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Con más cuidado

Como bien dice un viejo refrán, “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Por tanto, aferrarse al cese bilateral en la primera sentada de este nuevo ciclo puede ser inconveniente: Pequeños pasos pueden ser útiles.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
22 de enero de 2018

Además de haber pelado sus dientes, las recientes acciones militares del ELN solo sirvieron para encabritar a la opinión y deshacer parte de la reducida confianza construida en el marco del proceso con esta organización. ¿Qué habrán ganado? ¿Cuál será su balance o reflexión?

Mis respetos por la persistencia del presidente Santos, quien, contra viento y marea está preservando la mesa y su apuesta central de Gobierno al enviar a su equipo de regreso a Quito.

El rol más relevante, a pesar de lo silencioso, lo ha jugado la comunidad internacional.

Han trabajado intensamente para recuperar un clima que permitiera sentarse de nuevo sin temor a sobresaltos.  

El país continuará en deuda siempre por su acción

Las pérdidas humanas, las vidas de colombianos de uno y otro lado que han muerto desde el 9 de enero en que finalizó el cese bilateral hasta hoy, deberían ser el aliciente para que guerrilleros y soldados no sean más las fichas de un ajedrez en esta violencia que debe finalizar.

Quienes hemos clamado por el retorno a la mesa somos conscientes de que el fin de las dificultades está lejos aún, pero también que es posible recuperar lo andado.

Tal vez, unos acuerdos humanitarios sean más fáciles de implementar que la inmediata definición de un cese nuevo con toda la reglamentación que se reclama.

El compromiso anunciado por la mesa de hacer un acuerdo especial sobre minas antipersonal está planteado y es posible de implementar con seguridad, con celeridad y significa un alivio para las comunidades de zonas afectadas en Nariño, Arauca, Chocó e incluso en la región del Catatumbo en Norte de Santander.

A pesar de que todos sabemos que es mejor la paz que la guerra, cultivar este esfuerzo es necesario pues ya vimos que retornar a las voladuras del oleoducto, los secuestros, los asesinatos y todo lo que conlleva el clima de violencia puede ocurrir, lastimosamente.

La responsabilidad de ambos equipos: el del Gobierno y el del ELN es inmensa. El contexto en que están desarrollando su tarea es más riesgoso que el del año anterior pues el clima electoral impactará la mesa y a su vez la mesa impactará el desarrollo del debate político.

Como dice un viejo refrán, “lo mejor es enemigo de lo bueno” por tanto, aferrarse al cese bilateral en la primera sentada de este nuevo ciclo puede ser inconveniente. Pequeños pasos pueden ser útiles.

Los firmantes de las cartas que convocaban a las partes a que se retomaran las conversaciones, los amigos de la salida negociada al conflicto armado con el ELN hoy, y antes con las Farc, debemos ser fuertes impulsores y acompañantes del proceso buscando que las dificultades se superen y que aún en medio de dificultades, la sociedad civil sea un aportante activo de la mesa.

Nadie como la ciudadanía informada de lo que ocurre en las regiones para promover alivios humanitarios en medio de la guerra. Nadie como los sectores organizados de la sociedad civil para enfrentar el riesgo de que Colombia vuelva al oscuro mundo y negocio de la violencia desmadrada.

Buen viento para la mesa de Quito, a seguir atentos su discurrir.

Adenda: La situación de Arauca se viene agravando de manera acelerada. Al tiempo que las autoridades civiles, policiales y militares deben actuar con mayor eficacia en la región, el tema debe abordarse desde una perspectiva humanitaria en la mesa de Quito.

@alvarojimenezmi

ajimillan@gmail.com

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