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Colombia entre el Titanic

¿Dónde está la grandeza, la madurez, la entereza para recuperar el país que nos están arrebatando los criminales de una u otra denominación?

Semana
12 de junio de 2005

Deplorable el espectáculo que está dando la clase dirigente -por lo menos la política- en estos difíciles días que vive Colombia.

Sin excepciones, sus miembros están protagonizando un espectáculo vergonzoso en la historia nacional.

Lo lógico sería que en vez de estar agarrados entre to-

dos, y todos contra el Presidente, y el Presidente contra todos, el establecimiento político estuviera unido ante un país que por sus problemas, es sui generis en el mapamundi.

No solo tenemos a una de las últimas guerrillas marxistas del mundo que quiere tumbar al gobierno, sino que estamos librando dos guerras conjuntas, bien sangrientas y desgastadoras de la legitimidad institucional, una contra los guerrilleros y otra contra los paramilitares.

Ante una situación como esa, lo lógico sería que la clase dirigente se uniera. Como hizo cuando el Frente Nacional, tan denigrado históricamente, para acabar con una guerra, muy sangrienta pero muchísimo menos grande y grave que esta, entre los partidos tradicionales.

Presidentes bravos que yo recuerde, los ha habido, mucho, y muchos. Por ejemplo, Guillermo León Valencia le rompió la cámara a un fotógrafo que intentaba espiarlo en su vida privada.

Pero eran otras épocas. Desde luego fue un acto imperdonable, pero el affaire del Presidente estaba lejos de acabar con la estabilidad del país.

Ahora siento que esta es una guerra que todos estamos librando sobre el Titanic.

Y mientras 'los buenos' nos estamos destrozando, 'los malos' están muertos de la risa.

¿Dónde está la grandeza, la madurez, la entereza para recuperar el país que nos están arrebatando los criminales, de una o de otra denominación? Una tercera parte del país la maneja la guerrilla, otra tercera parte el paramilitarismo. Y la tercera parte que queda es la que manejamos nosotros, los caníbales.

Hace 10 años estábamos menos mal. Porque aunque la guerrilla prácticamente sigue igual (de pronto menos bien internacionalmente) con el agravante de tener secuestrado a un montón de colombianos que no vemos la hora de recuperar, el fenómeno del paramilitarismo ha crecido de manera geométrica, hasta el punto de que no sabemos cuál cooptó a cuál: ¿el narcotráfico a los paramilitares, o los paramilitares al narcotráfico?

En este momento en el establecimiento político no salen bien librados ni los de 90 ni los de 30. Ni la izquierda ni la derecha. Ni los liberales ni los conservadores. ¿Quieren una prueba?

El manual de división del establecimiento político no tiene límites. Serpa contra Gaviria. Gaviria contra Uribe. Uribe contra Gaviria, López y Pastrana. Todos los anteriores contra Uribe. Turbay contra todos los anteriores. Carlos Holguín contra Andrés Pastrana, y Pastrana contra el Presidente y Holguín. Samper contra Serpa y viceversa. Navarro contra Samuel Moreno, y Samuel contra Navarro. Petro contra Lucho Garzón. Carlos Gaviria contra todos los anteriores.

En medio de este espectáculo, ¿no produce fuertes dudas la gobernabilidad del presidente Uribe ante la eventualidad de su reelección?

No sé si estamos en la versión dos de la Patria Boba. Pero todo este espectáculo me hace acordar de Winston Churchill -dirigente en épocas en las que el establecimiento político y económico se unió ante el peligro de una guerra mundial que amenazaba con liquidar ese país-. El primer ministro inglés dijo en una intervención, un mes antes de que estallara el conflicto, que los historiadores recordarían esa etapa de la historia de la Gran Bretaña como "the finest hour" (la mejor hora). Era el reto de un país unido ante un enemigo mayor que las diferencias entre el establecimiento.

Yo les pregunto:¿No estamos viviendo uno de los momentos más difíciles del país? ¿En qué lugar del mundo dos ejércitos enfrentados contra el Estado son sufragados por el narcotráfico? Lo único que creo es que los problemas que vive Colombia no merecen que el Presidente, los ex presidentes, los candidatos presidenciales y líderes políticos abandonen el timón mientras resuelven sus problemas de celos. Sus minucias políticas.

Sus envidias. Sus intereses personales mezquinos.

No lo merecemos.