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Otra bomba de tiempo en el proceso de paz

Sería irónico que una calumnia termine matando un proceso de paz que ha costado tanto.

Semana.Com
2 de marzo de 2016

Es evidente que el proceso de paz está andando por terreno minado, con muchas bombas de tiempo. Me voy a referir solo a una de ellas, que ha sido poco visibilizada, sin embargo, es una que tiene uno de los mayores potenciales destructivos, ya que su desactivación no depende ni del gobierno, ni de las Farc, ni de los gremios, ni de las instituciones armadas, ni de la comunidad internacional. Esta bomba  la constituyen dos componentes: el ELN como organización armada; y la conciencia social, popular, colectiva o como se quiera llamar a las creencias que se arraigan en el consciente y el inconsciente de una sociedad.

El hecho de que el ELN siga al margen del proceso de paz, genera el peor escenario para el posconflicto porque será el pivote que utilizarán los enemigos de la paz para minar la credibilidad del proceso y posiblemente conducirlo al desastre.

Ese escenario se empezará a configurar cuando las Farc,  ya convertidas en  movimiento político, sean acusadas por sus enemigos de practicar una nueva versión de la combinación de todas las formas de lucha.  Para lo cual, serán señaladas de haber destinado parte de su aparato militar, armamento y pertrechos  en el fortalecimiento del ELN, incluso trasladando a este algunas unidades guerrilleras.  Con ello se constituiría una retaguardia de las Farc, en caso de faltoneo del Estado, o que el país les niegue el oxigeno requerido para permanecer en la sociedad como fuerza de oposición política.

La prueba de tal acusación seria el crecimiento del ELN o la intensificación de su accionar militar. La realidad es que sin necesidad del apoyo de las Farc, el ELN tiene capacidad de crecer,  tanto en hombres como en armas, ya que por un lado, es inevitable que descontentos o descompuestos de las Farc no acepten las condiciones del posconflicto y fluyan, no solo hacia bandas de delincuencia común sino hacia el ELN. También es sabido que el ELN tiene importante militancia en reposo, dedicados a labores no armadas que pueden ser incorporados a la lucha armada cuando así lo consideren. Igualmente es esperable que sin las Farc, el ELN cooptará áreas de reclutamiento de estas.

Con la firma del acuerdo final con las Farc, el ELN se verá mas forzado a intensificar sus acciones armadas a fin de  mantener las esperanzas de una mesa de negociación con perspectiva de acuerdos aceptables. Desafortunadamente en la guerra, los logros en la mesa de negociación están es relación directa con la fortaleza militar de las partes, lo que obligará al ELN a redoblar su accionar. Ahora, cuando la economía flaquea, los ataques a la producción de hidrocarburos y a la infraestructura energética serán letales para el país y se reforzara la imagen de un ELN fortalecido.

A este panorama se le sumará la acusación de que la dejación de armas de las Farc fue tramposa, no solo por que hubieran escondido algunas, sino porque muchas de ellas les habrían sido entregadas al ELN.

Así las cosas, para estos acusadores, el ELN se transformará en organización de fachada, cuya función será la de mantener un espacio de guerra abierto que le garantizaría a las Farc un regreso a la guerra si así lo estimasen.

Aunque sobraría subrayarlo y sin pretender valorar nada, hay que decir que el proceso de paz se da en una sociedad que nunca ha sido educada para perdonar, aunque se declare católica hasta el tuétano, donde el odio político y el recurso a violencia mas despiadada ha sido su forma histórica de solucionar contradicciones. Una sociedad que, para el caso de las FARC ha sido educada por mas de 50 años para odiarlas, proceso al que las mismas Farc también han contribuido, como ocurrió hace poco en la Guajira. Hoy son escasos los colombianos que no dicen que en las Farc no se puede creer, que engañan, que no cumplen, que hacen trampa, que juran y después perjuran. Proceso este que, como en el tormento chino de la gota que termina horadando hasta el cerebro, ha generado una sociedad que, de manera inconsciente y mecánica, reacciona negativa y agresivamente contra estas.

Una vez planteada la calumnia, -en el supuesto que nadie este faltoneando a nadie-, ¿que podría hacer el ELN para probar que no es cierto lo dicho? ¿Máxime cuando seguramente habrá hechos facticos  que permitirían soportal tal hipótesis, como ya se planteo?. Así mismo, nada podrían hacer las Farc, pues nadie les creería. También es poco lo que podría hacer el gobierno, ya que le dirán que su testimonio no es confiable por tener directos y hasta personales intereses en que no fracase su esfuerzo de paz. Igualmente la comunidad internacional estaría maniatada, pues no tendría manera de probar lo contrario. Al momento no hay censo de militantes del ELN ni de las Farc, para probar trashumancia y mucho menos lo hay de armas y municiones.

A esta estrategia seguramente le apostaran los llamados enemigos de la paz, ya que por este camino fácil, pueden desatar no solo acciones violentas de exterminio sino llevar a que la sociedad le cierre a las Farc puertas económicas, sociales y políticas.

Sería irónico que una calumnia termine matando un proceso de paz que ha costado tanto.

Creo que la única forma de evitar que esta hipótesis de haga realidad, es que el ELN inicie oficialmente las negociaciones con el gobierno y se en campamente hasta que estas terminen.

*Ex concejero de paz

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