OPINIÓN
Novena para el nacimiento del divino Ordóñez
Del doliente auxilio / Del parlamentario / Con que te eligieron / Tantos dinosaurios.
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Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres –en un sentido estrictamente metafórico, se entiende: no contra natura, que es pecado–; que les disteis en Alejandro Ordóñez la prenda de vuestro amor, para que, hecho un macho en las entrañas del Estado, tumbase al alcalde Petro para nuestra salud y remedio: yo, en nombre de todos los mortales, os doy gracias por tan soberano beneficio, y os ofrezco la pobreza y humildad del alcalde depuesto, y las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, porque en eso convirtió la Plaza de Bolívar: en un pesebre. Concédele al procurador la Presidencia para que more eternamente. Amén.
Oración a la Madre
Soberana Entidad, que por vuestra burocracia gigantesca y vuestras facultades ilimitadas, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre, os suplico que sostengáis, en segunda instancia, el fallo contra Petro: ¡oh dulcísima madre!, haced que los del Polo que eligieron a Ordóñez sean dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.
Oración al Padre
¡Oh santísimo Uribe, esposo de Pachito y padre putativo de Alejandro! Infinitas gracias doy a vos, parcero, porque escogistes a Alejandro para tu soberano beneficio; abrazalo, papá, en fervoroso deseo, y recibilo sacramentalmente, así sea contra natura, y solo por una vez. Y muy discretamente. Amén.
Oración al Divino Ordóñez.
Acordaos, ¡oh dulcísimo Ordóñez!, que dijisteis en la venerable Margarita (del Ocho), estas palabras tan consoladoras para nuestra Constitución agobiada y doliente: “Todo al que quiera destituir, lo destituiré por los méritos de la Iglesia y nada me será negado”. Llenos de confianza en vos, venimos a exponeros la miseria que dejó Petro seguros de que despacharéis sin vaselina a otros reinsertados. Amén.
Día primero.
La virgen María (del Pilar) estaba engolfada en la oración cuando, ¡oh misterio sublime!, Uribe Padre deslizose como una sombra sobre ella y la tomó como morada, pese a que era blanca. Pero hete aquí que, antes de presentarse, envió al arcángel Valencia Cossio, para pedirle su consentimiento.
– Hacedlo sin que me consienta porque qué asco– respondiole.
La virgen ha dado su consentimiento. Valencia Cossio se ha esfumado, pero nos dejó a su hijo, que ahora aspira al Congreso. Esto pinta bueno.
Día noveno.
Van la virgen María del Pilar y Uribe y no encuentran posada diferente a Augusto, a Augusto Posada, pobres. Se dirigen entonces a Usaquén donde hallan una humilde pesebrera que acaba de limpiar el general Plazas Vega. Allí se posa la virgen y acude toda la Santa Derecha para el alumbramiento.
¡Ha nacido el Todopoderoso! Se acomoda el divino Ordóñez en la paja, anticipándose a su gloriosa adolescencia, y no tarda Pablo Victoria en llamarle el más hermoso de los hijos de los hombres. Lávale el senador Gerlein la colita al redentor. Brilla en el cielo la misteriosa estrella esvástica y ya se pone en marcha la caravana de reyes magos, de los cuales Gómez Méndez es la cuota afro, que depositarán ante sus pies incienso, mirra y oro, y uno que otro fajo con dinero para que lleve a la fiesta de matrimonio de su hija, que será de sobres.
¡Oh, adorable niño, que solo eres un conservador chapado a la antigua, que reza en latín y quema herejes! ¡Adoremos la barriga rolliza; las mejillas rozagantes, los colmillos afilados; el pañal divino y las tirantas que lo sostienen! ¡Admiremos su milagro de convertir a un mal alcalde en un prócer nacional!
Gozos para todos los días.
(Coro: Ven, ven, ven/ A la Presidencia, Ordóñez/ Ven, ven, ven/ A la Presidencia/ No tardes tanto, no tardes tanto/ Ordóñez ven)
¡Oh, Alejandro Hermoso! / que ya nos salvaste / de Piedad y Petro/ y otros menos arios;/ cilicio del pobre;/ pastor del regaño/ Adonai potente/ de los cavernarios.
(Coro)
Del doliente auxilio/ del parlamentario/ con que te eligieron/ tantos dinosaurios/ arma francachela/ con dudosos varios/ y pasa prontico/ de árbitro a arbitrario.
(Coro)
Ayuda a Restrepo/ que está desterrado/ Cárgate a Cepeda/ tras Gerardo Hernández/ el proceso daña/ como a Belisario/ y hunde más a Santos/ que otro paro agrario.
(Coro)
Protégele a Uribe/ su divino hermano;/ enciende una hoguera,/ lánzate en dos años./ Niega el Holocausto,/ dame un relicario/ deglute a Fajardo/ Salva a Uribe, Mario.
(Coro)
Ven que ya Laureano/ desde el cenizario / vive ya en las uñas/ de tu negra mano/ Ven con tu cuartel/ que viene a enseñarnos/ la imprudencia que hacen/ verdaderos fachos.