas, pero que tuvieron que ser cerradas. La idea es que, próximamente, puedan volver a abrirse.

Y entonces, ¿qué hacer para intentar que esas camadas perduren en el tiempo?
Actualmente la Copa Invitacional no tiene patrocinador. El año pasado hubo la idea, en un contrato de 1.200 millones de pesos por dos años, de entablar una alianza entre el fútbol, el baloncesto y Postobón. Pero no llegó a feliz término. La idea era promover, darle fuerza a esa disciplina. Fue un fracaso. “Esos recursos eran una gran oportunidad para foguear al equipo femenino de Neiva, por ejemplo”, considera Rumie. Patrocinios ha habido Sprite, el Grupo Empresarial Bavaria, a través de sus cervezas, Saludcoop EPS. Actualmente la dificultad pasa por acercarlos a un deporte que poco vende.

Es interesante ver y analizar el fenómeno que sucede en Venezuela, que no es país con tradición futbolera- más allá de que ha crecido en ese deporte- y conforman equipos de una categoría notable en disciplinas como baloncesto y voleibol.

Lamentablemente en Colombia mucho del talento se queda en el camino después de haber recorrido, a puro sacrificio, las aguas mansas del amateurismo. Por falta de recursos y patrocinios -léase atención de las marcas más allá del imán del fútbol- el baloncesto nacional lleva años tratando de salir de la sombra del fútbol, que cobija a casi todos las disciplinas.

**Medalla al mérito para Mauricio Soler, quien se recupera en su casa con el calor de los suyos, después de pegarse el palo más duro de su vida, un accidente en la Vuelta a Suiza en junio pasado. Lo dieron de alta de la clínica en la cual se encontraba internado en España. Vamos campeón, que las agallas suyas son más que las de un ciclista, son las de un hombre que tiene un corazón gigante. Que su recuperación sea la mejor. Y otras medallas al mérito para todos los deportistas que han competido, con o sin éxito en los juegos panamericanos de Guadalajara. Y claro, aplausos para aquellos que lograron una presea. Ciclismo, taekwondo, squash, ecuestre, los deportes que han entrado en la gloria metalizada. ¡Salud!

*Sígame en twitter: pablodenarvaez7

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