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Breve curso de cartagenismo

La alcaldesa Mariamulata me tomó de soda. ¿O será que me cayeron encima Manaure y Galerazamba?

Semana
20 de marzo de 2008

Resolví nacionalizarme cartagenera. Es la ciudad donde pienso invertir mi jubilación, si es que para entonces el Seguro Social todavía respira. Y yo también. Por lo tanto, aproveché la Semana Santa para hacer un curso rápido de lenguaje local, a ver si con los taxistas logro esconder la cachaquería que siempre cuesta un par de "barras" más en una carrera entre el aeropuerto y la ciudad por falta de cancha. "Hombe, que vá", respondo ahora, cuando se les va la mano en la tarifa. Y me respetan como a una lugareña.

Hasta logré que dejara de acosarme Santander, el vendedor a domicilio de pescado fresco cuando le dije: "Campeón, deja de montarme el taller". Entendió que debe venir cuando lo llame, en lugar de instalarse en la puerta con su mercancía. Hasta la tarifa de los langostinos me la ha rebajado, después de que le expliqué lo duro que me cuesta pagarle lo que cobra, sobre todo por las exquisitas muelitas. Aunque me reclamó por lo difícil que es levantar pesca fresca: "¿Es que tú crees que este oficio es bulla de cocos?"

Para la llegada de mi hijo pensé que era el momento de conseguirle una buena pintita cartagenera. Como son aquí de clasudos… El vendedor del almacén entendió muy bien el mensaje cuando le solicité "unas timbas, el leopanta y la casaca" para mi muchacho. Afortunadamente el almacén no era "un agáchate y cógelo" de los que está lleno Cartagena, ni un "tumba cuchara". "Añoñi", me respondió el vendedor, lo que me hizo comprender de inmediato que tenía todo el surtido. Hoy Pedro tiene zapatos, pantalón y camisa nuevos. Y está feliz porque ya le han dicho en la calle que anda con un "tronco de mecha".

A la salida del mercado coge uno a cualquier vendedor de aguacates y le pide el favor de que le cargue las bolsas en el taxi: "Ayúdame que te voy a ligar". Y le da uno su buena propina. Son todos unos "Blas el Teso". No importa cuánto mercado sea, siempre están dispuestos a ayudarle a una mujer desvalida, no sólo por la liga.

Y todo me imaginaba, menos que iba a "coger Universal". Ahí aparecí en el periódico local, retratada en las fotos sociales con mis nuevos amigos cartageneros, quienes de paso me preguntaron si había llegado a la ciudad "de rolling o de fly". Les explique que llegar por tierra es muy largo, aunque no se puede descartar del todo viajar en "pingacara", porque los buses son baratos y cómodos. Desde luego, siempre es mejor viajar por aire cuando se tienen millas de Avianca o puntos de Carulla.

"Ponte a moler vidrio con las nalgas", le dije el otro día a la ayudante doméstica. Estaba cruzada de brazos y nada que preparaba el arroz con coco para el almuerzo. Además me tocó advertirle que no se volviera "radio bemba", porque todo lo que sucede en mi casa lo repite de inmediato. Ella entendió el mensaje: "tú tranqui, que yo tarzán", me dijo. Pero para mí, que la chica esta "tiene cuatro caras, como el reloj público". "Dame un Núñez pa' comprar el coco", me dijo. Yo le di los 5.000. Pero después me pidió "una india", porque faltaba mantequilla. Yo le di los 10.000. Pero le rogué que no gastara más, porque me quedé sin "una barra". En la revista SEMANA no me han dado el "tevillegar" del mes de marzo. Con todo y eso me pidió aumento de sueldo. "Eso se podía cuando Coveñas era Coveñas", le dije. Ella como que se me "empingó" un poco. Pero logré que me "quitara el casete".

Por fin entendí que "estar más feliz que cachaco en playa" es un comentario nada despectivo para decirle a alguien que está feliz. Eso me comentó un amigo que llegó de visita y me pidió que le regalara "una voladora". De inmediato le saqué una Águila de la nevera. Pero eso sí, le advertí: "Agárrate muela picá, que lo que viene es panela". Quería explicarle que era la última cerveza que me quedaba. Pero este amigo debe ser buen consumidor de pola. "Eche, le dije. Cuadro, tienes una barriga ecológica que le da sombra al palo". El hombre quedó "embolsa'o" con el comentario. "¿Tú crees que eso de adelgazarme es asunto de lararín lararán?" Protestó. En silencio seguí pensando que mi amigo "tiene el cuerpo embolatado". "Seguro que te vas a poner a dieta cuando llueva pa'rriba", le comenté. "Está bien, Melchor", me respondió.

Otro día en la calle me encontré con una amiga. "Me tienes abierta como paraguas", me dijo. "¿Fue que me zafaste?". Es cierto que hace rato no la llamo, y ella va soltando las cosas como las piensa. "Es del uno al nueve", muy sincera. Prefiero eso a las personas que son "bracita de candela" y no dicen las cosas de frente. Nos fuimos a almorzar para que yo "le tirara la última" en materia de chismes de Bogotá. Pero el restaurante salió "de precio caribe". A ambas nos dio "un yeyo". Ya de esa cuenta "no nos salvaba ni el papa chino". Mi amiga, que es una "totumita cantua", protestó por los precios del lugar. Pero el dueño "se cree la última coca cola del desierto" y le dio "chelou" a mi amiga. Y a lo lejos lo oímos murmurar: "este par de señoras son un balín, pero balín de catapila". Eso sí que no: "Yolanda, (o sea yo), es todo, menos tacaña". Por eso nos fuimos haciendo un "trinquete de cara".

Luego las dos quedamos en el "tiribí tarabá": "¿Vamos a conocer el nuevo Carrefour o vamos a caminar por la ciudad?", me propuso mi amiga. Yo preferí recurrir al viejo dicho cartagenero. "Calabaza, calabaza, todo el mundo para su casa".

De nuevo en un taxi -cuando no cobran en exceso, los taxistas cartageneros son una soda- ,el hombre me informó que desde hace rato el nuevo patrono de Cartagena no es San Martín de Porres sino San Clinton. Afortunadamente me acordé a tiempo de que esa noche estaba invitada a "una fiesta de caché", a la que tenía que ir: el matrimonio anfitrión es "full llave". Ojalá la reunión "no salga cochera", porque soy mala para salir de noche.

Regreso a mi casa, y "cógeme este trompo por la uña": la alcaldesa de Cartagena, la Mariamulata, "me cogió de soda". ¿O será que me cayeron encima "Manaure y Galerazamba?". Encontré que en mi casa "me dieron cortijo y su combo". Me cortaron la luz por falta de pago. ¡En Cartagena es carísima! Llame a la empresa y pedí que me dieran un plazo. "Pago cuando me den los Billos Caracas Boys", prometí. Como es de esperar, al otro lado de la línea me sacaron de taquito: "¿Comes jabón o trabajas en mogollón?". "Tumbones", pensé yo para mis adentros. Y colgué.

Mientras me conceden la ciudadanía cartagenera, "al late, venta". (Eso decía el Rayo Loco, un ex boxeador). Pero nunca explicó qué quería decir. ¿Y cómo lo iba a hacer, si era loco?

* Dichos tomados del libro Refranes y dichos caribeños, de Orlando Periñán Lombana

ENTRETANTO… Realmente Lucho Garzón se especializa en frases célebres. ¿Qué tal la última, de que él no es ni uribista ni antiuribista sino posuribista? ¿Será profeta?

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