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COLOMBIA VIA GABO

Semana
28 de julio de 1997

Los editores norteamericanos de Gabriel García Márquez tenían dudas sobre el éxito en ventas que pudiera tener la traducción al inglés de Noticia de un secuestro. Su conocimiento del mercado de los libros en Estados Unidos les indicaba que las probabilidades de que un novelista reconocido fuera aceptado en forma masiva en una incursión en el género de la no ficción eran escasas.En pocos días se dieron cuenta de que sus temores eran infundados. El libro de García Márquez está trepando palo arriba en las listas de los más vendidos en el arisco mercado gringo, y el algunos estados, como California, ya figura entre los primeros 10, con tendencia al alza. La semana pasada, ocho días después de que se anunciara al público que Noticia de un secuestro estaba en las librerías, ya encabezaba las recomendaciones del Club del Libro del Mes, una organización muy importante que participa en la venta de lo que llaman los libros más deseados del día.Pero estos datos, en el fondo, tomados por sí solos, lo único que demostrarían es que García Márquez vuelve a convertirse en un éxito de ventas. Esa ratificación engrandece, si cabe, la talla de nuestro premio Nobel, pero no sorprende al malacostumbrado pueblo colombiano que asume los triunfos del escritor como una ley más de la naturaleza.Lo interesante del caso es que la crítica literaria ha abordado con una seriedad notable el análisis del libro. Y siendo, como es, un documento periodístico sobre el más caliente y complejo de los temas de la realidad colombiana (el narcotráfico y su cultura vistos a través de un caso de secuestro), el resultado ha sido que la prensa de Estados Unidos ha destinado varias de sus mejores plumas a analizar la realidad colombiana en los medios más importantes de ese país. Eso no había ocurrido antes,Periódicos de la talla del New York Times y el Wall Street Journal, y revistas como Time, Newsweek y New Yorker han dedicado espacios generosos para estudiar por primera vez el fenómeno del narcotráfico por fuera del maniqueísmo simplista de que Colombia es un país de hampones que pervierte a la juventud de Estados Unidos, mediante la exportación de cocaína.En la sección de libros de la edición dominical del New York Times, que es una de las publicaciones más influyentes en el mundo (si no la más influente de todas), le dedican dos páginas completas al libro de García Márquez, y a través de ese análisis se meten en lo que puede ser la más profunda y justa de las visiones que sobre Colombia haya hecho la prensa gringa y sobre el drama de nuestro país con sus narcos.
El otoño del patriarca de la droga (The Autumn of the Drug Lord), el artículo del escritor Robert Stone en el New York Times, arranca la explicación del libro con un recuento del problema del narcotráfico desde que Carlos Lehder estuvo preso en una correccional federal en Connecticut, hace casi 30 años.A partir de ahí, Stone pasea a sus lectores por el itinerario de las mafias, de la violencia y de las encrucijadas de los gobiernos sucesivos para contener el poder de sus fortunas y para manejar los mecanismos represivos, entre ellos, por supuesto, el de la extradición.Ese largo y juicioso recuento histórico es lo que el autor considera como el marco de información y de análisis indispensable para que sus lectores entiendan en su dimensión real el episodio del secuestro múltiple que organizó Pablo Escobar y que retrata García Márquez en su libro. A Stone le pasa lo mismo que a los colombianos: en un par de párrafos se despacha en elogios a la calidad de Noticia de un secuestro y a la categoría periodística de García Márquez, pero lo hace con la naturalidad que da la certeza de estar diciendo algo que no tiene novedad alguna.
Esta es apenas una muestra de lo que está pasando con la imagen de Colombia en Estados Unidos por cuenta de Gabriel García Márquez. La mayoría de reseñas del libro acabaron convirtiéndose en la ventana por la que queríamos ver asomados a los gringos, con la novedad de que han resultado mucho más agudos los críticos literarios que sus colegas los analistas políticos en la apreciación de los matices de este país difícil de entender.
Garcia Marquez produjo el milagro de que por primera vez los medios de comunicacion gringos nos empiecen a ver como en realidad somos.

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